Cosa de dos
Con el implante de los dos jugadores m¨¢s desequilibrantes del planeta, Bar?a y United apenas se hicieron cosquillas en las ¨¢reas, se?al de que en el f¨²tbol no siempre basta con los solistas. A la sombra de Cristiano Ronaldo y Messi, dos trapecistas con un repertorio sin fin, ambos equipos se quedaron secos, a expensas de la chistera de uno y otro, mal escoltados por sus teloneros, lo que provoc¨® un duelo m¨¢s huesudo de lo previsto, sin noticias de Vald¨¦s y poco exigido Van der Sar.
El Bar?a lucha contra el fin de un ciclo sin renunciar a su sello, con un f¨²tbol paciente y armonioso, pero sus banderilleros han perdido frescura, por eso juega mejor de lo que remata, ya se mida al Espanyol o al Manchester. Unos se han prejubilado voluntariamente (Ronaldinho), otros siguen acomodados en la sala de espera desde su llegada (Henry) y algunos tienen demasiadas cicatrices (Messi y Eto'o).
El United es otra cosa: domina su Liga y negocia su tercera Copa de Europa enganchado a dos generaciones, la de Scholes y la de Ronaldo. En el Camp Nou se mostr¨® m¨¢s cicatero que brillante, pero nada hizo presagiar que a este equipo le falte horizonte, que necesite una mutaci¨®n. En Barcelona gestion¨® su ¨¢rea y se encomend¨® a su gran estrella en la contraria.
A la explosiva puesta en escena del portugu¨¦s -sus tres primeras intervenciones provocaron sucesivamente una falta, un c¨®rner y un penalti- respondi¨® el argentino, sobre el que el Bar?a, aliviado por el error de Cristiano en el castigo ante Vald¨¦s, hizo gravitar sus mejores momentos de la noche. En cuanto se desenchufaron uno y otro, al partido se le apag¨® la luz, c¨®modo en la cueva el United y faltos de picante los azulgrana. Ferguson aisl¨® a Rooney de Ronaldo, al que concedi¨® todo el frente del ataque, quiz¨¢ para que sacara ventaja de la ausencia de Puyol, lo que privilegiaba su vertiginosa carrera frente a M¨¢rquez y Milito. A Messi le cost¨® dar una puntada con Eto'o, que ha perdido de vista el gol, y la ansiedad confunde. De vuelta de la enfermer¨ªa, Messi se qued¨® sin dep¨®sito a falta de media hora y a su equipo se le baj¨® la persiana, se volvi¨® m¨¢s previsible. No se inmut¨® el United, del que definitivamente se borr¨® Ronaldo, como si el relevo de Messi le hubiera restado inter¨¦s en su pulso particular por el gran podio mundial. De los dos depender¨¢ en buena medida el segundo asalto, el de Old Trafford del pr¨®ximo martes.
Anoche, el portugu¨¦s desperdici¨® la ocasi¨®n de empinar la eliminatoria a su favor al fallar un penalti. A Messi le falta la suya y dentro de unos d¨ªas estar¨¢ m¨¢s fresco. Ninguno de los dos ha jugado una final de la Liga de Campeones, una experiencia necesaria para ingresar en el pante¨®n al que ambos aspiran.
Individualidades aparte, Ronaldo puede abrir un ciclo luminoso para el United y Messi desdramatizar la transici¨®n que precisa el Bar?a, del Bar?a que fue de Ronaldinho al que ser¨¢ de Messi. Un reto may¨²sculo para los dos, que por algo se disputan el gran trono. El comportamiento a su alrededor tambi¨¦n resultar¨¢ capital y ah¨ª el United ofrece mejores s¨ªntomas, est¨¢ mejor articulado y se le adivina un auto de fe que ha perdido el equipo de Rijkaard. Para la redenci¨®n, nada mejor que un viaje al Teatro de los Sue?os.
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