Una lecci¨®n de pedagog¨ªa
Nadie, hasta hoy, ha tenido las manos m¨¢s libres para hacer y deshacer gobiernos que su actual presidente. La marcha hacia el bipartidismo -84% de votos y 92% de esca?os suman en el Congreso los dos principales partidos, frente a 63% y 81%, respectivamente, de las primeras elecciones- refuerza la figura del presidente y, al tiempo, le ofrece la posibilidad de elegir para su Gobierno a quien quiera y de mantener a quien le apetezca, sin necesidad de tener en cuenta equilibrios dentro del partido ni de ponderar el peso de los dirigentes y las organizaciones territoriales.
La confecci¨®n del nuevo Gobierno confirma esa imparable tendencia hacia la personalizaci¨®n -y la consiguiente desinstitucionalizaci¨®n- del poder. Para empezar, ya no queda nadie de Nueva V¨ªa, aquella marca con la que Rodr¨ªguez Zapatero, como un primus inter pares, se catapult¨® a la primera fila de la escena pol¨ªtica barriendo a la no tan vieja, pero ciertamente muy avejentada, generaci¨®n de dirigentes de su partido. En este proceso de laminaci¨®n de los m¨¢s cercanos ha actuado con calma, pero sin tregua; primero uno, luego otro y finalmente el que m¨¢s poder parec¨ªa haber acumulado en aquel entonces: todos han sido apartados del Gobierno. El primus inter pares ya no tiene pares -s¨®lo nones, por decirlo parafraseando a Estrella Morente "en lo alto del cerro de Palomares".
Luego, no puede dejar de suscitar una ligera sonrisa -de admiraci¨®n, no hay ni que decirlo- la sutil astucia de resolver el dilema entre la seguridad en el manejo de la cosa econ¨®mica y la audacia en las f¨®rmulas para repartir el super¨¢vit. Al vicepresidente segundo del Gobierno, que hizo p¨²blica su querencia de pasar a la reserva, lo retuvo y lo confirm¨® en su cargo, sirvi¨¦ndose de su apreciada solidez, para desinflar de un solo pinchazo el globo Pizarro, tranquilizar al personal con reiteradas afirmaciones de que todo estaba bajo control y amarrar as¨ª un buen pu?ado de votos. Una vez asegurado ese efecto, el presidente ha abierto de par en par las puertas del Gobierno al responsable de varios cantes por alegr¨ªas, todos de comprobado efecto medi¨¢tico, que hicieron fruncir el ce?o al vicepresidente. Ahora es el momento de abrazos y parabienes: ha sido, como dir¨ªa el otro, genial.
Ni que decir tiene que no pod¨ªa haber cambio de Gobierno sin una lecci¨®n de pedagog¨ªa al canto. Esta vez la pedagog¨ªa va no s¨®lo de g¨¦nero, como hace cuatro a?os, sino de generaci¨®n. Y a este respecto, no queda m¨¢s remedio que rendirse a la evidencia: el presidente podr¨¢ sentir horror al vac¨ªo cuando se adentra en las esferas internacionales, o no tendr¨¢ quiz¨¢ consejero que le evite esos interminables minutos de soledad sonora, sentado a la mesa vac¨ªa, mientras sus colegas departen en grupos: una foto que dio la vuelta al mundo. Pero lo que es en el interior, se mueve como pez en el agua. Foto por foto, la de una joven mujer embarazada pasando revista en su calidad de ministra de Defensa a las Fuerzas Armadas en formaci¨®n es, ciertamente, hist¨®rica. Es verdad: nunca hab¨ªa ocurrido, ni aqu¨ª ni en Pek¨ªn. Picas no pondremos en Flandes, pero fotos s¨ª que sabemos colocar en la primera p¨¢gina de la prensa mundial. ?Hasta la presidenta de Madrid ha rendido moment¨¢neamente las armas!
Tan pedag¨®gicas como las novedades son las permanencias. Exterior, Fomento y Justicia, discutido tr¨ªo, que todo el mundo daba por amortizado, se mantienen. Y no ser¨¢ dif¨ªcil ver aqu¨ª tambi¨¦n una nueva muestra de la libre capacidad de decisi¨®n del presidente. Nada de automatismos ni de ceder al clamor que llega de la calle o de alg¨²n Parlamento. Nada tampoco de sopesar el deplorable estado en que se encuentra sumida la justicia; las intemperancias, malos modos y desastres catalanes que ha caracterizado a Fomento, o nuestra llamativa ausencia de los centros de decisi¨®n europeos, donde todo se cuece sin que el Gobierno espa?ol diga esta boca es m¨ªa. Nada de eso importa frente a la lecci¨®n de pedagog¨ªa que el presidente imparte manteniendo en sus puestos a estos tres ministros que tienen la suerte de no haber sido nunca sus pares.
El mismo presidente, que no ha perdido la ocasi¨®n de recordar que por un acto de su voluntad tres acontecimientos -un gobierno con la mujer m¨¢s joven, un gobierno con una mujer en Defensa y un gobierno con mayor¨ªa de mujeres- suceden por vez primera en la historia de Espa?a y aun del mundo entero, puede sentirse complacido por partida triple: todo lo que aqu¨ª pasa en las altas esferas de la gobernaci¨®n del Estado, pasa por la lib¨¦rrima voluntad presidencial. -
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