Independencia. S¨ª. Y coherencia
Tengo que agradecer a Izquierda Unida y al PSOE de Andaluc¨ªa por proponerme formar parte del Consejo Audiovisual. Mucho. Por la elecci¨®n, refrendada por el pleno del Parlamento, como todos los consejeros, y por la coincidencia. No me hace falta decir que soy independiente, de hecho tendr¨ªa que aclarar de qui¨¦n o de qu¨¦ soy independiente. ?Soy independiente de las ideolog¨ªas? ?De los grupos medi¨¢ticos? ?De los lobbies de presi¨®n? Independientes son las decisiones, no las personas. Mi a?orado Pl¨¢cido Fern¨¢ndez Viagas ya se jug¨® la carrera y el sueldo hace muchos a?os para reivindicar el derecho de los jueces a tener ideolog¨ªa, el derecho de los ciudadanos a que las sentencias sean independientes.
Digo todo esto, y lo lamento, porque las declaraciones de Antonio Sanz o de Manuel ?ngel V¨¢zquez Medel sobre el partidismo de los cinco consejeros que no hemos apoyado la decisi¨®n contra la RTVA, ¨²ltima (qu¨¦dense con el dato, por favor, ¨²ltima) van en el sueldo.
Las asumo, el primero cumple el papel de portavoz de un partido que no apoya los consejos audiovisuales en ninguna comunidad donde gobierna, que se abstuvo ante su ley de creaci¨®n o que ha amenazado con retirar a los consejeros que hab¨ªa propuesto poniendo en entredicho su independencia, y el segundo, el presidente del Consejo, como reacci¨®n ante una situaci¨®n que ni controla ni gobierna ocupado como est¨¢ en dar conferencias o asistir a inauguraciones. Repito, va en el sueldo, es algo menor, anecd¨®tico, olvidable. Lo que me preocupa de verdad es que las refriegas y declaraciones ajenas y del mismo Consejo contribuyan a que los ciudadanos lo vean como una prolongaci¨®n m¨¢s de instituciones que ya existen, a que piensen que sobra, a que no alcancen a entender su necesidad ni su papel.
Llevo dos a?os acusada de obstruccionista, junto con Cristina Cruces, Francisco Cervantes, Mar¨ªa Luisa P¨¦rez y Carmen Morillo, por insistir hasta la pesadez en que la creaci¨®n del ¨®rgano necesita mucho trabajo y menos titulares. Mucho consenso y menos declaraciones de buenas intenciones. Desde que tomamos posesi¨®n debimos, el presidente el primero, asumir dos tareas ingratas y fundamentales: Crear el ¨®rgano desde la sede hasta el reglamento, dise?ar su funcionamiento, definir sus recursos humanos y t¨¦cnicos, y, lo que es indispensable, consensuar las reglas del juego y arbitrar procedimientos que garanticen la limpieza y legitimen la transparencia de sus decisiones. S¨®lo desde el rigor y la honestidad de nuestras intervenciones habr¨ªamos logrado ganar el respeto y la credibilidad que la instituci¨®n merece. No se trata de hacer declaraciones de independencia o pedir la paz en el mundo. Se trata de trabajar. De ofrecer diagn¨®sticos y dict¨¢menes basados en datos, en leyes y en c¨®digos. Nos han sobrado sermones y nos ha faltado la humildad de cumplir con nuestra obligaci¨®n.
No nos dan los andaluces ocho millones de euros anuales por nuestras opiniones, al menos esta consejera que no para de saber lo que no sabe, no los vale. Nos los dan para que ayudemos a ordenar el disperso y diverso marco legal, para que defendamos a los ciudadanos y a las empresas que juegan limpio. El Gobierno andaluz ha destinado, del presupuesto de todos, una no balad¨ª cantidad para que nuestras decisiones sean legales e inobjetables. Comprendo que a todos los operadores, que a los profesionales que como yo se han dedicado toda la vida a la informaci¨®n, les resulte cuanto menos inc¨®modo toparse con un ente regulador que les fiscalice su trabajo. Por eso nos empe?amos en arbitrar un proceso de alegaciones a los afectados en todas nuestras intervenciones. Otros Consejos no lo hacen. Nosotros s¨ª, as¨ª lo marcan los procedimientos que aprobamos para la Oficina de Defensa de la Audiencia y as¨ª deber¨ªan ser todas nuestras actuaciones.
Impedir que un operador se explique es mala manera de cumplir con la funci¨®n mediadora y de impulso de buenas practicas que tenemos encomendada. Claro que, ah¨ª viene el conflicto, s¨®lo hemos deso¨ªdo a la RTVA. ?sa es la realidad de los hechos.
Algunos pensar¨¢n que el Consejo se divide entre los que han sido nombrados para zurrar a Canal Sur y los que tienen el mandato de defenderla a machamartillo. ?se es el juego en el que los m¨¢s listos y alg¨²n tonto nos han querido meter. Pero por mi parte, y no estoy sola, los hechos desmienten las apariencias. De las veinticuatro resoluciones que emiti¨® el Consejo en 2007, diez fueron estimatorias y cinco de ellas afectan a la RTVA.
De las cuatro de este a?o dos estiman que el reclamante tiene raz¨®n y las dos afectan al canal auton¨®mico. No hemos recibido recurso alguno por parte de los afectados, con dos excepciones: la decisi¨®n sobre el programa Sindicados que cont¨® con el rechazo de estos cinco consejeros y el del servicio jur¨ªdico del CAA y la ¨²ltima, motivo de ruido medi¨¢tico, a la que la RTVA acusa entre otras circunstancias de haberle negado la defensa. Luego no nos hemos negado a intervenir siempre que ha sido necesario, pero tratando a todos por igual y seg¨²n el marco jur¨ªdico y de nuestras competencias.
Como consejera, propuesta por un pacto entre dos partidos y apoyada por todos, jam¨¢s he recibido instrucci¨®n o indicaci¨®n salvo una, que acat¨¦ y que aval¨¦ con mi voto: Elegir a Manuel ?ngel V¨¢zquez Medel. De lo que est¨¢ ocurriendo y por lo que a m¨ª respecta, no tienen ninguna responsabilidad ni el Parlamento ni el Gobierno andaluces. Aunque afirmar lo contrario sea tan f¨¢cil de decir y tan socorrido.
Mercedes de Pablos es consejera del Consejo Audiovisual de Andaluc¨ªa.
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