Otra galaxia fundida

Sin se?ales de Eto'o, deprimido Iniesta y con p¨¦simas noticias de Zambrotta y Abidal, el Bar?a concedi¨® al United una ventaja sideral: Messi contra todos. El equipo de Rijkaard no tuvo otra respuesta y, gui?os del f¨²tbol, ha cerrado una p¨¦sima temporada por falta de pegada, la que, en principio, era su vertiente menos sospechosa. No siempre los mejores solistas afinan la orquesta. Este Bar?a hab¨ªa recolectado los mejores cromos, pero su falta de gobierno y su exceso de contemplaciones le han hecho pagar con creces el mal de altura. Ha perdido toda seducci¨®n y ha quedado rebajado al m¨ªnimo, sometido por todos aquellos equipos huesudos a los que se ha medido, ya fueran el Madrid en la Liga, el Valencia en la Copa o el United en la Liga de Campeones. Tampoco ha tenido galones frente a otros rivales del pelot¨®n y aquel equipo tejido en la pretemporada para aspirar a todas las coronas est¨¢ hoy tieso. Otra galaxia fundida.

En Manchester, incapaz de encontrar un socio para Messi, el cuadro azulgrana estuvo tan seco en el ataque como esquel¨¦tico en la defensa, al fin y al cabo sus constantes durante toda la temporada. El doble error de Zambrotta en el gol de Scholes retrat¨® al Bar?a, que, acorde con su gen¨¦tica, nunca se ha distinguido por su trinchera defensiva, sino por su caballer¨ªa. Pero el equipo est¨¢ tan desnortado que ya no rema en ninguna direcci¨®n. Antes era capaz de remontar cualquier pifia al estilo Zambrotta. Ahora toda penitencia le resulta imposible, se mida al United, el Getafe, el Espanyol o el Deportivo, a los que ha sido incapaz de batir en las ¨²ltimas semanas. Con Ronaldinho, Henry, Eto'o y Messi en la n¨®mina, ha perdido de vista el gol, un misterio trinitario para un equipo tejido de adelante hacia atr¨¢s. Este Bar?a se busca y no se encuentra.

Nadie como Eto'o simboliza el derrumbe del conjunto azulgrana. El camerun¨¦s, en tantas ocasiones el term¨®metro del mejor Bar?a, se ha evaporado: ni golea ni remata siquiera. ?l era el centro de gravedad de un equipo cuyo punto de partida era su vocaci¨®n ofensiva, su empe?o en jugarse las habichuelas en campo adversario, con el africano como primer defensa y mejor pu?al.

Desenchufado Eto'o y con Bojan en plena adolescencia, el equipo no ha encontrado relevo en Henry, un turista que ha revalorizado a Ars¨¨ne Wenger, tan perspicaz para comprar como para vender. Con Ronaldinho dimitido, el Bar?a se ha quedado sin arsenal, reducido a la inconsistente musculatura de Messi, el ¨²nico capaz de inmutar al poderoso United en los dos partidos. Pero insuficiente, por mucho que ganara su duelo con Cristiano Ronaldo, del que el Manchester no precis¨® para desterrar a un rival tan poco f¨¦rtil como el azulgrana.

En realidad, el Bar?a se flagel¨® cuando prorrog¨® a Ronaldinho y dio pista a Henry, que, lejos de revitalizar al brasile?o, duplic¨® los problemas del vestuario, una caseta m¨¢s arom¨¢tica que efectiva. Y gestionada al capricho de sus egos.