Los olvidados
El Playa de Bakio, como barco, est¨¢ secuestrado por piratas en el Cuerno de ?frica y como noticia anda algo esquinado, sumergido casi, en los medios de comunicaci¨®n. Cuando est¨¢ en juego la vida de las personas, y en un lugar del mundo hecho a?icos, ser¨ªa m¨¢s que temerario predicar soluciones simples o tajantes. Los periodistas tenemos que procurar aplicarnos con m¨¢s frecuencia ese aforismo destinado a militares que dice: "No es lo mismo tomar caf¨¦ en las trincheras que las trincheras en el caf¨¦". Ser¨ªa, desde luego, una ruindad el que se aprovechara para intentar obtener un bot¨ªn pol¨ªtico interno. No ha sido as¨ª, por lo menos hasta ahora. Tal vez es un signo de mayor inteligencia en los cosos partidistas del ruedo ib¨¦rico y que nos indica el final de un ciclo para los que tanto han explotado un patriotismo vocinglero y corsario. Seis d¨ªas despu¨¦s del secuestro, todo el mundo est¨¢ de acuerdo en que lo ¨²nico importante ahora es salvar la vida de los pescadores y que las familias se sientan respaldadas por un Estado eficaz. Pero hay algo que llama poderosamente la atenci¨®n. S¨ª, poderosamente (el adverbio es feo, pero poderoso) la atenci¨®n. Ese tratamiento subalterno de un suceso tan excepcional, tan grave, y de un suspense angustioso. Imaginemos otra situaci¨®n. Que el buque asaltado fuese un crucero o una embarcaci¨®n de lujo, con personajes o pasajeros adinerados. El despliegue informativo ser¨ªa descomunal. El seguimiento, exhaustivo. Los dramas personales y familiares desbordar¨ªan los espacios de las secciones de sociedad. El Playa de Bakio abrir¨ªa las tertulias. Habr¨ªa a todas horas programas especiales en televisi¨®n. Pero son pescadores, peones de brega en la econom¨ªa de riesgo. Las familias ocupan ¨¦picos espacios de silencio. Una vez m¨¢s, en una Espa?a que naci¨® y renaci¨® con el mar, se cumple la tremenda denuncia de Joseba Beobide, el cura vasco que revolucion¨® Terranova: "Hay vivos, muertos... y marineros".
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