Escribir es resistir
Escribir es resistir. Supongo que el hecho mismo de vivir tambi¨¦n es una cuesti¨®n de resistencia, pero de lo que no cabe duda es de que para escribir, sobre todo para escribir novelas, la tenacidad es m¨¢s necesaria que el talento. Creo que la mayor¨ªa de los autores pensamos que nuestros libros son lo mejor que somos; de ah¨ª la sensaci¨®n de rechazo personal que a menudo conlleva el rechazo de la obra. Es una llaga sin fondo, semejante a la cuchillada de un desamor. Llevando este sentimiento al extremo y sin cortarse un pelo, el premio Nobel Naipaul le dijo un d¨ªa a un periodista: "No puedo interesarme por la gente a la que no le gusta lo que escribo, porque al no gustarte lo que escribo me est¨¢s despreciando". Una frase egoc¨¦ntrica pero iluminadora de la hondura del conflicto.
La Fontaine no dud¨® en convertirse en un gorr¨®n y viv¨ªa de la caridad ajena hasta que le echaban
Es un alivio que Jorge Omar Viera haya sido por fin editado, pero esto no significa necesariamente el fin de la agon¨ªa
Por eso digo que escribir novelas es resistir. Es soportar el desd¨¦n de los editores, los adelantos a menudo miserables, las cifras de ventas muchas veces rid¨ªculas, las cr¨ªticas que pueden ser feroces, la destrucci¨®n de la edici¨®n porque no se vende, la falta total de eco en la prensa, el desinter¨¦s general engullendo y sepultando tu libro como una colada de achicharrante lava. El alegre chisporroteo del mercado y la ca¨ªda de ojos de Paul Auster han hecho creer a la gente que esto de ser novelista es un oficio glamuroso, pero en la vida real la inmensa mayor¨ªa de los escritores han de sobrellevar una infinidad de humillaciones. Y cuando son autores de raza, cuando de verdad les mueve la pasi¨®n por la literatura, ?con qu¨¦ impavidez se dejan maltratar por el bien de su obra! Para sacarla adelante. Y para conseguir ganarse la vida de alg¨²n modo sin tener que abandonar su escritura.
La historia de la literatura est¨¢ llena de vejaciones de este tipo. Como lo que le sucedi¨® al notable escritor suizo Robert Walser (1878-1956). El pobre estaba tan desesperado (no le publicaba nadie y no ten¨ªa un duro) que, pese a ser un aut¨¦ntico mis¨¢ntropo, acept¨® dar una conferencia que le hab¨ªa conseguido un amigo en un C¨ªrculo de Lectura. Hizo a pie m¨¢s de cien kil¨®metros desde Biel a Z¨²rich para ahorrar, pero, cuando lleg¨®, el presidente del C¨ªrculo, intranquilo por su aspecto de pirado, le pidi¨® una prueba de la charla. Ni que decir tiene que Walser lo hizo fatal y que fue sustituido por otro conferenciante. O como La Fontaine (1621-1695), que no dud¨® en convertirse en un gorr¨®n y viv¨ªa de la caridad ajena hasta que le echaban. Una de sus ricas anfitrionas escribi¨® en una carta: "Hoy estoy sola. Desped¨ª a todos mis sirvientes y me qued¨¦ con mis animalitos y mi peque?o La Fontaine". S¨ª, peque?o, menospreciado y aparentemente tan domesticado como un perro pomerania, pero aferrado a su obra de tal modo que hoy sabemos de ¨¦l y no de la mordaz arist¨®crata que lo aliment¨®.
Escribir es resistir, pero hay casos en los que el combate parece demasiado duro, demasiado inclemente. ?Por qu¨¦ algunas novelas francamente malas se publican y venden f¨¢cilmente, mientras que hay buenos autores y libros hermosos que no consiguen ni siquiera ser editados? D¨¦jame que te hable de Jorge Omar Viera. Nacido argentino, espa?ol desde 1992. Le¨ª el borrador de su primera novela, El regreso de Nightenday, en 1993, y me pareci¨® poderosa, original, muy bien escrita. A¨²n sigue in¨¦dita. Jorge ha sido rechazado por m¨¢s de veinte editoriales y ha seguido escribiendo en ese cortante filo de aguante y de dolor durante veinte a?os sin lograr resultados. S¨®lo por esa proeza de resistencia ya lo encuentro admirable. Ahora la rompedora editorial Funambulista acaba de sacar Mientras gira el viento, que fue finalista del Premio Mario Lacruz. Es la tercera novela de Viera (la segunda tampoco se ha publicado), una historia conmovedora, sugerente y bella que comienza con la muerte a tiros de un muchacho en los arrabales de S?o Paulo y termina siendo una vibrante celebraci¨®n de la vida.
Es un alivio que Viera haya sido por fin editado, pero esto no significa necesariamente el fin de la agon¨ªa. Si no se rinden, creo que, antes o despu¨¦s, los buenos escritores siempre consiguen publicar. Pero luego les aguardan nuevos despe?aderos, la criba feroz de quienes no son le¨ªdos. ?Es tan f¨¢cil pasar inadvertido, es tan f¨¢cil que la novela de un desconocido quede sepultada bajo las pilas de best sellers, que sea devuelta a los diez d¨ªas y convertida en pulpa de papel un mes m¨¢s tarde! Y as¨ª, puede que te editen una, quiz¨¢ dos novelas. Pero, si no las vendes, lo m¨¢s probable es que no consigas publicar jam¨¢s una tercera. Recuerdo al valenciano Javier Sart¨ª, autor de dos novelas formidables y terribles, dos obras absorbentes, La memoria in¨²til y El estruendo, que tuvieron excelentes cr¨ªticas; pero Sart¨ª sigue en dique seco, incomprensiblemente desconocido y marginado.
Pero voy a terminar con una historia feliz, la historia de Firmin, una rata bostoniana amante de los libros (se los come). Firmin es una f¨¢bula punzante, desternillante y dolorosa sobre la condici¨®n humana. Es la primera novela de Sam Savage, un norteamericano de unos sesenta a?os con aspecto de haberse pasado los cuarenta ¨²ltimos como n¨¢ufrago en una isla desierta. Savage fue doctor en Filosof¨ªa, y luego mec¨¢nico de bicicletas, y carpintero, y pescador, y, a juzgar por su aire estrafalario, es sobre todo un superviviente de s¨ª mismo. Firmin fue publicado en 2006 por una editorial min¨²scula de Minneapolis y, contra todo pron¨®stico, logr¨® un modesto ¨¦xito fuera de los circuitos oficiales. Un ejemplar cay¨® por casualidad en manos de Elena Ram¨ªrez, editora de Seix Barral, que se enamor¨® del inolvidable Firmin y decidi¨® no s¨®lo publicarlo en espa?ol, sino adem¨¢s comprar los derechos mundiales, una operaci¨®n que jam¨¢s se hab¨ªa hecho antes en nuestro pa¨ªs con un libro extranjero. Firmin lleva m¨¢s de 50.000 copias vendidas en Espa?a, en internet est¨¢ en marcha un fen¨®meno llamado firminman¨ªa y la novela ya ha sido adquirida por catorce pa¨ªses. Para escribir, en fin, hay que ser tan resistente como una buena rata de alcantarilla.
Mientras gira el viento. Jorge Omar Viera. Funambulista Editorial. Madrid, 2007. 208 p¨¢ginas. 13,50 euros. La memoria in¨²til. Javier Sart¨ª. Alianza Editorial. Madrid, 2000. 328 p¨¢ginas. 18 euros. El estruendo. Javier Sart¨ª. Espasa Calpe. Madrid, 2002. 368 p¨¢ginas. 17 euros. Firmin. Sam Savage. Seix Barral. Barcelona, 2007. 224 p¨¢ginas. 16.50 euros.
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