El estudio plegable de Isidoro Valc¨¢rcel Medina
El ¨²ltimo premio Nacional de Artes Pl¨¢sticas es uno de los pioneros de la vanguardia de los a?os sesenta
Cuando Manuel Borja-Villel fue elegido director del Reina Sof¨ªa, uno de los pocos nombres que cit¨® al hablar de futuros proyectos en el museo fue el de Isidoro Valc¨¢rcel Medina. El artista murciano ha vivido al margen buena parte de sus 70 a?os y no parece afectarle demasiado ver su nombre en boca de los poderosos. Tan poco como verlo en el palmar¨¦s de los ¨²ltimos premios nacionales. "Me habr¨¢ tocado por edad", dice. Valc¨¢rcel vive en el centro de Madrid, en un peque?o apartamento que rehabilit¨® ¨¦l mismo. De hecho, con obras de rehabilitaci¨®n se ha ganado siempre la vida un hombre al que los manuales consideran un pionero del arte conceptual. ?l recuerda que realiz¨® su primera acci¨®n art¨ªstica a finales de los sesenta: "Repart¨ª en la boca del metro unas octavillas en las que se hablaba de una campa?a de la DGS, que pod¨ªa ser la Direcci¨®n General de Sanidad pero tambi¨¦n la de Seguridad". Es decir, la encargada de la represi¨®n. El tiempo y las subvenciones se llevaron por delante la espontaneidad de aquellos a?os: "Ahora cualquier performance est¨¢ acotada, anunciada, tolerada y patrocinada. Lo contrario que entonces".
Los tanteos art¨ªsticos de una d¨¦cada tan convulsa cristalizaron en los Encuentros de Pamplona de 1972, un festival impulsado por el compositor Luis de Pablo en el que particip¨® el qui¨¦n es qui¨¦n de la vanguardia de posguerra: de John Cage a Bruce Nauman pasando por Richard Long o el grupo Zaj. Aquella semana es ya m¨ªtica, pero Valc¨¢rcel, que realiz¨® una instalaci¨®n en el paseo de Sarasate, recuerda que en esos d¨ªas descubri¨® "las tripas de la manipulaci¨®n del arte". "Me pregunto si un artista puede ir a una ciudad a imponer nada. ?C¨®mo pude ocuparle el paseo a aquella gente!". Con todo, a este creador inclasificable que ha utilizado en su trabajo la performance, la arquitectura, la poes¨ªa visual y las instalaciones, le interesan poco sus obras del pasado: "No soy un cantante de repertorio. Me interesa el riesgo, no volver a ense?ar piezas de hace 30 a?os".
Actualmente trabaja en proyectos que en oto?o podr¨¢n verse en Valencia, Palma de Mallorca y la sede madrile?a del Instituto Cervantes. Todo lo hace en una mesa plegable atiborrada de papeles. Su casa es tambi¨¦n su estudio, un lugar asc¨¦tico sin una sola imagen en las paredes en el que todo est¨¢ a la vista -los libros, los discos, la cama- y en el que una torre de cajas de pizza hace las veces de clasificador. Otra mesa, plegada sobre la pared, oculta la cocina. Junto a la puerta, una m¨ªnima biblioteca de poes¨ªa: "Me gustan Vallejo y Machado. Y Azor¨ªn, nadie ha escrito en castellano como ¨¦l".
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