A la espera
El empleo dom¨¦stico ha proliferado en los ¨²ltimos a?os con un marco legal propio de otro siglo. Las empleadas de hogar (en su mayor¨ªa mujeres, inmigrantes y camufladas en la econom¨ªa sumergida) se rigen por una norma arcaica, impropia del momento en que fue aprobada (1985), que permite a quien las contrata restarles hasta un 45% de su salario por alojamiento o manutenci¨®n. Tambi¨¦n despedirlas sin indemnizaci¨®n o hacerles un contrato verbal, sin necesidad de registrarlo en ning¨²n organismo.
Con el convencimiento de que este marco legal es discriminatorio, el Ministerio de Trabajo decidi¨® el a?o pasado desterrar el r¨¦gimen especial de cotizaci¨®n a la Seguridad Social y pactar uno nuevo con los agentes sociales. Oficialmente, en este r¨¦gimen cotizan algo menos de 300.000 personas, pero expertos del sector cifran en m¨¢s del doble el n¨²mero de trabajadores que desempe?an esas labores. La creciente incorporaci¨®n de la mujer al mercado laboral ha disparado esa actividad, principalmente desempe?ada por inmigrantes en la clandestinidad. Ese elemento agrava la falta de derechos que caracteriza al sector.
El secretario de Estado de Seguridad Social, Octavio Granado, present¨® en el ¨²ltimo trimestre de 2007 un modelo a empresarios y sindicatos que establece la obligaci¨®n de firmar un contrato, fijar una jornada laboral y cotizar a la Seguridad Social, al menos cuando se realicen 20 horas de trabajo a la semana. Los sindicatos y la patronal apenas tuvieron tiempo de negociar las condiciones de ese nuevo marco antes de las elecciones, por lo que el proceso se retomar¨¢ en esta nueva legislatura con el mismo equipo de la anterior. Una portavoz de Trabajo asegura que no tardar¨¢n en iniciarse los contactos.
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