"Mientras me mol¨ªan a palos, no paraban de insultarme"

Nuevo caso de violencia racista a manos de vigilantes del metro. Un inmigrante de origen ecuatoriano, Juan Crist¨®bal Y. G., de 49 a?os, ha denunciado a tres guardas de seguridad de la estaci¨®n de Avenida de Am¨¦rica por haberle golpeado durante al menos 10 minutos la madrugada del pasado 6 de enero, d¨ªa de Reyes.

La v¨ªctima a¨²n sigue de baja y estar¨¢ unos dos meses sin trabajar

Uno de los guardas lleg¨® a tomar impulso para patearle la espalda

La v¨ªctima, que a¨²n sigue de baja, fue operado del hombro derecho a causa de la paliza. Juan Crist¨®bal acababa de salir de su trabajo. Es camarero en un restaurante de la autov¨ªa de A Coru?a (A-6) y se dirig¨ªa a su casa. Tras montar en el metro en la estaci¨®n de Moncloa, tom¨® la l¨ªnea 6 hasta Avenida de Am¨¦rica, donde ten¨ªa que hacer transbordo en la l¨ªnea 4 hasta la estaci¨®n de Prosperidad. En el vag¨®n iban unos j¨®venes con signos evidentes de haber bebido, que no paraban de increpar a la gente y de hacer gamberradas.

Cuando el convoy lleg¨® a Avenida de Am¨¦rica, entraron tres vigilantes de la empresa Falcon Seguridad y un perro con bozal. Los tres hombres desalojaron el vag¨®n. "A la puta calle", comenzaron a gritar, seg¨²n el relato de Juan Crist¨®bal. ?l se dirigi¨® a ellos y les dijo que no se marchaba, que ten¨ªa que enlazar con el ¨²ltimo metro, como todas las noches. "Un vigilante rapado sac¨® su porra y empez¨® a golpearme en las piernas. Cuando le dije que qu¨¦ hac¨ªa, empez¨® a insultarme 'hijo de puta, inmigrante de mierda' y cosas parecidas", recuerda Juan Crist¨®bal, al que a¨²n le da p¨¢nico subir al metro.

Uno de los vigilantes lleg¨® a tomar impulso para asestarle una brutal patada en la espalda. Juan Crist¨®bal cay¨® al suelo y se golpe¨® el hombro derecho. A partir de ah¨ª, le llovieron patadas y golpes. "A esa hora ya no quedaba nadie en el and¨¦n. Lo menos estuvieron 10 minutos peg¨¢ndome. Yo no pude ni defenderme. Me daban en la espalda, en los brazos, en las piernas. No s¨¦ ni c¨®mo no me mataron", rememora con cierto nerviosismo.

La llegada de un responsable de seguridad que estaba en la estaci¨®n le permiti¨® zafarse de sus agresores. "El rapado no hac¨ªa m¨¢s que buscar un hueco para colarse entre sus compa?eros y seguir peg¨¢ndome", a?ade Juan Crist¨®bal. ?ste sali¨® a la calle y, gracias a un vigilante que conoc¨ªa, llam¨® al Samur-Protecci¨®n Civil y a la polic¨ªa. Fue trasladado al hospital Cl¨ªnico. Seg¨²n el parte m¨¦dico, sufr¨ªa un esguince clavicular y posible luxaci¨®n del hombro derecho, golpes en el flanco derecho, en el muslo derecho, en la zona escapular izquierda y en el brazo izquierdo.

La lesi¨®n del hombro le oblig¨® a estar con el brazo en cabestrillo hasta que fue operado el pasado 25 de marzo. A¨²n sigue de baja y esta semana empieza la rehabilitaci¨®n. Estar¨¢ unos dos meses sin trabajar. "Gracias a que la mutua de trabajo lo consider¨® accidente de trabajo sigo cobrando algo, pero no me alcanza. Lo estoy pasando muy mal por culpa de unas personas que tendr¨ªan que ser despedidas para que no volvieran a hacer lo que me pas¨® a m¨ª", lamenta Juan Crist¨®bal, que est¨¢ casado y tiene siete hijos.

Todav¨ªa est¨¢ pagando el pr¨¦stamo que tuvo que pedir para regresar desde Ecuador a Madrid cuando se produjo la quiebra de la compa?¨ªa Air Madrid. "Durante estos meses, ya le he dicho a mi esposa que se apa?e como pueda, porque no podr¨¦ mandarle dinero", a?ade.

Metro de Madrid afirm¨® ayer que los problemas se produjeron cuando dos vigilantes, acompa?ados de un perro, obligaron a un grupo de pasajeros que estaban en el and¨¦n de la l¨ªnea 4 a abandonar la estaci¨®n. El servicio ya hab¨ªa concluido. Seg¨²n los vigilantes, Juan Crist¨®bal se pele¨® con otro viajero en el vest¨ªbulo de la estaci¨®n. Los guardas s¨®lo se limitaron a separarlos, "sin emplear en ning¨²n momento la violencia", seg¨²n un portavoz. D¨ªas despu¨¦s, los vigilantes fueron interrogados por la polic¨ªa. En la denuncia consta que fueron tres, pero las caracter¨ªsticas de uno de ellos no se corresponde con los supuestos atacantes, seg¨²n Metro.

Esteban Ibarra, presidente del Movimiento contra la Intolerancia, denunci¨® la impunidad de los vigilantes "en estas agresiones xen¨®fobas". "Es inasumible que estas personas tan racistas puedan estar trabajando en un servicio p¨²blico como es el metro. Cada vez son m¨¢s frecuentes estas agresiones y a nadie parece interesarle acabar con ellas", se quej¨®.