La elecci¨®n de un S¨ªndic de Greuges
Resulta bastante dif¨ªcil de comprender el espect¨¢culo que tanto el Partido Popular de la Comunidad Valenciana (PPCV) como el Partido Socialista del Pa¨ªs Valenciano (PSPV) est¨¢n dando con el proceso de elecci¨®n de un nuevo S¨ªndic de Greuges para nuestra Comunidad, dejando vacante la titularidad de una instituci¨®n que, aunque los pol¨ªticos definitivamente no la valoren de esa manera, tiene una gran importancia (simb¨®lica y real) para los ciudadanos, porque les presta un servicio que ninguna otra organizaci¨®n ni instituci¨®n est¨¢ destinada a prestar. Servicio que, adem¨¢s, no solo se presta de forma gratuita sino que, por regla general, se presta de una forma bastante eficaz y con un nivel de atenci¨®n y sensibilidad para el concreto problema del ciudadano que a ella acude, desacostumbrado en otros ¨¢mbitos de las administraciones p¨²blicas.
En ese empe?o de desactivaci¨®n de la instituci¨®n, el PSPV ha sido la comparsa perfecta
Ni el PPCV ni el PSPV parecen tener inter¨¦s en el buen funcionamiento del S¨ªndic de Greuges
Desde que en el mes de abril del a?o 2006 quedara vacante, por expiraci¨®n del mandato, la sede del S¨ªndic, el partido en el gobierno ha dado muestras m¨¢s que notables de su desinter¨¦s por que una instituci¨®n de tal relevancia funcionara con normalidad y plena capacidad. Porque eso solo puede suceder cuando quien est¨¢ al frente de la misma es la persona elegida por el Parlamento auton¨®mico y cuenta, por tanto, no solo con todos los parabienes legales para actuar, sino con la legitimidad que su designaci¨®n, por una amplia mayor¨ªa parlamentaria, le confiere. El PPCV sab¨ªa que mantener en funciones a quien no hab¨ªa sido elegida para ese cargo le restaba a sus actuaciones la fuerza que, sin embargo, hubieran tenido de la mano de un S¨ªndic o de una S¨ªndic titular y colocaba a la instituci¨®n en un periodo de interinidad que, inevitablemente, la debilita. Porque cualquier instituci¨®n con un titular interino o provisional es siempre, por definici¨®n, d¨¦bil; primero, por su d¨¦ficit de legitimidad y, segundo, porque la incertidumbre respecto a su continuidad desaconseja emprender tareas, proyectos o investigaciones de medio o largo alcance. No tengo informaci¨®n fehaciente que acredite que la intenci¨®n del partido en el gobierno fuera, precisamente, debilitar a la instituci¨®n del S¨ªndic de Greuges, pero, sinceramente, todas mis sospechas apuntan en esa direcci¨®n, porque s¨ª me consta que el S¨ªndic, en los ¨²ltimos a?os, hab¨ªa adquirido un nivel de popularidad y respaldo social sin precedentes.
Lo m¨¢s triste de todo es que en ese empe?o de desactivaci¨®n de la instituci¨®n, el PSPV ha sido la comparsa perfecta. Como el propio partido en el gobierno, el PSPV despidi¨® al titular del S¨ªndic, en el a?o 2006, sin pena ni gloria y, desde entonces, ninguna iniciativa formal se le ha conocido para que, por parte de las Cortes, se agilizara la designaci¨®n de un nuevo titular. Su funci¨®n se ha limitado a la de vetar al expresidente de las Cortes y aceptar, por las mismas razones que rechaz¨® al anterior, a otro candidato de perfil perfectamente equiparable. Es m¨¢s, el titular propuesto tiene, a diferencia del primer candidato rechazado, un perfil funcionarial respecto del partido en el gobierno m¨¢s acusado y menos propenso a actuar en contra de las directrices de la direcci¨®n de turno. Y esto lo digo, primero, desde el afecto personal que le profeso a dicho candidato, persona cuyo trato personal es, por lo dem¨¢s, excelente, lo que, a buen seguro, le ayudar¨¢ mucho en el desempe?o del cargo, y, segundo, desde la convicci¨®n de que ese perfil no tiene por qu¨¦ ser un obst¨¢culo para desempe?ar correctamente dicha encomienda.
Sin embargo, el PSPV, por razones que nada tienen que ver con la persona propuesta o con la instituci¨®n, demora ahora sine die la elecci¨®n del candidato consensuado, contribuyendo a prolongar la interinidad y la debilidad del S¨ªndic, para, seg¨²n las propias declaraciones de sus representantes, elegir a ese mismo candidato dentro de dos, tres o cuatro meses. Sinceramente, dicha posici¨®n no tiene, en mi opini¨®n, el menor sentido y es por ello dif¨ªcil de comprender. Claro que m¨¢s lamentable, a¨²n, me parece la propuesta del PPCV de modificaci¨®n del Reglamento del S¨ªndic para que los adjuntos se turnen en el desempe?o de las funciones de S¨ªndic interino. ?No tendr¨¢ el PPCV ning¨²n jurista que le explique, a quien corresponda, que esa propuesta est¨¢ basada en una interpretaci¨®n manipulada, torcida y aberrante de la ley del S¨ªndic? Todo eso sin mencionar que, funcionalmente, tal propuesta es un disparate y una irresponsabilidad, salvo, claro est¨¢, que se quiera volver locos a los propios adjuntos, a los trabajadores del S¨ªndic y a los ciudadanos que all¨ª acuden.
Lo que s¨ª parece claro es que ni el PPCV ni el PSPV parecen tener ning¨²n inter¨¦s por el buen funcionamiento del S¨ªndic de Greuges. Lo m¨¢s deplorable de ello es que esa despreocupaci¨®n afecta directamente a los intereses de los ciudadanos y demuestra, por tanto, un notable desprecio por los problemas de aquellos a quienes representan y pagan sus sueldos. Es cierto que, en las Cortes Generales, este bloqueo institucional est¨¢ afectando a otras instituciones que tienen mucho que ver con los intereses y los problemas directos de los ciudadanos, como es el caso del Consejo General del Poder Judicial o del Tribunal Constitucional, y es cierto que, en esos casos, la responsabilidad directa se le ha de atribuir al PP. Pero tambi¨¦n es cierto que, al menos, en esos casos, al frente de dichas instituciones siguen desempe?ando sus tareas quienes, en su momento, fueron elegidos por los ¨®rganos legal y leg¨ªtimamente habilitados para ello. Lo cual, no obstante, reconozco que es un escaso consuelo.
De todas formas, este prolongado retraso en la elecci¨®n de un nuevo S¨ªndic de Greuges tiene otros efectos, de m¨¢s largo alcance y, por lo tanto, m¨¢s indeseables, a¨²n si cabe. La legislaci¨®n del S¨ªndic de Greuges obliga a las Cortes a unos plazos perentorios para la elecci¨®n del nuevo titular, una vez cesa el mandato del anterior, que se est¨¢n incumpliendo flagrantemente, como igualmente ocurre, para las Cortes Generales, en el caso del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional. Ninguno de nuestros legisladores, es decir, ninguno de aquellos que son los que hacen las leyes y nos exigen al resto de los mortales su cumplimiento, manifiesta malestar o preocupaci¨®n por lo que no es, ni m¨¢s ni menos, que un descarado incumplimiento de las normas legales que ellos mismos han elaborado. Si nuestros legisladores, con semejante desparpajo, incumplen las leyes, ?qu¨¦ legitimidad van a tener luego para exigirnos a los dem¨¢s su cumplimiento? Los pol¨ªticos olvidan, con demasiada facilidad, que son servidores p¨²blicos, sometidos, como todos los dem¨¢s, al cumplimiento de las leyes, a quienes, adem¨¢s, les incumbe la responsabilidad pedag¨®gica de cumplir, m¨¢s y mejor que nadie, las normas, porque tambi¨¦n forma parte de su obligaci¨®n dar ejemplo, mandando un mensaje inequ¨ªvoco a los ciudadanos acerca de la real vigencia y obligatoriedad de las leyes. Con esa actitud de falta de respeto a las normas, dejan de cumplir las funciones para las que fueron elegidos y, por lo tanto, no deber¨ªan merecer continuar represent¨¢ndonos.
Espero, pues, que esta situaci¨®n extra?a, que evidencia tanta despreocupaci¨®n por los problemas que las administraciones p¨²blicas han creado a sus ciudadanos y tan escasa sensibilidad hacia instituciones importantes para el funcionamiento de una democracia material, encuentre pronto su final y podamos saludar la elecci¨®n de un nuevo titular de la instituci¨®n, a quien, por supuesto, desde ese mismo momento no dudar¨¦ en desear la mejor fortuna en el desempe?o del cargo, porque en esta Comunidad le va a hacer mucha falta.
Bernardo del Rosal es ex s¨ªndic de Greuges de la Comunidad Valenciana.
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