Sucesi¨®n en el liderazgo

Aunque los menos j¨®venes, por decirlo de manera suave, todav¨ªa seguimos calculando los precios en pesetas, todos nos hemos acostumbrado a la presencia del euro y se nos ha olvidado que en el antiguo r¨¦gimen, esto es, desde 1945, las devaluaciones de nuestra moneda no eran infrecuentes. Bueno, la nuestra y la de muchos otros pa¨ªses europeos, ya que, con la excepci¨®n del franco suizo y del marco alem¨¢n, que ¨²nicamente experimentaron revalorizaciones durante todos esos a?os, todas las dem¨¢s sufrieron mermas en su cotizaci¨®n. En mayor o menor intensidad y con mayor o menor frecuencia, pero todas. Entre ellas, la peseta de manera muy destacada.

La regla de oro en la pr¨¢ctica de las devaluaciones consist¨ªa en que la devaluaci¨®n se hac¨ªa, pero no se dec¨ªa jam¨¢s, ni se insinuaba siquiera, que se iba a hacer. Se sol¨ªa aprovechar el momento en que los mercados estuvieran cerrados para tomar la decisi¨®n, a fin de evitar, en la medida posible, la especulaci¨®n contra la moneda. Afortunadamente para nosotros todo eso es historia.

Esa regla que se segu¨ªa en la devaluaci¨®n de la moneda pienso que es de utilidad tambi¨¦n para resolver el problema de la sucesi¨®n en la direcci¨®n pol¨ªtica de los partidos o de los gobiernos en todas sus posibles manifestaciones territoriales. Las sucesiones de los l¨ªderes hay que hacerlas, pero no hay que decir que se van a hacer.

Pero hay que hacerlas. Y hay que prepararlas. Es posible que, aunque se preparen y aunque se preparen bien, la operaci¨®n salga mal, porque es un asunto muy delicado, en el que intervienen tantas variables, end¨®genas y ex¨®genas, que no hay receta que garantice el ¨¦xito. Pero lo que es seguro, es que, si no se preparan, y si la decisi¨®n no se toma en el momento oportuno, salen mal.

La evidencia emp¨ªrica de que disponemos indica que la operaci¨®n sucesoria en la direcci¨®n estatal de un partido o en la presidencia del Gobierno no es f¨¢cil que salga bien. La sustituci¨®n de Adolfo Su¨¢rez por Leopoldo Calvo Sotelo en la presidencia del Gobierno y por Landelino Lavilla en la presidencia de UCD acab¨® como el rosario de la aurora. La de Felipe Gonz¨¢lez por Joaqu¨ªn Almunia acab¨® muy mal y la de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar por Mariano Rajoy tampoco ha empezado bien, aunque parece que todav¨ªa le queda recorrido. Pero, de entrada, ninguna ha salido bien hasta la fecha.

En el nivel auton¨®mico, por el contrario, la evidencia de que disponemos indica que la operaci¨®n se puede preparar y llevar a cabo con ¨¦xito. Francisco Camps sustituy¨® a Eduardo Zaplana sin que el PP se haya resentido en lo m¨¢s m¨ªnimo en la Comunidad Valenciana y las sustituciones de Jos¨¦ Bono y Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra en Castilla la Mancha y Extremadura respectivamente tambi¨¦n se ha producido sin coste electoral para el PSOE. Tambi¨¦n en algunos ayuntamientos, como en el de Barcelona se han ido produciendo operaciones de sustituci¨®n del Alcalde, Narc¨ªs Serra por Pasqual Maragall, ¨¦ste por Joan Clos, sin coste electoral.

No se puede saber a priori cuando la operaci¨®n puede salir bien, pero si podemos saber cuando va a salir mal. La operaci¨®n hay que prepararla y hacerla antes de que resulte visible que se tiene que hacer y empiece a removerse el patio. A partir de ese momento se pierde el control de la situaci¨®n o, en el caso de que no se pierda por completo, se corre el riesgo de tener que hacer frente a dirigentes que se han considerado preteridos cuando no desairados.

Especuladores hay en el mundo de la pol¨ªtica exactamente igual que los hay en el mundo de la econom¨ªa. Cuanto menos espacio se les deje, mejor, porque una operaci¨®n especuladora se sabe como empieza, pero nunca como acaba.