Guarder¨ªa clandestina en el 5? D
Centenares de pisos operan como centros irregulares para cuidar beb¨¦s - Los locales, fuera del control de la Administraci¨®n, no cumplen los requisitos m¨ªnimos
"Guarder¨ªa en la 1? planta. Llamar al timbre". El cartel luce sobre el quicio de un oscuro portal en una calle estrecha de Puente de Vallecas (Madrid). Una mujer latinoamericana de unos 50 a?os abre la puerta. Un ni?o la sigue todo el tiempo. No hay m¨¢s adultos en la casa.
"Ya que cuido de mi ni?o gano algo de dinero con otros", admite una mujer
Una ni?a de cuatro meses duerme sola en una habitaci¨®n cerrada
El piso, un primero sin ascensor de unos 40 metros cuadrados, se reparte en tres habitaciones y un peque?o habit¨¢culo con dos retretes para beb¨¦s y un lavabo de adultos. Una valla coloreada de un metro y varios juguetes distribuidos por el suelo demuestran que el recibidor hace a la vez de despacho y parque infantil. La sala intermedia es el aula principal. En la habitaci¨®n del fondo, que permanece cerrada, duerme un beb¨¦ de cuatro meses en un capazo. Est¨¢ en el suelo, junto a tres cunitas. El colch¨®n de una est¨¢ ra¨ªdo. Ante la cara de sorpresa, la due?a se justifica: "S¨®lo la usamos para que duerman los beb¨¦s, luego los juntamos a todos en la otra sala".
Todas las ventanas est¨¢n cerradas. En esta "guarder¨ªa" no hay patio ni cocina. La due?a explica que cuidan de 12 ni?os. Carece de lavabos infantiles, de despacho aislado o de los dos metros m¨ªnimos por menor que exige la normativa auton¨®mica de la Comunidad de Madrid. Este lugar, visitado por EL PA?S el pasado viernes, es s¨®lo un ejemplo de los centenares de guarder¨ªas ilegales abiertas por toda Espa?a. Locales que escapan del control de las administraciones en los que los menores pueden permanecer hasta 12 horas. Pisos-guarder¨ªa, ludotecas (locales de juego) o empresas en las que se cuida sin autorizaci¨®n a los hijos de los trabajadores.
La Administraci¨®n lo sabe. Un informe de la Universidad de Vic encargado por el Ministerio de Asuntos Sociales a petici¨®n de la Comisi¨®n Europea, revela que 10 autonom¨ªas -Andaluc¨ªa, Arag¨®n, Asturias, Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla y Le¨®n, Madrid y el Pa¨ªs Vasco- conocen la existencia de estas guarder¨ªas irregulares. Adem¨¢s, al menos cinco comunidades y Ceuta reconocen que tienen cerca de 400 centros privados que no han sido autorizados por la Administraci¨®n porque incumplen los requisitos m¨ªnimos. Un submundo al que se ven obligados a recurrir muchas familias ante la carencia de plazas para una escuela infantil p¨²blica -faltan unas 350.000- y los precios desorbitados de muchas guarder¨ªas privadas. La media en una ciudad como Madrid est¨¢ en 400 euros al mes, seg¨²n Acade (Asociaci¨®n de Centros Aut¨®nomos de Ense?anza Privada).
En el piso de Vallecas, que hace medio a?o albergaba una autoescuela, cobran 200 euros por ni?os de m¨¢s de un a?o y 240 por beb¨¦. A esta tarifa se suman los 25 euros que hay que pagar por el babi rojo y blanco que ninguno de los dos peque?os que est¨¢n en el centro lleva, adem¨¢s de otros 25 de la cuota trimestral de material. Cuidan ni?os de siete de la ma?ana a seis de la tarde. "Una auxiliar y una educadora cuidan los ni?os y tenemos catering", asegura la due?a.
Otra puerta se abre en una vivienda familiar del sur de Madrid. Una supuesta madre busca una soluci¨®n "r¨¢pida y barata" para Lucas, su beb¨¦ de 23 meses. La propietaria del piso, situado en el 5? D, recela de la visita. "?Qui¨¦n la env¨ªa?". Quiere conocer a la persona que ha informado del lugar. Al fondo del pasillo, en el sal¨®n de la vivienda, dos ni?os peque?os asoman la cabeza. Entre el sonido de la televisi¨®n encendida, se identifica a un tercer beb¨¦. Huele mucho a comida. Ante la insistencia de la supuesta madre desesperada, uno de los hijos de la propietaria del piso se?ala: "Pero le tendr¨¢ que pagar usted algo a mi madre porque ha habido gente a la que le hemos cuidado los ni?os y luego no nos ha pagado". No cierran ninguna tarifa. Quedan en volver al apartamento, que ya fue inspeccionado por la Polic¨ªa Municipal hace un a?o sin ¨¦xito. Confirmar la infracci¨®n es complicado. Implica demostrar que existe un intercambio econ¨®mico. Algo que no siempre deja rastro.
La familia que vive en un bajo de otro barrio obrero de Madrid lo sabe. No sueltan prenda. A pesar de que sus vecinos aseguran que esta casa funciona como guarder¨ªa clandestina desde hace meses. "Las madres dejan a los cr¨ªos por la ma?ana y vienen a recogerlos por la tarde", afirma una se?ora en el portal. Sin embargo, cuando se abre la puerta, la propietaria lo niega varias veces. Han recibido al menos en una ocasi¨®n la visita de la polic¨ªa. Tanto la mujer, desconfiada, como otros dos familiares que salen al rellano parecen tener la respuesta preparada. "Aqu¨ª cuidamos s¨®lo a los ni?os de nuestra familia, es que tenemos varios", se excusa la m¨¢s joven.
Puede que el hijo de un mes y medio de Carmen, boliviana de 26 a?os, termine en uno de estos pisos-guarder¨ªa. Lo gestionar¨ªa ella misma en su propia casa. Hace ya tres a?os que lleg¨® a Espa?a y a¨²n no tiene papeles. "No encuentro trabajo y menos ahora con el ni?o. Si lo encontrase tampoco me podr¨ªa permitir llevar al beb¨¦ a una guarder¨ªa...", dice apurada. Carmen sigue el ejemplo de su amiga Lourdes que cuida a cinco peque?os en su casa. "Ya que tengo que quedarme cuidando a mi ni?o gano algo de dinero con otros", concluye Carmen.
Este tipo de pisos suelen cobrar unos 150 euros al mes con comidas incluidas, seg¨²n Eduard Sangin¨¦s, miembro de la Asociaci¨®n de Cooperaci¨®n Bolivia Espa?a (Acobe). Conoce bien el sistema. Su hija naci¨® en enero pero hasta septiembre no podr¨¢ optar por una plaza en una guarder¨ªa p¨²blica. Te¨®ricamente podr¨ªa incorporarse en cualquier momento, pero no hay plazas. Tanto su mujer como ¨¦l trabajan. Todav¨ªa no saben qu¨¦ van a hacer con la ni?a.
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