Balas de fogueo en el Camp Nou
Un Bar?a laborioso pero sin pegada choca contra un Manchester muy defensivo
Aunque el marcador no se dio por enterado, insensible al calor de la cancha, el Bar?a se bati¨® con la nobleza de los equipos que se niegan a capitular cuando se enfrentan al candidato a sucederle en el escaparate europeo. Atacaron los azulgrana como jabatos hasta reducir a los ingleses a un ejercicio defensivo, encomendados los unos a Deco y los otros a Scholes, orillados como quedaron finalmente Cristiano Ronaldo y Messi, faltos de acompa?amiento. El portugu¨¦s estuvo muy por encima de un equipo tan solidario como an¨®nimo y vulgar en la cancha, muy alejado de la pompa que le rodea en cada partido, y el argentino se ofreci¨® hasta que revent¨® y dej¨® el testigo a Bojan, s¨ªntoma del desgaste que vive el Barcelona, prueba inequ¨ªvoca de que le cuesta cuadrar un partido, ya sea peque?o o grande, tan esforzado como poco l¨²cido.
BARCELONA 0 - MANCHESTER UNITED 0
Barcelona: Vald¨¦s; Zambrotta, M¨¢rquez, Milito, Abidal; Xavi, Tour¨¦, Deco (Henry, m. 77); Messi (Bojan, m. 62), Eto'0 e Iniesta. No utilizados: Pinto, Thuram, Sylvinho, Gudjohnsen y Giovani.
Manchester United: Van der Sar; Hargreaves, Brown, Ferdinand, Evra; Rooney (Nani, m. 76), Carrick, Scholes, Park; T¨¦vez (Giggs, m. 85) y Cristiano Ronaldo. No utilizados: Kuszczak, O'Shea, Piqu¨¦, Silvestre y Anderson.
?rbitro: Massimo Busacca (Suiza). Mostr¨® la tarjeta amarilla a Hargreaves y a M¨¢rquez, que no podr¨¢ jugar el partido de vuelta por acumulaci¨®n de amonestaciones. Cristiano Ronaldo fall¨® un penalti en el minuto 2 por manos de Milito.
Camp Nou. 95.949 espectadores.
A los barcelonistas les falt¨® clase y grandeza para coronar una actuaci¨®n de m¨¦rito
El United dimiti¨® escandalosamente tras errar Cristiano Ronaldo un penalti
A los barcelonistas les falt¨® clase y grandeza para coronar una actuaci¨®n muy meritoria. A cambio de dignidad y energ¨ªa, el equipo ha perdido magia, malicia y cuajo. Lleva un gol a favor en los ¨²ltimos cuatro partidos del estadio. El cartel del rival de ayer, en cualquier caso, invita a valorar el empate como un acto de afirmaci¨®n m¨¢s que de negaci¨®n porque fue el Manchester el que dimiti¨® escandalosamente despu¨¦s de marrar un penalti nada m¨¢s empezar cuando mandaba Cristiano Ronaldo. No hab¨ªan pasado ni dos minutos y la pelota ya estaba plantada en el punto de penalti de Vald¨¦s despu¨¦s de que el portugu¨¦s hubiera eliminado a los dos centrales: M¨¢rquez le entr¨® en falta, el libre directo de Ronaldo acab¨® en saque de esquina y Milito puso las dos manos cuando el delantero acudi¨® al remate a la salida del c¨®rner.
Ocurri¨® que Ronaldo err¨®, desafortunado como est¨¢ en las noches m¨¢s luminosas, y el Bar?a encontr¨® en el penalti fallado la chispa necesaria para prender fuego al partido mientras el Manchester tocaba retirada. A favor de viento, animados por el gas sentimental de su hinchada, los azulgrana tomaron la pelota y montaron el encuentro en cancha del United. Desde la presi¨®n, el Bar?a neutraliz¨® la salida inglesa y alcanz¨® con facilidad el balc¨®n del ¨¢rea de Van der Sar. Trabaj¨® bien las jugadas y abri¨® el campo con Iniesta y Messi en las bandas mientras Deco reaparec¨ªa como volante en la sala de m¨¢quinas, dispuesto a marcar las condiciones del litigio. El ejercicio de laboriosidad y racionalidad azulgrana result¨® tan estimable como est¨¦ril su f¨²tbol de ataque. Apenas contaba remates, falto de pase interior, presa de la ansiedad.
Al Manchester le alcanzaba con escalonar a sus zagueros y procurar que Messi recibiera el bal¨®n al pie para neutralizar al Bar?a, un equipo cada vez m¨¢s industrial y menos clarividente, cercano a lo com¨²n y alejado del ingenio y el talento, excesivamente barroco y confuso, necesitado de un punto de luz, de la mejor versi¨®n de Ronaldinho, ausente por vez primera en un partido de los grandes. Aunque los ingleses tampoco llegaban a la cancha azulgrana, sus despliegues eran m¨¢s selectivos y vertiginosos. Cristiano Ronaldo intimidaba en cada arrancada, sal¨ªa como un tiro a cada desmarque, atacaba como un gallo.
El partido se puso tan intenso y fabril que se agradec¨ªa cualquier detalle de calidad, ya fuera de Cristiano Ronaldo o de Messi, dispuestos cada uno a convertirse en el futbolista del partido por dimisi¨®n de sus compa?eros de ataque, aunque en un bando jugaban T¨¦vez y Rooney y en el otro Eto'o. A los grandes secundarios les cost¨® ganar protagonismo, y cuando Iniesta y Eto'o conectaron, los azulgrana sonrieron un buen rato. Mejor¨® el camerun¨¦s en sus movimientos, sobre todo con sus diagonales, de la misma manera que ha perdido punter¨ªa, al tiempo que los dos laterales barcelonistas sosten¨ªan por fin al equipo. Empeoraba el Manchester, negado incluso en las transiciones, y mejoraba el Barcelona.
A Rijkaard le falt¨® entonces munici¨®n para forzar la m¨¢quina. El equipo lleg¨® muy justo de fuerzas y efectivos al partido. Exhausto Messi, todav¨ªa en per¨ªodo de recuperaci¨®n, Bojan y m¨¢s tarde Henry tomaron la alternativa ofensiva y remataron hasta tres veces en situaciones nada francas. Nadie consigui¨® desequilibrar una contienda muy anudada. El encuentro nunca respondi¨® al programa que anunciaba un duelo entre dos de las delanteras m¨¢s fecundas. Las balas de anoche fueron de fogueo. As¨ª de sorprendente es el f¨²tbol. No les queda m¨¢s remedio a los dos equipos que desempatar en Old Trafford, y ambos lo aceptan con satisfacci¨®n. El Manchester se march¨® cantando y el Bar?a se felicit¨® por la suerte de la ronda porque acud¨ªa al partido como si fuera a un funeral y no a una boda.
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