Espa?a, m¨¢s all¨¢ de la crisis econ¨®mica
Despu¨¦s de la desaceleraci¨®n, ?qu¨¦? ?Hay alternativa al ladrillo? S¨ª, los sectores de las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y comunicaci¨®n, la industria aeron¨¢utica y aeroespacial, la biotecnolog¨ªa y las energ¨ªas renovables
Esta legislatura ha comenzado de forma muy diferente a la anterior. Los asuntos econ¨®micos est¨¢n llenando las portadas de los peri¨®dicos y ocuparon buena parte del debate de investidura del presidente del Gobierno. En apenas unos meses, la crisis financiera internacional y la desaceleraci¨®n de la econom¨ªa espa?ola han logrado que hayamos pasado de no hablar de econom¨ªa a centrar la campa?a en ella y, finalmente, convertirla en el eje de la legislatura que empieza.
De momento, sabemos que el nuevo Gobierno ha adoptado un paquete de medidas destinadas a compensar parcialmente el par¨®n de la construcci¨®n mediante inversi¨®n en obra p¨²blica, formaci¨®n y recolocaci¨®n de los parados, recortes fiscales para las familias, ayudas para aligerar la carga hipotecaria y devoluciones anticipadas del IVA para las pymes.
Escasea la informaci¨®n gubernamental sobre las medidas econ¨®micas a medio y largo plazo
Durante una crisis es cuando hay que hablar m¨¢s del periodo inmediatamente posterior
La especificidad de este conjunto de medidas de corto plazo, desglosado con detalle en el discurso de investidura y del que hemos sabido que costar¨¢ unos 10.000 millones de euros, contrasta con la escasa informaci¨®n que han recibido los ciudadanos sobre las reformas de largo plazo que se intuyen con la creaci¨®n de algunos nuevos ministerios. Adem¨¢s, no se est¨¢ insistiendo lo suficiente en que, independientemente de los impulsos de corto plazo, ser¨¢n las medidas estructurales, en el terreno laboral, en la competitividad empresarial, en nuestro sistema de I+D, y en el funcionamiento de nuestros mercados, las que de verdad lograr¨¢n que esta desaceleraci¨®n sea s¨®lo coyuntural.
Sin embargo, lo peor es que a¨²n no hay un relato p¨²blico que conecte las conocidas medidas coyunturales con las desconocidas medidas estructurales y la visi¨®n de conjunto. La ciudadan¨ªa a¨²n no identifica con claridad c¨®mo deber¨ªa ser nuestra econom¨ªa cuando lo peor haya pasado, ni la relaci¨®n entre las reformas venideras y ese futuro mejor. Si llevamos m¨¢s de 10 a?os viviendo del empuje del sector de la construcci¨®n y el man¨¢ se ha agotado, la pregunta leg¨ªtima que se hace mucha gente hoy en Espa?a es: y despu¨¦s de la desaceleraci¨®n, ?qu¨¦? ?A qu¨¦ se va a dedicar nuestro pa¨ªs?
La respuesta no es f¨¢cil, pero me aventurar¨¦ a dibujarles el horizonte m¨¢s deseable, que con las acciones adecuadas (y los nuevos nombramientos ministeriales van en la buena direcci¨®n) es hoy ya el m¨¢s plausible. Este horizonte puede resumirse en la siguiente expresi¨®n: Espa?a pasar¨¢ de la "econom¨ªa del ladrillo" a la "econom¨ªa del chip"; y lo har¨¢ liderando lo que algunos han llamado la Tercera Revoluci¨®n Industrial. Un concepto que, con algo de pompa, viene a describir la realidad econ¨®mica en la que viviremos dentro de una o dos d¨¦cadas en los pa¨ªses m¨¢s avanzados de la tierra, y que anima un nuevo modelo econ¨®mico para manejarse en ese nuevo entorno.
Esa realidad venidera estar¨¢ alimentada por grandes cambios que no han confluido antes en la historia: por un lado, los efectos econ¨®micos del cambio clim¨¢tico y el final de los combustibles f¨®siles (que es la causa del sistem¨¢tico aumento de precios de las materias primas); y por otro lado, la expansi¨®n de las energ¨ªas renovables y la completa implantaci¨®n de la sociedad del conocimiento. ?stos son los elementos que marcar¨¢n el futuro econ¨®mico a medio y largo plazo, junto con los cambios demogr¨¢ficos y migratorios, constituyendo lo que algunos te¨®ricos llaman ya las megatrends del futuro.
Responder de forma creativa, como tantas veces antes en la historia, ser¨¢ la ¨²nica forma de hacer frente a esos retos. Hoy ya tenemos m¨²ltiples iniciativas que est¨¢n desarroll¨¢ndose en diferentes partes del mundo, y antes de lo que imaginamos viviremos en pa¨ªses donde los ciudadanos producir¨¢n energ¨ªa desde sus casas, reciclar¨¢n sus basuras, aprovechar¨¢n el sol y el viento que pasa por sus tejados, y recargar¨¢n las bater¨ªas de sus coches tras kil¨®metros de rozamiento. Esa energ¨ªa se almacenar¨¢ en peque?as pilas y dep¨®sitos dom¨¦sticos, para ser consumida m¨¢s tarde o intercambiada a trav¨¦s de una red interconectada, como la que hoy nos permite enviar y recibir informaci¨®n a trav¨¦s de Internet, sin movernos de nuestro sill¨®n.
En ese futuro cercano, cada vez trabajaremos m¨¢s desde casa, consumiendo, procesando y creando conocimiento; y nuestra labor tendr¨¢ un valor propio como tarea especializada dentro de un proceso de producci¨®n globalizado. Al mismo tiempo, las estructuras de poder pol¨ªtico, econ¨®mico y empresarial achatar¨¢n sus jerarqu¨ªas y se consolidar¨¢n en un nuevo equilibrio de redes descentralizadas, pero interconectadas.
Cuando los problemas financieros que vivimos estos meses terminen, la desaceleraci¨®n o crisis actual dar¨¢ lugar a una nueva fase c¨ªclica de expansi¨®n. En ese momento, la liquidez retenida y el cr¨¦dito retrasado que paralizan hoy la econom¨ªa mundial se dirigir¨¢n a nuevos sectores en alza. ?Y cu¨¢les ser¨¢n esos sectores? En parte la construcci¨®n otra vez (por la costumbre c¨ªclica de que lo que sube, baja, y luego vuelve a subir), pero sobre todo aquellos sectores que hoy s¨®lo han empezado a despuntar, y que son en t¨¦rminos estructurales los que mejor responder¨¢n a ese nuevo mundo.
En Espa?a, esos sectores ser¨¢n fundamentalmente cuatro: las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y la comunicaci¨®n, la industria aeron¨¢utica y aeroespacial, el sector de la biotecnolog¨ªa y el sector de las energ¨ªas renovables. Se ver¨¢n acompa?ados adem¨¢s por un sector financiero cada vez m¨¢s competitivo y por el desarrollo de los nuevos servicios de ocio y bienestar para responder a una poblaci¨®n envejecida.
Algunos datos son ya muy positivos, y sobre ellos deben acumularse los nuevos esfuerzos. Por ejemplo, el sector de las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y de la comunicaci¨®n, que permea progresivamente el resto de nuestra econom¨ªa, ha venido creciendo a tasas cercanas al 19% durante la legislatura pasada, y terminar¨¢ representando el 8% del PIB al final de esta legislatura. La industria aeron¨¢utica y aeroespacial ha venido creciendo al 13% y duplicar¨¢ su tama?o para llegar a representar el 1% del PIB dentro de cuatro a?os. El sector de la biotecnolog¨ªa ha venido creciendo al 17%, y pasar¨¢ a representar el 2% del PIB. Y el sector de las energ¨ªas renovables ha venido creciendo a tasas del 15% (el a?o pasado fuimos el segundo pa¨ªs del mundo donde m¨¢s crecieron las instalaciones de energ¨ªa e¨®lica) y se convertir¨¢ en un sector l¨ªder y con gran capacidad de arrastre, hasta alcanzar el 3% del PIB cuando volvamos a las urnas en 2012.
Por tanto, es muy posible que, si el sector p¨²blico y el sector privado siguen apostando por la modernizaci¨®n productiva, al final de la actual legislatura esos cuatro sectores innovadores dupliquen su nivel de empleo y contribuyan al PIB m¨¢s de lo que hoy representa la construcci¨®n de viviendas. Entonces, la transici¨®n de la "econom¨ªa del ladrillo" a la "econom¨ªa del chip" se habr¨¢ hecho realidad, y quiz¨¢ los debates electorales no giren ya en torno al precio de los cereales, sino al modo en que los molinos de trigo de nuestros campos encuentran compa?¨ªa en los molinos de energ¨ªa movidos por vientos de progreso.
Es de ese futuro del que tendr¨ªan que hablarnos m¨¢s nuestros l¨ªderes pol¨ªticos y medi¨¢ticos, si quieren merecer esa etiqueta. Contra lo que pueda parecer, es durante las crisis cuando m¨¢s hay que hablar del periodo inmediatamente posterior, con el fin de crear expectativas positivas que enciendan la mecha de la recuperaci¨®n. Es el momento preciso para enmarcar los golpes de tim¨®n que se realicen, no s¨®lo como remedio contra el fuerte oleaje pasajero, sino como parte necesaria del rumbo adecuado que debe tomar nuestro barco para llegar al buen puerto deseado.
Probablemente un nuevo think tank progresista contribuir¨ªa a crear nuevos marcos sobre futuros seductores en diversas ¨¢reas, pero depender¨¢ de las habilidades pol¨ªticas del nuevo Gobierno que los ciudadanos logren entender la relaci¨®n entre la gesti¨®n de la realidad y la conformaci¨®n de una realidad nueva y mejor. Nuestro futuro depende de ello.
Carlos Mulas-Granados es profesor titular de Econom¨ªa Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.