La perversi¨®n de los ideales / 3
La pol¨ªtica se muere, los partidos exultan, la ideolog¨ªa se ahoga en la confusi¨®n, el poder es el objetivo ¨²nico y sus aspirantes se multiplican e impacientan. Esa turbamulta de ambiciones y de urgencias cuyos objetivos colectivos son precarios e intercambiables tiene un solo polo de agregaci¨®n: el ¨¦xito personal. Los principios y valores que son su raz¨®n de ser han perdido sus perfiles diferenciales y funcionan como pretextos, en algunos casos con voluntad de legitimaci¨®n, de sus opciones y pr¨¢cticas. P¨²blico y privado son espacios de interpenetraci¨®n y convergencia igualmente aptos para la pr¨¢ctica del mando, en particular dentro de los partidos. De aqu¨ª que a sus puertas se agolpen todos aquellos que se sienten particularmente concernidos por esa actividad y que los partidos se hayan convertido en campos privilegiados de las luchas por la conquista del poder en la sociedad en su conjunto y dentro de los colectivos que cada uno de ellos forma.
La nueva declaraci¨®n del socialismo franc¨¦s se sit¨²a en la l¨ªnea del socialismo liberal
Ci?¨¦ndonos a la inmediata actualidad, el Partido Popular espa?ol y la pugna entre Esperanza Aguirre y Mariano Rajoy y sus contornos militantes m¨¢s inmediatos, por no hablar de las rivalidades dentro de los nacionalismos catal¨¢n y vasco; o la desaforada carrera en pelo en el socialismo franc¨¦s en el que la porf¨ªa S¨¦gol¨¨ne Royal / Bertrand Delano? sigue estando acompa?ada por un nutrido escuadr¨®n de barones de los que ninguno se quiere bajar del tren. Entre ellos destacan Dominique Strauss-Kahn, Laurent Fabius, Pierre Moscovici, Martine Aubry, Julien Dray, Vincent Peillon, sin olvidar la funci¨®n de hermano mayor que sigue cumpliendo Lionel Jospin y los ¨²ltimos reclutados Arnaud Montebourg y el catal¨¢n franc¨¦s Manuel Valls. Brega que deja necesariamente cicatrices y que no puede abreviarse mediante una clarificaci¨®n ideol¨®gica que ayude al posicionamiento y por ende a la agrupaci¨®n de unos y de otros. Aunque tanto en el campo liberal como en el socialista se reclame un esclarecimiento program¨¢tico que precise y redefina cu¨¢l es su marco doctrinal y cu¨¢les sus fundamentos pol¨ªticos b¨¢sicos.
En el caso del Partido Popular espa?ol convendr¨ªa confirmar si la decisi¨®n de Jos¨¦ Maria Aznar de alinearlo frontalmente en el espacio de los neocons norteamericanos sigue vigente tanto respecto de la pol¨ªtica internacional como en los temas de pol¨ªtica social y de tratamiento de la naturaleza, o por el contrario las matizaciones en favor del liberalismo cl¨¢sico de Rajoy, Camps, Arenas, etc¨¦tera, son hoy los dominantes. En cualquier caso, la existencia de una plataforma doctrinal tan potente como FAES deber¨ªa ayudar a su partido a situarse con claridad en el nuevo liberalismo o en el integrismo neocon. El Partido Socialista franc¨¦s se dot¨® el martes pasado de una nueva Declaraci¨®n de Principios, que se someter¨¢ a debate y votaci¨®n en la Convenci¨®n Nacional del pr¨®ximo 14 de junio y sustituir¨¢ a la que se aprob¨® en el a?o 1990. La declaraci¨®n que revindica una econom¨ªa social y ecol¨®gica de mercado; que se declara favorable a un modelo de desarrollo sostenible y se manifiesta comprometida con la salvaguardia del planeta; insiste en la obligaci¨®n de promover un sector privado din¨¢mico. Parece claro que la nueva opci¨®n del socialismo franc¨¦s, como veremos despu¨¦s, se sit¨²a en la l¨ªnea de lo que se ha calificado de socialismo liberal.
Clarificaci¨®n especialmente importante en este momento en el que las dos grandes opciones pol¨ªtico-ideol¨®gicas, el liberalismo y el socialismo que durante los siglos XIX y XX han se?oreado la vida publica del mundo occidental, han perdido bastantes de sus caracter¨ªsticas antag¨®nicas y han ido acercando sus posiciones hasta constituir un continuum en diversos ¨¢mbitos.
Este proceso de aproximaci¨®n doctrinal y de homogeneizaci¨®n en los planteamientos y soluciones es lo que ha generado el resultado que hoy se designa como pensamiento ¨²nico. Pero m¨¢s all¨¢ de la vaguedad y de la indefinici¨®n b¨¢sica propia de esta designaci¨®n, la interrelaci¨®n entre liberalismo y socialismo puede ser objeto, tanto en su decurso hist¨®rico como en su aprehensi¨®n te¨®rica, de una doble consideraci¨®n, que parte en ambos casos del descr¨¦dito de las experiencias comunistas, en especial de la sovi¨¦tica. Sus dos grandes referentes, que constituyen los ejes centrales de la democracia radical, son la libertad y la igualdad. El tratamiento de su interacci¨®n y la secuencia de sus prioridades se traducen en las dos grandes variantes: el liberalismo social desde J. S. Mill pasando por Calogero hasta Monique Canto-Sperber, y el socialismo liberal con Rosselli, Bobbio, Lefort y Habermas.
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