El cuello no enga?a
Nora Ephron, guionista de una inolvidable pel¨ªcula sobre las relaciones entre sexos (Cuando Harry encontr¨® a Sally), es la autora de un libro ahora traducido al espa?ol titulado El cuello no enga?a, en el que reflexiona sobre el paso del tiempo en la piel y en la vida. Lo hace con iron¨ªa: "?C¨®mo pueden decir que les gusta hacerse mayores? ?Es que no tienen cuello?". Es verdad que algunos -y sobre todo algunas- resisten y su cuello parece inmune al paso del tiempo. Pero, en general, la vida es muy dura y, en consecuencia, el cuello se va volviendo fl¨¢cido. Y eso vale para muchas otras cosas.
Por ejemplo, para muchas de nuestras instituciones internacionales, que no resisten el paso del tiempo y se preguntan si la soluci¨®n para seguir aparentando es la cirug¨ªa, el botox, un lifting o qui¨¦n sabe qu¨¦.
El Grupo de los Siete ha ido perdiendo relevancia estrat¨¦gica frente a las econom¨ªas emergentes
El ejemplo paradigm¨¢tico es, sin duda, la Alianza Atl¨¢ntica, la OTAN. Pero no es nuestro tema de hoy. Tampoco otras instituciones con pecado original, como la propia ONU, la Unesco o la FAO, organismos multilaterales aquejados de desequilibrios previos y, aparentemente, insolubles. Tampoco quisiera referirme ahora -ya habr¨¢ ocasi¨®n- a las instituciones nacidas de Bretton Woods y que permanecen (el FMI o el Banco Mundial y todos sus derivados regionales), o que se han perfeccionado (la Organizaci¨®n Mundial del Comercio, como resultante del antiguo GATT), o que se han diluido, como el Sistema Monetario Internacional.
Hoy quiero referirme a otras instituciones m¨¢s informales, creadas ad hoc, como resultado de la aut¨¦ntica correlaci¨®n de fuerzas a nivel internacional y que han sido muy relevantes hasta hoy. Me refiero, por ejemplo, al G-7.
Hace unos a?os, los pa¨ªses m¨¢s industrializados del mundo, ante la inoperancia de las instituciones multilaterales, decidieron organizarse, de manera informal pero regular, a trav¨¦s de reuniones peri¨®dicas. Se autodenomin¨® el G-7. El objetivo era compartir estrategias, pol¨ªticas econ¨®micas y fijar prioridades comunes.
El criterio estaba claro: eran las siete econom¨ªas m¨¢s importantes de la Tierra. Es decir, Estados Unidos, Jap¨®n, Alemania Francia, Reino Unido, Italia y Canad¨¢. M¨¢s adelante, por razones m¨¢s estrat¨¦gicas que econ¨®micas, se decide ampliar el club incorporando a Rusia: del G-7 pasamos al G-8.
Todas ellas (incluyendo a estos efectos a Jap¨®n) formando parte de lo que, convencionalmente, llamamos Occidente.
Pero, hoy, y sobre todo ma?ana, la realidad es muy distinta. Y acaba con los sue?os de que, por ejemplo, Espa?a pueda formar parte de tan exclusivo club. Pudimos hace un cierto tiempo, pero ya no. Vayamos por partes.
Seg¨²n el FMI, y en paridad de poder adquisitivo, que es lo que vale, Estados Unidos sigue siendo, de largo, la mayor econom¨ªa del mundo. Pero hoy apenas supera el 21% del total mundial, y en 2013 ser¨¢ el 19%. Y en el mismo a?o, China m¨¢s India supondr¨¢n el 20,3%.
Y sigamos con los rankings. En 2013, Estados Unidos seguir¨¢ siendo la mayor potencia mundial. China ser¨¢ la segunda e India la tercera, por delante de Jap¨®n. Despu¨¦s, en quinto lugar, Alemania; luego Rusia, y despu¨¦s, Reino Unido, Francia y Brasil. Y luego, Italia y M¨¦xico, y en duod¨¦cimo lugar, Espa?a.
Pero hay otra manera de ver las cosas: por PIB per c¨¢pita y por paridad de poder adquisitivo.
Y ah¨ª las cosas son un poco diferentes. En 2013, Estados Unidos sigue encabezando la clasificaci¨®n, y le siguen Holanda, Canad¨¢, Australia, Reino Unido, Alemania, Jap¨®n, Taiwan, Francia y Espa?a, en d¨¦cimo lugar, que habr¨¢ hecho ya el sorpasso a Italia, superada tambi¨¦n por Corea del Sur.
Dejemos ya las clasificaciones e intentemos extraer algunas conclusiones de car¨¢cter m¨¢s cualitativo y estrat¨¦gico.
La primera es que el G-7 ha ido perdiendo, en virtud de la evoluci¨®n econ¨®mica mundial y, particularmente, de la irrupci¨®n espectacular en escena de los pa¨ªses emergentes, relevancia estrat¨¦gica, puesto que a cinco a?os vista apenas supondr¨¢n el 38% de la econom¨ªa mundial, mientras que seis econom¨ªas emergentes (China, India, Rusia, M¨¦xico e Indonesia) supondr¨¢n el 30%. Antes, las decisiones del G-7 ten¨ªan repercusiones globales. Hoy tienen enfrente crontrapoderes muy notables. Y lo ser¨¢n cada vez m¨¢s en el futuro.
La segunda es que los pa¨ªses m¨¢s ricos (medido en producto per c¨¢pita) siguen siendo aquellos que tienen econom¨ªas de mercado abiertas desde hace muchos a?os, y as¨ª va a ser todav¨ªa durante mucho tiempo. Pero una cosa es ser rico y otra ser importante.
Y de ah¨ª la tercera reflexi¨®n, que me parece obvia: si Europa quiere seguir jugando un papel relevante en los diferentes foros internacionales, debe aparecer unida, porque por separado cada pa¨ªs es cada d¨ªa menos significativo. Y si Estados Unidos, que seguir¨¢ siendo la primera potencia mundial por muchos a?os (aunque con peso decreciente), desea una interlocuci¨®n v¨¢lida a la hora de fijar estrategias a nivel global, necesita reconfigurar muchas cosas. Y, entre ellas, desde luego, reformular la composici¨®n del G-7, hoy envejecido y falto de vigor, frente a la juventud y la fuerza de las econom¨ªas emergentes. Y Espa?a, a pesar del largo ciclo expansivo que ha vivido en los ¨²ltimos 14 a?os, queda fuera del top ten. Hace unos a?os, cuando el fen¨®meno de las econom¨ªas emergentes no era tan evidente, se pod¨ªa plantear nuestra incorporaci¨®n al club de los pa¨ªses m¨¢s industrializados. Hoy, salvo que hablemos, por lo menos, de un G-12, ya no parece plausible.
Josep Piqu¨¦ es economista y ex ministro.
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