"Solicitamos a Su Majestad..."
Amnist¨ªa Internacional cumple hoy 30 a?os de existencia legal en Espa?a. Pero ya en 1975 reclamaba a don Juan Carlos la libertad de los presos pol¨ªticos. Ahora tambi¨¦n lucha por los "presos de la pobreza"
No era cuesti¨®n de esperar m¨¢s. Un d¨ªa despu¨¦s de la muerte de Franco, el 21 de noviembre de 1975, don Juan Carlos de Borb¨®n recib¨ªa un telegrama: "En ocasi¨®n de su coronaci¨®n solicitamos a Su Majestad proclame amnist¨ªa general para los presos pol¨ªticos en Espa?a". Llegado desde el Reino Unido, Amnist¨ªa Internacional no era por aquel entonces un movimiento legal en nuestro pa¨ªs, y tuvo que esperar para serlo hasta el a?o 1978. Un a?o antes, en 1977, la organizaci¨®n hab¨ªa recibido el Premio Nobel de la Paz, y ese mismo a?o el Premio de Naciones Unidas, pero tambi¨¦n empezaba a acumular detractores; Ahmed Sek¨² Tur¨¦, presidente de Guinea en ese momento, se defend¨ªa ante la prensa de un informe sobre su pa¨ªs diciendo: "Si desean saber lo que realmente pienso, les dir¨¦ que Amnist¨ªa Internacional es una basura".
La tortura se practica en m¨¢s de 100 pa¨ªses, y EE UU incluso ha legalizado algunas de sus formas
Las pol¨ªticas p¨²blicas para combatir el racismo y la xenofobia en Espa?a son inexistentes
Hoy cumplimos 30 a?os en Espa?a, y aunque el mundo ha cambiado mucho desde entonces, la independencia e imparcialidad de Amnist¨ªa Internacional, que no admite fondos de Gobiernos nacionales, sigue siendo inc¨®moda para pol¨ªticos, Gobiernos y grupos armados en todo el mundo. Hace pocos meses, un dirigente del Partido Socialista de Navarra declaraba, tras la publicaci¨®n de nuestro informe sobre torturas en Espa?a, que "Amnist¨ªa Internacional ataca a las instituciones democr¨¢ticas del Estado", mientras que la Confederaci¨®n Espa?ola de Polic¨ªa nos defin¨ªa como "la verg¨¹enza de las ONGs espa?olas".
Cuando esta organizaci¨®n solicit¨® el a?o pasado que las mujeres puedan acceder a servicios de salud oficiales cuando sean violadas o surjan complicaciones derivadas del embarazo, el Consejo de Justicia y Paz del Vaticano pidi¨® a los cat¨®licos "no m¨¢s financiaci¨®n para Amnist¨ªa Internacional despu¨¦s de su giro proabortista". En agosto de 2006, el grupo armado Hezbol¨¢ declar¨® que "Amnist¨ªa, al criticar las acciones de Hezbol¨¢ junto con las de Israel, ha tratado de equiparar al verdugo con la v¨ªctima", cuando denunci¨¢bamos los ataques a la poblaci¨®n civil en Israel.
Que Amnist¨ªa Internacional haya recibido cr¨ªticas furibundas de Gobiernos e instituciones de todo pelaje es sano, porque revela que es inc¨®moda y relevante en las sociedades en las que opera. El pu?ado de pioneros y pioneras que se reun¨ªan en la calle Columela de Madrid bajo los tiros y las bombas incendiarias de grupos paramilitares a finales de los setenta son hoy, s¨®lo en Espa?a, m¨¢s de 50.000 personas que sostienen a la organizaci¨®n, junto a m¨¢s de un mill¨®n de personas que se movilizan anualmente a trav¨¦s de Internet.
?Y qu¨¦ ha sido de los derechos humanos en Espa?a y en el mundo en estos 30 a?os? ?Qu¨¦ hemos logrado? ?Qu¨¦ queda por hacer? Estas son las preguntas que nos hacemos en nuestro aniversario.
En Espa?a contribuimos a que se aboliera la pena de muerte, aunque queda por eliminar una frase del art¨ªculo 15 de la Constituci¨®n: "salvo lo que puedan disponer las leyes penales militares para tiempos de guerra". En el mundo, afortunadamente, se baten en retirada los verdugos a cargo de los presupuestos generales del Estado; aunque el a?o pasado se ejecut¨®, que sepamos, a unas 1.200 personas, ya hay 135 pa¨ªses que no ejecutan a nadie.
Ha avanzado tambi¨¦n la justicia universal; cuando en 1998 un polic¨ªa brit¨¢nico detuvo en Londres a Pinochet por orden de un juez espa?ol por las violaciones de derechos humanos cometidas en Chile, todo el mundo comprendi¨® que el mundo era ya una aldea global donde los criminales y los dictadores tienen m¨¢s dif¨ªcil esconderse. ?Qui¨¦n hubiera pensado hace 30 a?os que m¨¢s de cinco ex presidentes de Gobierno en Am¨¦rica Latina estar¨ªan hoy detenidos o procesados por cr¨ªmenes cometidos contra sus ciudadanos, o que se establecer¨ªa un Tribunal Penal Internacional para juzgar los cr¨ªmenes m¨¢s atroces contra la Humanidad, o que se procesar¨ªa a Thomas Lubanga, reclutador de ni?os y ni?as soldado en la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo? ?Qui¨¦n hubiera previsto entonces que la Audiencia Nacional en Espa?a iba a aceptar a tr¨¢mite demandas penales por violaciones de derechos humanos cometidas en Argentina, Chile, Guatemala, T¨ªbet o Ruanda?
Dos ejemplos m¨¢s de la evoluci¨®n de los derechos humanos en Espa?a en este periodo: entonces se encarcelaba por objetar al servicio militar; hoy soldados profesionales forman las Fuerzas Armadas espa?olas. A mediados de los noventa, Amnist¨ªa Internacional, junto a Greenpeace e Interm¨®n Oxfam, denunciaba el secretismo de las exportaciones de armamento desde nuestro pa¨ªs: el a?o pasado se aprobaba una Ley de Comercio de Armas que lo har¨¢ mas transparente y deber¨ªa evitar que las armas acaben en manos de Gobiernos que las utilizan contra sus ciudadanos.
La experiencia demuestra que todo es posible con la suma de miles de acciones individuales, y con la movilizaci¨®n de las personas. Si Amina Lawal y Safiya Husseini no fueron lapidadas hasta la muerte en Nigeria hace unos a?os fue porque Amnist¨ªa Internacional en Espa?a supo canalizar la indignaci¨®n de nueve millones de personas. Si se ha conseguido un compromiso en la Asamblea General de Naciones Unidas para crear un Tratado Internacional que regule el comercio de armas fue porque un mill¨®n de personas presionaron a los Gobiernos del mundo.
Pero tambi¨¦n hay logros en riesgo, como la prohibici¨®n absoluta de la tortura. En 1984 entraba en vigor la Convenci¨®n Contra la Tortura de la ONU que la prohib¨ªa sin matices. Despu¨¦s de los atentados del 11-S no s¨®lo hemos documentado que la tortura se da todav¨ªa en m¨¢s de 100 pa¨ªses del mundo, sino que Gobiernos democr¨¢ticos como el de Estados Unidos la han legalizado en la pr¨¢ctica al aprobar al m¨¢s alto nivel "la ba?era" y otros m¨¦todos brutales, y al dictar la Ley de Comisiones Militares, que, en determinadas circunstancias, acepta las declaraciones obtenidas bajo tortura como prueba ante un tribunal de justicia.
?A qu¨¦ retos de derechos humanos nos enfrentamos hoy en Espa?a? ETA contin¨²a matando, y el asesinato del ex concejal Isa¨ªas Carrasco es el ¨²ltimo sangriento recordatorio de los riesgos que corren d¨ªa a d¨ªa amplios sectores de la poblaci¨®n en el Pa¨ªs Vasco, sometidos a amenazas y hostigamiento. El 10% de la poblaci¨®n en Espa?a es extranjera, y sin embargo las pol¨ªticas p¨²blicas para combatir el racismo y la xenofobia basculan entre la desgana y la invisibilidad y est¨¢n a la cola de Europa, mientras los controles fronterizos son casi la ¨²nica respuesta a la inmigraci¨®n ilegal que se cobra anualmente unas 3.000 vidas. La tortura no se reconoce como un problema en nuestro pa¨ªs, a pesar de que todos los organismos internacionales constatan que est¨¢ extendida y es persistente, y que se ceba especialmente con los inmigrantes. Varios de estos organismos han pedido que se suprima el r¨¦gimen de incomunicaci¨®n que se aplica a personas acusadas de terrorismo, que se extendi¨® a 13 d¨ªas en los ¨²ltimos a?os, o que se le dote de mayores garant¨ªas como el uso de videoc¨¢maras en los interrogatorios. En los ¨²ltimos a?os, por fin, la violencia de g¨¦nero se ha reconocido como un problema serio de derechos humanos, pero la falta de recursos, entre otras razones, ha hecho que m¨¢s de 250 mujeres hayan muerto a manos de sus compa?eros o ex compa?eros en los ¨²ltimos a?os.
Pero si hay un reto universal al que debemos enfrentarnos en los pr¨®ximos a?os es el de la pobreza como violaci¨®n de derechos humanos. En estos ¨²ltimos 30 a?os, a pesar de todas las promesas, los pobres, especialmente en ?frica, son mucho m¨¢s numerosos. Millones de personas no tienen acceso ni a la salud ni a la educaci¨®n; son v¨ªctimas de desalojos forzosos y son condenados al hacinamiento, a la miseria y a la muerte. Debemos conseguir que las v¨ªctimas del "crimen de pobreza" puedan reclamar, como las v¨ªctimas de la tortura, en los tribunales de justicia, y que sus responsables directos comparezcan en el banquillo de los acusados. Encontrar y juzgar a los "perpetradores de la pobreza" es el mayor reto al que nos enfrentamos. Hace 30 a?os liber¨¢bamos presos de conciencia; hoy hay que liberar tambi¨¦n a los "presos de la pobreza".
Esteban Beltr¨¢n Verdes es director de Amnist¨ªa Internacional.
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