"Yo aplico el fascismo y el catolicismo"
Cordial, grit¨®n y robusto, Giancarlo Gentilini llena su despacho, que debe medir cerca de 50 metros cuadrados. El alcalde m¨¢s fascista de Italia inicia, a sus 78 a?os, el cuarto mandato como sheriff de Treviso, una ciudad de 100.000 habitantes que recuerda a Holanda: hay bicicletas, canales, parques cuidad¨ªsimos, calles limp¨ªsimas y se ve a muchos emigrantes extracomunitarios. Todo est¨¢ tan ordenado que da miedo tirar una colilla al suelo. En ocho a?os de alcald¨ªa y cuatro de vicealcalde, la pol¨ªtica de tolerancia doble cero de Gentilini se ha convertido en el modelo que inspira las ideas de la Liga Norte y el Partido del Pueblo de Silvio Berlusconi sobre inmigraci¨®n. "Lo he hecho todo aplicando las ense?anzas del fascismo y el catolicismo", dice.
Yo no soy xen¨®fobo, pero odio a los 'camellos', a las prostitutas...
Destru¨ª dos campos de n¨®madas porque eran un refugio de gente que robaba
Pregunta. Ha sido nuevamente elegido. ?Cu¨¢l es su secreto?
Respuesta. Los ciudadanos me quieren. Saben que el centro-izquierda ha fracasado y en esas condiciones la apat¨ªa es imposible. A m¨ª me interesa que vote la mayor¨ªa silenciosa, la que no habla pero juzga.
P. ?Ha sido el triunfo de la Liga o de Berlusconi?
R. Hemos vencido unidos, aunque yo me present¨¦ con una lista personal. La suma de la Liga y la lista Gentilini ha sacado el 35% de los votos. (Da un golpe en la mesa). Es la cuarta vez que gano. La primera fue en 1994.
P. Creo que fue soldado.
R. Artillero, s¨ª. Pas¨¦ todas las desgracias de la guerra, y el fascismo me ense?¨® orden y disciplina, que es lo que he aplicado en mi mandato. Viv¨ª la ocupaci¨®n nazi, la liberaci¨®n, fui vendedor de fruta y de pescado, soldado y despu¨¦s abogado. En 1994, ya jubilado, me preguntaron que si quer¨ªa ser alcalde de Treviso; me ech¨¦ a re¨ªr, pero venc¨ª a los colosos de acero, bronce y hierro.
P. ?C¨®mo era Treviso entonces?
R. Estaba muerta, desconocida, sucia, oscura, sin cultura. Ahora es conocida en todo el mundo.
P. Gracias al sheriff.
R. Apliqu¨¦ el Evangelio seg¨²n Gentilini: la tolerancia doble cero y el respeto a las leyes. En tres meses desaparecieron los lavacoches y los mendigos, y en un a?o echamos a los vendedores falsos de pacotilla y baratijas. Aqu¨ª no tenemos esos personajes que proliferan en Venecia, Padua o Vicenza.
P. ?Cu¨¢ntos emigrantes viven aqu¨ª?
R. Unos 4.000. Los hemos integrado bien. La inmigraci¨®n es una riqueza, pero hay que exigir los mismos requisitos que nos ped¨ªan a nosotros: identidad, trabajo, porque no puede ser que est¨¦n en el parque con el m¨®vil a las once de la ma?ana sin hacer nada, tarjeta sanitaria, y un certificado de penales limpio. Por exigir eso me han llamado racista, han dicho que era igual que Hitler y Mussolini. ?Por qu¨¦ entonces me han elegido por cuarta vez? Son infamias de los peri¨®dicos y las televisiones.
P. ?Tratar as¨ª a los inmigrantes no es xenofobia?
R. Yo no soy xen¨®fobo, pero odio a los camellos, a las prostitutas, al comercio de armas. Y no puedo tolerar a los gitanos, de hecho destru¨ª dos campos n¨®madas porque eran un refugio de gente que robaba noche y d¨ªa. No puedo consentir que ni?os gitanos de seis o siete a?os roben a nuestros ancianos. Treviso es un oasis, y todos quieren venir a vivir aqu¨ª. Estoy orgulloso de eso. Mis mensajes son aplicados ahora por otros alcaldes, incluso de izquierda. Pero ¨¦sos s¨®lo son sheriffitos. El sheriff de Italia soy yo.
P. Hizo incluso una "limpieza ¨¦tnica de maricones".
R. Fue un hecho localizado. Fuera del hospital hay un gran aparcamiento, y algunos vecinos vinieron a decirme que hab¨ªa all¨ª hombres y mujeres que de madrugada ped¨ªan prestaciones. La gente estaba aterrorizada. Ped¨ª a la comandante de la polic¨ªa municipal que investigara, me dijo que en efecto hab¨ªa all¨ª homosexuales, lesbianas y otras especies de esa categor¨ªa, dije que en tres d¨ªas quer¨ªa ese lugar liberado, los arrestamos, los identificamos e hicimos la limpieza. Dijeron que soy un hom¨®fobo, pero no es verdad. Cada cual es ¨¢rbitro de su propio cuerpo, soy incluso favorable a la prostituci¨®n libre, pero las efusiones amorosas no pueden realizarse en los espacios municipales. En clubes y casas, lo que quieran, pero sin penalizar a los ciudadanos. Me compararon a las leyes raciales de Hitler. Otro ardid para vender peri¨®dicos.
P. Pero usted sigue siendo fascista.
R. Fui educado en la m¨ªstica fascista y he aplicado esas ense?anzas. El amor a la tricolor, a las leyes y al pr¨®jimo. Luego consolid¨¦ esas teor¨ªas con nueve a?os en el colegio San P¨ªo X. Y apliqu¨¦ tambi¨¦n las leyes del catolicismo.
P. ?En qu¨¦ sentido?
R. Aplicando la religi¨®n de Estado. Eliminando por ejemplo los intentos de construir mezquitas, porque son lugares de encuentro y refugio de gente que no se sabe su identidad, ni de d¨®nde vienen. Es in¨²til que me digan que una mezquita es como una iglesia, porque ya sabemos que el islam persigue la eliminaci¨®n del infiel, mientras el cristianismo se inspira en el perd¨®n y la conversi¨®n.
P. En resumen, no le gusta la integraci¨®n.
R. La integraci¨®n debe venir desde abajo, no desde arriba. En Estados Unidos tampoco es perfecta, y llevan a?os intent¨¢ndolo. El problema es que las poblaciones hambrientas del mundo no controlan la procreaci¨®n, y tienen masas que nacen, y luego beben y comen. Habr¨¢ una revoluci¨®n. Esas masas vendr¨¢n, lo ver¨¢n nuestros hijos y nietos. Pero hoy el momento hist¨®rico es muy favorable. Treviso y Vicenza son las provincias que arrastran la econom¨ªa nacional, tenemos obras hasta el infinito, corren r¨ªos de dinero, hay ya 60 o 70 bancos, y trabajo para todos. Por cierto, un banco espa?ol acaba de abrir una sucursal aqu¨ª. ?Arriba Espa?a! Ja, ja, ja.
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