Truffaut ense?a cine en el 'cole'
Un texto expone las virtudes de impartir el s¨¦ptimo arte en las aulas
?Existe una pedagog¨ªa de las artes? ?En qu¨¦ se diferencia la ense?anza art¨ªstica de la educaci¨®n art¨ªstica? ?Se puede ense?ar el arte o simplemente se encuentra, se transmite, se experimenta? ?C¨®mo exponer a los ni?os un encuentro con el cine? A finales de 2001, el entonces ministro de Educaci¨®n Nacional del Gobierno socialista franc¨¦s, Jack Lang, encarg¨® a Alain Bergala, cineasta, ex redactor jefe de la prestigiosa revista especializada Cahiers du Cin¨¦ma y profesor de Cine en la Universidad de Par¨ªs, la elaboraci¨®n de un proyecto para introducir el s¨¦ptimo arte en la escuela. La hip¨®tesis del cine: peque?o tratado sobre la transmisi¨®n del cine en la escuela y fuera de ella, publicado en Espa?a por la editorial Laertes, da cuenta del trabajo de Bergala e intenta responder a esas cuestiones.
La idea es desarrollar el esp¨ªritu cr¨ªtico y fomentar la intuici¨®n y la sensibilidad
Lejos de la extendida teor¨ªa bautizada como "De Pok¨¦mon a Dreyer", seg¨²n la cual habr¨ªa que partir de lo que a los ni?os les gusta de manera espont¨¢nea para conducirlos poco a poco hacia pel¨ªculas m¨¢s dif¨ªciles, Bergala aboga por la "formaci¨®n del gusto" a trav¨¦s de un proceso que incluir¨ªa los siguientes elementos: organizar la posibilidad del encuentro con las pel¨ªculas, entre ellas los 400 golpes de Fran?ois Truffaut y Los contrabandistas de Moonfleet, de Fritz Lang; se?alar, iniciar, convertirse en pasador; aprender a frecuentar las pel¨ªculas, y finalmente tejer lazos entre ellas.
Con todo ello, el prop¨®sito de esta pedagog¨ªa de las artes no s¨®lo residir¨ªa en reducir las desigualdades, sino tambi¨¦n en desarrollar el esp¨ªritu cr¨ªtico y revelar en los chavales cualidades como la intuici¨®n y la sensibilidad. Aunque Bergala parte de una base tan l¨®gica como habitualmente olvidada: que se puede discutir sobre el arte y se puede debatir sobre las opiniones, pero de ning¨²n modo se puede discutir sobre los gustos. Estas sensibilidades dependen demasiado de la singularidad de cada uno, de su ser m¨¢s ¨ªntimo, como para llegar a ser negociables. Y m¨¢s si se tiene en cuenta que cuando hablamos de un medio tan extendido y de f¨¢cil acceso como el cine, los ni?os no han tenido que esperar a que se les ense?e a leer y analizar las pel¨ªculas para colocarse a s¨ª mismos en la posici¨®n de espectadores, y sentirse perfectamente competentes, incluso antes de cualquier aprendizaje.
En La gaya ciencia, Nietzsche hablaba de la necesidad de la "extra?eza" ante la verdadera obra de arte, la que no es identificable de inmediato, la que pide un esfuerzo para revelarse lentamente. Y ah¨ª se apoyan las teor¨ªas del antiguo redactor jefe de Cahiers du Cin¨¦ma, en el rechazo de las pel¨ªculas biempensantes, absolutamente seguras de sus tesis; en la desconfianza ante el criterio de "lo que funciona" en los colegios; en la huida de las mercanc¨ªas culturales de r¨¢pido consumo, r¨¢pida caducidad y obligatoriedad social. As¨ª, el objetivo ¨²ltimo de su aproximaci¨®n al cine como arte ser¨ªa que el espectador experimentara la emoci¨®n, no ya con la historia en s¨ª, sino con la creaci¨®n misma.
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