M¨¢s cerca de nosotros
S¨®lo hay dos especies que, miles o millones de a?os despu¨¦s de extinguirse en la Tierra, siguen provocando aut¨¦nticas pasiones entre los humanos: los neandertales y los dinosaurios. Por qu¨¦ los terror¨ªficos monstruos de crestas punkeras, enormes corpachones y largas colas siguen fascinando parece claro. Eran unos bichos impresionantes y atractivos en su poder¨ªo, que dominaron la Tierra durante millones de a?os, y ?zas!, de repente desaparecieron. Pero ?por qu¨¦ nos siguen cautivando e intrigando los neandertales?, aquellos seres chaparros y fortachones, de enorme nariz, arcos supraorbitarios prominentes y ment¨®n huidizo que habitaron Europa hace entre 200.000 y alrededor de 27.000 a?os. ?Por qu¨¦ queremos averiguar a toda costa c¨®mo eran, si se cruzaron o no con el hombre moderno, y saber c¨®mo y por qu¨¦ se extinguieron?
Quiz¨¢ la fascinaci¨®n por aquellos robustos seres tan parecidos a nosotros, y a la vez tan distintos, no obedece a otra cosa, como dice Antonio Rosas, paleoantrop¨®logo del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC), que a querer saber m¨¢s de nosotros mismos. ?Porque son un enigma, son como nuestro espejo un poco deformado, nos reconocemos pero al mismo tiempo no somos. Y los miramos de continuo para ver si entendemos algo m¨¢s de nosotros mismos?. O puede que, como mantiene el premio Pr¨ªncipe de Asturias y codirector de Atapuerca, Juan Luis Arsuaga, s¨®lo sea "porque es una historia apasionante, una gran historia, y a los humanos nos gustan las historias". Para el autor del exitoso El collar del neandertal, que confiesa que nada le har¨ªa m¨¢s ilusi¨®n que tener una gota de sangre neandertal que le conectase con esos poderosos europeos, el cerebro humano, esencialmente, produce y consume historias. "Y la de los neandertales es una de las m¨¢s incre¨ªbles, pone a nuestra especie junto a otra misteriosa y desaparecida: los otros. Tiene un componente de intriga y misterio, es imposible que no nos atraiga".
Hasta hace muy poco, los neandertales eran considerados unos seres rotundamente arcaicos y brutales -durante muchos a?os se les tuvo como una subespecie de Homo sapiens-, poco avanzados en tecnolog¨ªa y con escasa capacidad para resistir la competencia del hombre moderno, m¨¢s inteligente y rico en recursos, con el que coexisti¨® en Europa unos 10.000 a?os antes de su extinci¨®n.
Pero el paradigma est¨¢ empezando a cambiar. Ni tan brutales de aspecto, ni tan atrasados tecnol¨®gicamente, ni tan diferentes en su inteligencia del Homo sapiens. ?Qu¨¦ est¨¢ pasando? Pues que los ¨²ltimos estudios gen¨¦ticos y hallazgos de f¨®siles neandertales, entre ellos, los del yacimiento asturiano de El Sidr¨®n, est¨¢n aportando datos que empiezan a replantear el modelo tradicional. ?Son cosas incre¨ªbles las que estamos conociendo, elementos de su aspecto f¨ªsico o cognitivo que nunca hubi¨¦ramos pensado saber?, dice el bi¨®logo del equipo de El Sidr¨®n, Carles Lalueza, que ha descubierto dos importantes genes neandertales. Uno est¨¢ relacionado con la pigmentaci¨®n y nos permite saber que eran rubianco-pelirrojos; el otro, con la capacidad para el habla, y nos deja deducir que pod¨ªan hablar como los croma?ones. ?El Sidr¨®n est¨¢ abriendo un universo muy llamativo. Es la mejor colecci¨®n de neandertales de la Pen¨ªnsula y ahora, sin duda, el yacimiento activo m¨¢s relevante del mundo. Podemos decirlo sin ning¨²n rubor?, asegura Rosas, responsable de la paleoantropolog¨ªa del yacimiento y profesor investigador del CSIC.
Tanto Arsuaga como Rosas, que durante 23 a?os form¨® parte del equipo de Atapuerca, se remontan al ancestro com¨²n de neandertales y el hombre moderno, el Homo ergaster africano, que sali¨® de ?frica hace unos dos millones de a?os, para explicar c¨®mo su diferente evoluci¨®n dio lugar en Europa al neandertal, la especie genuinamente europea, y en ?frica, al Homo sapiens, que llegar¨ªa a Europa, por Asia, hace unos 40.000 a?os. Dos especies diferentes con un antepasado hom¨ªnido compartido.
"?Cu¨¢ndo se data el origen de los neandertales?", se pregunta Arsuaga, actual director del Centro de Evoluci¨®n y Comportamiento Humanos (UCM-ISCIII). "No hay contestaci¨®n, porque fue una evoluci¨®n gradual. Podemos decir que los primeros neandertales ten¨ªan medio mill¨®n de a?os. La gente de la sima de los Huesos de Atapuerca es una poblaci¨®n europea de hace medio mill¨®n de a?os, contempor¨¢nea de una poblaci¨®n africana, y ambas proceden de la misma especie biol¨®gica, pero empiezan a diferenciarse localmente. En Europa hay un avance, un esbozo de algo que con el tiempo terminar¨ªan siendo los neandertales, pero que todav¨ªa son antepasados de neandertales, el Homo heildelbergensis. Pero si vamos m¨¢s hacia atr¨¢s, a los 800.000 a?os, o todav¨ªa m¨¢s atr¨¢s, con el reciente hallazgo de la nueva mand¨ªbula de 1,3 millones de antig¨¹edad, nos encontramos con el Homo antecessor de Atapuerca, que no tiene rasgos neandertales. Tanto la paleontolog¨ªa como la gen¨¦tica indican que la separaci¨®n de las dos l¨ªneas se produjo en alg¨²n momento entre 500.000 y 1.000.000 de a?os".
?Qu¨¦ entendemos hoy por neandertales? Si hablamos de los que antes se llamaban neandertales cl¨¢sicos -conocidos toda la vida como neandertales-, su origen est¨¢ entre los 250.000-200.000 a?os atr¨¢s; ¨¦sa ser¨ªa una fecha frontera. "A partir de ese momento son neandertales en el sentido anat¨®mico, y los anteriores, los de Atapuerca, son sus antepasados directos", afirma Rosas, quien a?ade que los f¨®siles de El Sidr¨®n (nueve individuos de distintas edades identificados, un maxilar pr¨¢cticamente completo con todos sus dientes, adem¨¢s de otros miles de huesos, restos l¨ªticos transformados en ¨²tiles y herramientas) ponen en la palestra la guinda que faltaba: el final de los neandertales claramente constituidos. "Y no hay que olvidar que es la primera vez que se ha podido sacar un gen completo de un f¨®sil de neandertal".
Las aportaciones gen¨¦ticas de El Sidr¨®n, tanto del ADN mitocondrial (s¨®lo de herencia materna) como del nuclear (de ambos progenitores) de neandertales, que vivieron en la cornisa cant¨¢brica hace 43.000 a?os, est¨¢n siendo esenciales para hablar de un nuevo paradigma. No s¨®lo se han sumado al macroproyecto del Genoma Neandertal que lidera el experto mundial Svante P??bo, sino que son objeto de diferentes estudios gen¨¦ticos en colaboraci¨®n con el instituto alem¨¢n Max Planck. "Hasta ahora, para entendernos, la explicaci¨®n en la teor¨ªa de la evoluci¨®n era entre el chimpanc¨¦ y nosotros, ya que compartimos un antepasado y es la especie viva m¨¢s pr¨®xima. Era nuestro modelo de referencia. Pero la cantidad de informaci¨®n llamativa de los neandertales que estamos sacando nos permite empezar a sustituir el modelo chimpanc¨¦ por el modelo neandertal. Con una diferencia: que la distancia de separaci¨®n es mucho m¨¢s corta en el tiempo evolutivo", explica Rosas.
?Cu¨¢les son estas novedades neandertales que tanto entusiasman a los cient¨ªficos? Para empezar, los datos sobre su aspecto f¨ªsico, y, lo que parece intrigarnos m¨¢s, sobre si se cruzaron o no con el hombre moderno, siguiendo por derroteros como su ecosistema y forma de vida, tecnolog¨ªa, diferencias que pod¨ªa haber entre los del norte y del sur. Y, finalmente, una de las cuestiones esenciales: las causas de su extinci¨®n.
El pescador de genes Carles Lalueza puede decir mucho de los hallazgos gen¨¦ticos. Descubridor del gen FOXP2, relacionado con la posibilidad del habla, y del MCR1, de la pigmentaci¨®n, y a punto de publicar un nuevo descubrimiento del que todav¨ªa prefiere no hablar, aunque insin¨²a que cualquier otro gen "que est¨¦ relacionado con la inmunidad, la fisiolog¨ªa del metabolismo o los aspectos externos llamar¨¢ la atenci¨®n porque representa un cambio conceptual grande", asegura que, a la larga, "esta informaci¨®n no s¨®lo representar¨¢ un cambio de paradigma sobre ellos, sino sobre nuestra especie". Porque, una vez que tengamos el genoma completo del neandertal y veamos los genes que compartimos, podremos saber, aunque sea por eliminaci¨®n, cu¨¢les son los cambios exclusivos de nuestra especie. "Ahora estudiamos sus caracter¨ªsticas propias, pero, en el fondo, estamos estudiando las nuestras", asegura este investigador de la Universidad de Barcelona.
As¨ª que, gracias a la gen¨¦tica y al ADN de los f¨®siles de El Sidr¨®n, podemos saber, entre otras cosas, que el f¨ªsico de los neandertales era mucho m¨¢s parecido al del hombre moderno de lo que hemos pintado e ilustrado durante m¨¢s de un siglo. "A m¨ª no me importar¨ªa que se hubieran cruzado con nosotros. Soy un defensor de los neandertales y estoy en contra del paradigma, que ha cuajado incluso a nivel popular, de que era una subespecie brutal y atrasada?", dice Lalueza, que a?ade que con el hallazgo del gen de la pigmentaci¨®n asistimos a una paradoja divertida: en el fondo, ellos, que pod¨ªan ser rubios o pelirrojos y de piel clara, se parec¨ªan m¨¢s f¨ªsicamente al hombre actual que nuestros antepasados los croma?ones. "?stos, hac¨ªa poco que hab¨ªan salido de ?frica y ten¨ªan una pigmentaci¨®n m¨¢s oscura".
Con el f¨ªsico hemos topado. Y si no eran tan primitivos, ?c¨®mo eran realmente? ?Podr¨ªan, vestidos en vaqueros, pasar hoy desapercibidos en el metro de Nueva York, como mantiene el famoso y ya cl¨¢sico modelo? Porque las ¨²ltimas recreaciones que han incorporado algunos grandes museos del mundo, como las realizadas por el taller Dayn¨¦s, de la artista francesa Elisabeth Dayn¨¦s -que ilustran este reportaje-, suponen una aut¨¦ntica revoluci¨®n en la imagen neandertal tradicional. Y no son fantas¨ªas, ya que est¨¢n hechas sobre moldes de f¨®siles neandertales y con el asesoramiento cient¨ªfico de conocidos expertos. "Son parecidos a nosotros y diferentes en todo el esqueleto. La pelvis es totalmente distinta, las mand¨ªbulas, el cr¨¢neo, los dientes, los huesos largos... Morfol¨®gicamente son distintos; no son simios, pero tampoco son sapiens: son diferentes", dice Arsuaga.
Lalueza tiene claro que hoy un rostro neandertal nos sorprender¨ªa mucho. "No creo que haya un equivalente en el hombre actual. Su frente estaba inclinada hacia atr¨¢s, los arcos supraorbitarios sit¨²an una mirada muy profunda, ten¨ªan la cara proyectada hacia delante y la nariz era enorme, tan grande como la de un europeo que la tuviera muy grande, pero ancha como la de un africano. Realmente creo que llamar¨ªa la atenci¨®n en el metro de Nueva York...". Pero Antonio Rosas, que con su equipo del Museo Nacional de Ciencias Naturales reconstruye, con el maxilar encontrado en El Sidr¨®n, una cara de neandertal utilizando avanzadas t¨¦cnicas de computaci¨®n, mantiene que, en esencia, lo que est¨¢ cambiando es que se empiezan a apreciar diferencias entre grupos neandertales del norte y del sur. "Una peculiaridad de los de El Sidr¨®n es que eran muy robustos; dentro de su arquitectura ancha, eran m¨¢s anchos todav¨ªa. Los individuos masculinos pod¨ªan, en caso extremo, superar 1,70 metros de altura, y las mujeres bordeaban el 1,60. No eran pigmeos. Y murieron j¨®venes. Sabemos que su longevidad m¨¢xima estaba entre los 40 y 50 a?os, pero ¨¦stos no llegaron...".
Otro de los mitos que ha ca¨ªdo con la gen¨¦tica es el de que los neandertales no pod¨ªan hablar como nosotros y se entend¨ªan con gru?idos o gestos. Pod¨ªan. Y as¨ª lo ha demostrado el gen encontrado por Lalueza, que implica que neandertales y croma?ones ten¨ªan la misma estructura implicada en el gen que posibilita un lenguaje articulado. "Su lenguaje debi¨® de ser m¨¢s limitado que el nuestro, pero no porque pudieran emitir menos fonemas. La raz¨®n principal la tenemos en que nuestro lenguaje requiere, de manera constante, una memoria operativa de gran capacidad", mantiene el psicobi¨®logo Manuel Mart¨ªn-Loeches, autor de La mente del Homo sapiens, que ha estudiado tambi¨¦n la del neandertal y su capacidad para la memoria o el habla. Director de la secci¨®n de Neurociencia Cognitiva del Centro de Evoluci¨®n y Comportamiento Humanos, Mart¨ªn-Loeches dice que la memoria operativa de los neandertales, mucho m¨¢s limitada que la del sapiens, fue tambi¨¦n la causa de su escasa capacidad creativa y, curiosamente, de su valent¨ªa, ya que su menor facultad para anticipar acontecimientos futuros les hac¨ªa m¨¢s osados.
Arsuaga opina que el lenguaje neandertal sonar¨ªa como el nuestro si lo oy¨¦ramos a trav¨¦s de una puerta. "En el antiguo paradigma siempre se dec¨ªa que los neandertales no pod¨ªan producir los sonidos del lenguaje del Homo sapiens, pero ellos ten¨ªan el hueso hioides -situado encima de la laringe- como el nuestro y el del chimpanc¨¦ es muy diferente. Si oy¨¦ramos hablar a los neandertales, sonar¨ªan igual que un hombre moderno y no como un chimpanc¨¦. Y si oy¨¦ramos hablar a un austrolopiteco, seguramente dir¨ªamos que es un chimpanc¨¦...".
En lo que est¨¢n de acuerdo los investigadores es en que, fundamentalmente, lo que ha cambiado es nuestra percepci¨®n de los neandertales, quiz¨¢ porque ya no tenemos tanta necesidad de considerarlos tan inferiores para vernos superiores. "Hemos dejado de creernos el epicentro de la evoluci¨®n humana. Dicho de otra forma, ya no se perciben como una especie inferior, sino como una igual. Distinta pero igual", opina Rosas. Y Arsuaga menciona otra novedad. "De entrada, son los europeos de verdad, ellos s¨ª que son aut¨¦nticos europeos... Y eso es un cambio de paradigma. Ha pasado un poco como con los abor¨ªgenes de Australia o Nueva Zelanda, que ahora todo el mundo presume de tener un antepasado maor¨ª...".
Pero hay m¨¢s cosas que empiezan a contemplarse en este nuevo modelo neandertal. Por ejemplo, algo que nunca se hab¨ªa cuestionado era su escasa capacidad tecnol¨®gica. Todas las herramientas y utensilios de aspecto moderno que ten¨ªan -en torno a los 40.000 a?os de antig¨¹edad- se hab¨ªan atribuido siempre a los croma?ones, pero hallazgos como los de la cueva del Conde (Asturias) o El Sidr¨®n permiten dudarlo. Arsuaga, que codirige los trabajos de la cueva del Conde, asegura que ¨¦ste y otros yacimientos de parecidas caracter¨ªsticas del Pa¨ªs Vasco o Cantabria plantean que es una tecnolog¨ªa neandertal: "Tenemos unas industrias de transici¨®n que hasta ahora atribu¨ªamos a los croma?ones, que se supon¨ªa eran los creativos. Y nos preguntamos: ?por qu¨¦ de los croma?ones? Todo apunta a que lo han hecho los neandertales". "En Barcelona hay un yacimiento maravilloso donde se ve que los neandertales ten¨ªan un dominio extraordinario del fuego, con talleres que utilizaban casi de forma industrial. Vamos conociendo y matizando", apunta Rosas.
La coexistencia de los ¨²ltimos neandertales y croma?ones en Europa, durante unos 10.000 a?os, pone sobre el tapete otra de las cuestiones m¨¢s debatidas: ?se cruzaron ambas especies? Lalueza lo niega rotundamente y asegura que las especies divergieron hace unos 900.000 a?os. "Adem¨¢s del gen de la pigmentaci¨®n- una variante que no se encuentra en los humanos modernos-, en el gen FOXP2 encontramos variantes que ten¨ªan los neandertales que eran ancestrales a todos los humanos modernos y que no han llegado hasta nosotros. Coexistieron, pero no se mezclaron".
Pero Arsuaga tiene serias dudas y asegura que no le sorprender¨ªa que hubiera habido alg¨²n intercambio gen¨¦tico. Lo que para ¨¦l, en cualquier caso, carece de importancia. "Pudo haber alguna vez cruces entre neandertales y sapiens, pero es irrelevante, es intrascendente a efectos evolutivos, porque sucede que esos h¨ªbridos no encuentran pareja o son absorbidos, y los genes raros acaban perdi¨¦ndose. Los neandertales se extinguieron y no contribuyeron nada a las poblaciones modernas, pero no me parece realista decir que es imposible que se hubieran cruzado, porque en la naturaleza no hay l¨ªmites netos".
Y llegamos a otra de las grandes cuestiones del universo neandertal: ?por qu¨¦ se extinguieron? Pregunta que, como las cerezas de un cesto, se enreda con otras: ?fue el Homo sapiens el causante de su extinci¨®n?; ?acaso no pudieron competir con la mayor capacidad tecnol¨®gica de ¨¦ste?; o, como tambi¨¦n se plantea ahora, ?fue un cambio clim¨¢tico lo que les arrastr¨® a su final?
El paleobot¨¢nico Jos¨¦ Carri¨®n, de la Universidad de Murcia, especialista en palinolog¨ªa, ha estudiado los registros de cambios de paisaje asociados a ¨¢reas regionales neandertales, a trav¨¦s del polen f¨®sil de distintos yacimientos, entre ellos, los de los ¨²ltimos neandertales de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica (Gorahn, en Gibraltar, y Carihuela, en Granada). Carri¨®n, que ha reconstruido la vegetaci¨®n, paisaje y fauna de la ¨¦poca, aporta dos conclusiones. Una: la extinci¨®n no fue de golpe, sino un largo proceso. Dos: se debi¨® sobre todo a un proceso endog¨¢mico. Pero suma otros datos. Para empezar, los neandertales eran seres de bosque y un cambio clim¨¢tico vino a acelerar su extinci¨®n.
Al parecer, aquellos bosquimanos fueron reduciendo su ¨¢rea de distribuci¨®n en el continente europeo, por lo menos desde hace 35.000 a?os hasta unos 26.000 a?os antes del presente. "Los ¨²ltimos 10.000 a?os fueron de declive, con una poblaci¨®n fragmentada y cada vez menos numerosa. Cuando haces un mapa del Musteriense, las poblaciones est¨¢n cada d¨ªa m¨¢s distantes, con m¨¢s endogamia y menos intercambio g¨¦nico entre las poblaciones del norte y del sur. Eso, a largo plazo, es un problema en todas las especies de mam¨ªferos. Los genetistas lo llaman ?depresi¨®n por endogamia", explica Carri¨®n. "Los ¨²ltimos neandertales est¨¢n en el sur de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica y, cuando se extinguen, no hay evidencia alguna de que el hombre moderno estuviera all¨ª. No coexisten. As¨ª que la competencia de una especie con la otra no existe, no hay por qu¨¦ estudiarla".
Para este paleobot¨¢nico, hay otras causas que contribuyeron a la desaparici¨®n de la especie, como el cambio de paisaje. "El neandertal es un animal meridional, de bosque abierto o sabana (¨¢rboles grandes, arbolitos sueltos y hierba), no es un hombre de estepa. Siempre los han pintado en el norte de Europa, pero ellos se iban al norte cuando hac¨ªa calor; en los periodos glaciales estaban en el sur de Espa?a, el sur de Italia y la pen¨ªnsula grecobalc¨¢nica. Por su tecnolog¨ªa, posiblemente cazaban en grupos peque?os y al acecho, escondi¨¦ndose detr¨¢s de ¨¢rboles y arbustos. Y ocurre algo inesperado: el paisaje se hace entonces muy abierto, muy estepario, con pocos arbustos, y el tipo de animales cambia. Pasa de una gran diversidad de fauna a otra menor pero muy grande: mamuts, bisontes, renos... Animales que hay que cazar de otra manera, con proyectil o lanzando piedras a distancia. Y sus herramientas de caza son m¨¢s peque?as y lanzables, no pesan. La mejor tecnolog¨ªa para esa caza la tiene nuestra especie, los sapiens que vienen de la estepa asi¨¢tica perfectamente adaptados. Pero todav¨ªa sobrevivi¨® miles de a?os...".
As¨ª que los cambios clim¨¢ticos dieron al neandertal el golpe de gracia. Para Carri¨®n, la gran pregunta no es por qu¨¦ se extinguieron, sino por qu¨¦ sobrevivieron tanto. Y tiene una respuesta. "Durante 30.000 a?os, el sur de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica era un jard¨ªn bot¨¢nico, un aut¨¦ntico para¨ªso. Viv¨ªan cerca del mar, y pescaban y com¨ªan de todo, incluso pi?ones... Com¨ªan focas monje, cazaban delfines, ¨¢nades, patos, codornices, perdices, cabras montesas... Ten¨ªan una dieta muy variada, la misma del hombre de hoy". Rosas, por su parte, asegura que la extinci¨®n de los neandertales es tan natural como el origen y el nacimiento de cualquier especie. "Nos preguntamos por qu¨¦ se extinguieron y es un planteamiento falso. Es interesante saber por qu¨¦, pero est¨¢ envuelto en un halo de falso misterio. Cuando llevamos la misma cuesti¨®n a otras especies de mam¨ªferos, vemos que unos se extinguen y otros no. Y ellos tienen medio mill¨®n de a?os de historia de evoluci¨®n, que nosotros no tenemos...".
Pero el codirector de Atapuerca aporta su personal teor¨ªa para explicar la extinci¨®n: la gran capacidad simb¨®lica de los croma?ones les daba ventaja. "Los neandertales no ten¨ªan bandera, y cuando llega aqu¨ª el Homo sapiens tiene bandera... Porque la bandera es la capacidad de representar a una comunidad por medio de un objeto, de reagruparse en torno a s¨ªmbolos, lo que permite aumentar el tama?o del grupo sin basarse en el parentesco, un grupo que trasciende lo biol¨®gico. As¨ª, el n¨²mero de miembros de una tribu puede ser ilimitado; creo que ¨¦sa es la diferencia. Los croma?ones ten¨ªan un sistema de alianzas, de solidaridad, basado en creencias, historias o mitos que les daban una unidad que sobrepasaba lo puramente biol¨®gico. Somos la ¨²nica especie que forma comunidades no biol¨®gicas, unidas por lazos de tipo simb¨®lico, ling¨¹¨ªstico, religioso... Los neandertales se conocer¨ªan entre ellos, familias, grupos grandes, y, de pronto, eso se pone en competencia con una especie de comunidades que pueden ocupar toda la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, con una capacidad enorme de alianza".
Eso, dice divertido Arsuaga, significa que los neandertales eran mucho m¨¢s realistas que los croma?ones. "Qu¨¦ es m¨¢s inteligente, ?creer en lo inexistente o no creer" Yo no creo en los esp¨ªritus, no es nada realista ni inteligente; en eso estoy con los neandertales, que eran los realistas... Pero, a la larga, la gente que cree en mitos simb¨®licos tiene m¨¢s fuerza de comunidad y supervivencia".
Queda s¨®lo un ¨²ltimo misterio neandertal por aclarar: si fueron o no creadores, si hicieron arte. Hasta el momento, siempre se ha mantenido que no, y los vestigios encontrados de arte fronterizo (entre 32.000-35.000 a?os) se han atribuido a los croma?ones. "Si los croma?ones llegaron hace unos 40.000 a?os", dice Arsuaga, "algunos neandertales tuvieron tiempo de aprender de ellos, pero ahora parece que los objetos de adorno y colgantes que tenemos de esa fecha, lo m¨¢s antiguo, son de neandertales, as¨ª que nos vamos acercando a la frontera de lo simb¨®lico".
Los huesos encontrados en la cueva de El Sidr¨®n plantean una cuesti¨®n que enlaza con la hipot¨¦tica capacidad simb¨®lica de la especie extinguida: ?eran enterramientos? El catedr¨¢tico de prehistoria de la Universidad de Oviedo, Javier Fortea, director del yacimiento, no lo cree as¨ª. "En este dep¨®sito no se hab¨ªa producido ning¨²n acondicionamiento del espacio por parte del hombre. Parece que procede del exterior, que es una zona de dolina; posiblemente esa dolina se colaps¨® y por alguna chimenea cay¨® al interior. Lo que estamos encontrando abajo nos plantea c¨®mo llegaron aqu¨ª esos huesos, y si los neandertales enterraban o no a sus muertos hace 43.000 a?os. Algunos de los huesos tienen marcas de cortes descarnados, y eso indica una pr¨¢ctica de tipo alimentario antrop¨®faga, incluso can¨ªbal, aunque prefiero no utilizar palabras de ritual mientras no sepamos lo que ocurri¨®. Fuera hubo una acumulaci¨®n de individuos, y algunos de ellos, no todos, fueron desmembrados por sus cong¨¦neres de forma r¨¢pida, porque no muestran presencia de felinos carro?eros".
Son se?ales que pueden percibirse en los huesos, aunque no resulta f¨¢cil verlas, salvo cuando quien las muestra es el paleoantrop¨®logo Antonio Rosas, en el Museo Nacional de Ciencias Naturales. "Mire las rayas horizontales de esa mand¨ªbula, se aprecian las marcas del corte, de la descarnaci¨®n, el individuo fue cortado para descarnar el m¨²sculo. Ese otro hueso tiene un desconch¨®n de lasca, de cuando se hace un corte al hueso; eso significa que los huesos largos fueron machacados para extraer la m¨¦dula y comerla. Si es un canibalismo, alimenticio o ritual, contin¨²a en discusi¨®n, pero lo que s¨ª est¨¢ claro es que El Sidr¨®n aporta un magn¨ªfico ejemplo de canibalismo; tenemos se?ales de libro".
En los diferentes yacimientos neandertales, comenta Arsuaga, hay much¨ªsimos ni?os enterrados. "Se puede discutir si son rituales o no, pero son enterramientos. Y eso es muy humano, es un comportamiento simb¨®lico, porque un individuo no entierra; es un grupo el que entierra. Y a nivel sentimental nos los aproxima, no los vemos ya como monstruos, sino como gente que entierra a sus ni?os, que los quiere, y eso es muy tierno".
El yacimiento de El Sidr¨®n no s¨®lo aporta informaci¨®n novedosa, sino que, por primera vez en el mundo, est¨¢ aplicando un protocolo en la extracci¨®n de f¨®siles para evitar las contaminaciones gen¨¦ticas que, con frecuencia, se producen en las manipulaciones de los investigadores. As¨ª que no es raro ver dentro de la cueva a una especie de astronauta cogiendo huesos con mucho cuidado. "A todos los excavadores nos han hecho el perfil gen¨¦tico, estamos retratados... Pero cuando afloran huesos potentes, compactos y duros, no esponjosos, como un f¨¦mur o una tibia, y creemos que pueden reunir las condiciones adecuadas para extraer material gen¨¦tico, se interrumpe la excavaci¨®n, y todo el material que se est¨¢ utilizando se desinfecta. El excavador se pone un traje de astronauta, un mono con escafandra, zapatos y guantes est¨¦riles, levanta el hueso con su tierra y lo mete en una bolsa est¨¦ril. Luego se guarda en una nevera a dos grados de temperatura hasta llegar al congelador del campo base, que est¨¢ a 30 grados bajo cero", explica Fortea. M¨¢s tarde viajar¨¢n a Oviedo, Alemania y Madrid.
Primero fue Atapuerca y ahora los neandertales, hallazgos que, a decir de los expertos, est¨¢n convirtiendo a Espa?a en una potencia paleontol¨®gica mundial. "El Sidr¨®n significa a los neandertales lo que Atapuerca a la evoluci¨®n general", confiesa Rosas sin poder disimular su entusiasmo. Y se aproximan nuevos descubrimientos.
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