Insomnio
Retorna a un programa de entrevistas Lorena Berd¨²n, una mujer que me resulta grata. A la c¨¢mara le gusta mirarla. A m¨ª tambi¨¦n. Me ocurr¨ªa lo mismo con Julia Otero, Montserrat Dom¨ªnguez, Rosa Mar¨ªa Mateo, Concha Garc¨ªa Campoy, ?ngels Barcel¨®, Mara Torres, Elena Ochoa, Olga Viza, ?ngeles Caso, Victoria Prego, Mari Carmen Garc¨ªa Vela, Silvia Intxaurrondo y por ah¨ª. A la mayor¨ªa les fascinan Teresa Campos y Mercedes Mil¨¢. Incluso Carmen Sevilla. Las afinidades electivas, que dir¨ªa Goethe. O a cada uno lo suyo, que dijo no s¨¦ qui¨¦n.
Era fascinante observar las dotes de comedianta y la desarmante naturalidad de Lorena Berd¨²n explicando en sus memorables exploraciones del sexo cositas tan educativas como la forma correcta de devorar los genitales ajenos o de darle gusto a los propios. Ahora se ha propuesto disparar con balas de plata, que seg¨²n la leyenda es la ¨²nica forma de acabar con la amenazante y pat¨¦tica existencia de los hombres lobo. Pero despu¨¦s de varias entregas deduzco que no hay ning¨²n af¨¢n exterminador en Lorena y s¨ª notable calidez y rendida admiraci¨®n hacia sus invitados. El jueves contaba con el brillante esgrimista verbal Antonio Gala, imprevisible y mordaz, culto y transgresor, alguien que siempre da juego. Tambi¨¦n con Nacho Duato, tan cosmopolita, tan cool, tan guaperas, tan artista, tan todo. Del primero me result¨® conmovedora su dolorosa obediencia filial y del segundo me sorprende la certidumbre, a¨²n m¨¢s cursi que l¨ªrica, de que el arte danzar¨ªn puede equivaler a hacer el amor con el agua. No lo pillo, soy demasiado prosaico.
Y me sorprende lo bien que se llevan ellos con ese temible asaltante nocturno llamado insomnio. Lo definen como la enfermedad de los solitarios. Les envidio la educada convivencia que establecen con ¨¦l. Yo le temo. A los miedos, los fantasmas, el desquiciamiento y los malos rollos que le acompa?an siempre.
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