Las palabras que costaron vidas tras la Guerra Civil
Homenaje a los 58 periodistas represaliados en C¨¢diz
En el sal¨®n de Elena Fern¨¢ndez hay tres fotos en sepia. En la de la izquierda, una mujer guap¨ªsima. Su madre. En otra, cuatro ni?as sonriendo. Ella y sus hermanas. Y en la de en medio, un hombre de gesto serio. Su padre. A Jos¨¦ Mar¨ªa Fern¨¢ndez se le recuerda tambi¨¦n en esa casa con dos libros de art¨ªculos recuperados, cuando escrib¨ªa en El Sol o el Noticiero gaditano. Su hija ha vuelto a leerlos justo cuando la Asociaci¨®n de la Prensa de C¨¢diz ha convocado un homenaje a todos esos periodistas que, como Fern¨¢ndez, fueron represaliados tras la Guerra Civil. La lista, s¨®lo en la Bah¨ªa gaditana, alcanza las 58 personas.
La investigaci¨®n que ha permitido encontrar detalles de todos los articulistas, reporteros y colaboradores de las 67 cabeceras impresas que exist¨ªan en C¨¢diz durante la Segunda Rep¨²blica se ha nutrido en gran parte de los testimonios de descendientes como Elena. Tambi¨¦n del de Mar¨ªa del Carmen Amat, la nieta de Jos¨¦ Amat, quien desarroll¨® su carrera como editor de El insurgente y redactor de La voz isle?a. "Era un intelectual republicano. Sab¨ªa franc¨¦s y recib¨ªa Le Monde", recuerda.
A Aurora Est¨¦vez Ballester tambi¨¦n le han hablado muy bien de su abuelo Vicente Ballester. "Era un hombre que buscaba la dignidad y que respetaba para hacerse respetar", defiende su nieta como los valores difundidos en sus art¨ªculos de la revista de la CNT o La Tierra. El destino de los tres fue el mismo: la muerte ante un pelot¨®n de fusilamiento. Otros pudieron huir, algunos fueron encarcelados.
Concha Gal¨¢n est¨¢ siendo la persona encargada de seguir el rastro dejado por la represi¨®n franquista contra la prensa. "C¨¢diz era desde las Cortes de 1812 una zona muy rica en periodismo. La guerra lo cort¨® en bloque, puso fin a las publicaciones pol¨ªticas y s¨®lo qued¨® la prensa af¨ªn al r¨¦gimen", relata. Los trabajadores de aquellos medios fueron perseguidos, redactores y tip¨®grafos. "En aquel momento no hab¨ªa profesionales. La mayor¨ªa ten¨ªa otro trabajo, incluso los directores. Una de las cosas que impuso Franco fue el registro de periodistas para controlar mejor su labor", a?ade Gal¨¢n.
El padre de Elena Fern¨¢ndez combin¨® tambi¨¦n varias tareas. Fue redactor pero tambi¨¦n representante comercial. Asimismo, fue el ¨²ltimo alcalde republicano de Puerto Real. Al abuelo de Mar¨ªa del Carmen Amat le gustaba tocar el piano y organizaba tertulias literarias. El de Aurora Est¨¦vez escribi¨® tambi¨¦n novelas cortas y cuentos. Las familias de los tres conservan como reliquias sus creaciones art¨ªsticas, tambi¨¦n sus art¨ªculos de prensa, aqu¨¦llos que firmaron. Sus r¨²bricas fueron se?ales para encontrarles y condenarles. "Se les persigui¨® por ser periodistas pol¨ªticos, aunque tambi¨¦n por su propia actividad de partido o por ser masones", explica Gal¨¢n.
La Asociaci¨®n de la Prensa de C¨¢diz reunir¨¢ a los familiares de los represaliados en torno a una estela de bronce que les recordar¨¢ para siempre. Es una obra del artista de Chiclana Luis Quintero, que incluye unos versos del poeta C¨¦sar Vallejo. "Varios d¨ªas ha muerto aqu¨ª el disparo / y ha muerto el cuerpo en su papel de esp¨ªritu / y el alma es ya nuestra alma, compa?eros".
El presidente de la asociaci¨®n de la prensa, Fernando Santiago, defiende el homenaje y su intenci¨®n de evitar el olvido. "Es una forma de hacer justicia a aquellos que pagaron por sus palabras. Y es justo con ellos porque fueron ellos los que perdieron y no pudieron seguir trabajando".
El padre de Mar¨ªa del Carmen fue quien le cont¨® todas las peripecias vitales de Jos¨¦ Amat a su hija. Lo hizo justo antes de morir el pasado mes de octubre. "Ten¨ªa necesidad de hablar, aunque siempre fue contrario a homenajes p¨²blicos, porque dec¨ªa que nunca se sabe lo que pueden cambiar las cosas". Hoy acudir¨¢ al acto y, si le dejan, recitar¨¢ un verso de Miguel Hern¨¢ndez: "Y la muerte se sinti¨® orgullosa de tenerles". Elena Fern¨¢ndez se limitar¨¢ a un agradecimiento. Gracias por acordarse de su padre.
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