Hacerse guarda en una semana
El intrusismo y la m¨ªnima formaci¨®n, principales problemas desde 1992
Las posibilidades de convertirse en vigilante de seguridad var¨ªan en funci¨®n de la empresa en la que uno desee trabajar. Metro tiene los servicios contratados a seis compa?¨ªas. Un redactor de EL PA?S intent¨® acceder a la preparaci¨®n de vigilante en tres de ellas. En todas hay vacantes.
La Ley de Seguridad establece que el curso de habilitaci¨®n dura 180 horas, normalmente repartidas en seis semanas lectivas. Ese curso permite obtener un diploma con el que hacer despu¨¦s el examen del Ministerio del Interior. Prosegur, una de las empresas para las que trabajaban los vigilantes que aparecen en los v¨ªdeos de las agresiones, y que forma a sus propios empleados, afirma oficialmente que sus cursos duran las 180 horas que marca la ley. La cosa cambia si uno llama para conseguir trabajo.
Una mujer indica al aspirante que puede ser auxiliar, una figura ilegal
Cerca de 8.000 trabajadores carecen de t¨ªtulo, dicen los sindicatos
La operadora que recibe la llamada pregunta si el solicitante dispone de la habilitaci¨®n que concede el Ministerio del Interior. La respuesta es no. "?Y el diploma?", requiere ella. "Tampoco". "Pues vienes a la sede, rellenas la solicitud y realizas un curso de formaci¨®n que puede durar entre una y dos semanas" (cuatro menos que las que marca la ley). Luego, dice la mujer, ya se puede trabajar. Casesa, otra de las firmas que oficialmente informa de cursos de 180 horas, pone la cuesti¨®n a¨²n m¨¢s f¨¢cil.
En su sede de Las Rozas, una empleada pide que se rellene el formulario. Si no se dispone de ning¨²n t¨ªtulo oficial pero el solicitante tiene el graduado escolar, pasar¨¢ a ser auxiliar. "Eso significa que puedes ser repartidor o incluso acompa?ar a vigilantes en su trabajo". Lo que no explica la empleada al aspirante es que el auxiliar es una figura ilegal, seg¨²n confirma un portavoz de la Jefatura de Seguridad Privada del Cuerpo de Polic¨ªa Nacional.
Ilegal pero muy extendida. Los sindicatos llevan a?os denunciando ante distintas instancias el gran porcentaje de intrusos (entre un 30% y un 40%, seg¨²n sus cifras, unos 8.000 empleados en Madrid). Es un trabajo en el que la demanda supera a la oferta, lo que facilita la entrada de trabajadores sin placa, que no constan en el listado del Ministerio del Interior y escapan a su control, aunque es f¨¢cil detectarlos.
En un recorrido de tres horas y media por 14 estaciones del suburbano el pasado mi¨¦rcoles, el transe¨²nte se topa con 34 vigilantes, de los que cuatro carecen de la placa blanca que les acredita como personal habilitado
La cuesti¨®n, adem¨¢s de evidente, no es nueva en absoluto. La Ley de Seguridad Privada, aprobada en 1992, citaba ya en su pre¨¢mbulo "numerosos problemas" como el intrusismo o la deficiente formaci¨®n de vigilantes, dos cuestiones que perviven 16 a?os despu¨¦s.
?Qu¨¦ hace el Ministerio del Interior para solucionar el viejo problema? Desde la Jefatura de Seguridad Privada aseguran, sin facilitar cifras concretas, que cada a?o aumentan las inspecciones y sanciones. Basta un paseo r¨¢pido por un centro comercial o un pol¨ªgono para constatar que esas inspecciones no bastan. Abundan los vigilantes sin placa y con tres llamadas se demuestra que no siempre la formaci¨®n es la adecuada.
En Falcon, otra empresa que trabaja con Metro, la telefonista explica que no emplean a aspirantes no habilitados por el Ministerio del Interior. "Lo sentimos. Cuando tenga el t¨ªtulo, vuelva a llamarnos. Gracias".
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