"EE UU tiene pesadillas en espa?ol"
Nacido en la Rep¨²blica Dominicana en 1968, Junot D¨ªaz ten¨ªa siete a?os cuando su familia emigr¨® a una zona particularmente deprimida del cintur¨®n industrial de Nueva Jersey. Durante su infancia vivi¨® el trauma de tener que cambiar de lengua. Pobre, apremiado por una dif¨ªcil situaci¨®n familiar, D¨ªaz busc¨® refugio en la literatura, leyendo desaforadamente cuanto ca¨ªa en sus manos. Publicado cuando su autor ten¨ªa 28 a?os, su primer libro, un delgado volumen de relatos titulado Drown (1996), centr¨® en ¨¦l la atenci¨®n del mundo editorial de su pa¨ªs, que vio en Junot D¨ªaz al m¨¢s firme valor de las emergentes letras hisp¨¢nico-norteamericanas. Enfrent¨¢ndose a una presi¨®n casi insoportable, D¨ªaz esper¨® 11 a?os antes de publicar su primera novela, La maravillosa vida breve de Oscar Wao, el oto?o pasado. La obra ha cosechado un importante n¨²mero de distinciones que han culminado con la obtenci¨®n hace unos d¨ªas del Premio Pulitzer, el galard¨®n m¨¢s prestigioso de las letras americanas.
"En el Caribe reciclamos lo que otras culturas arrojan a la basura"
"En la rep¨²blica de las letras, los latinos somos ciudadanos de segunda"
"Estados Unidos es la zona cero de la lucha entre el ingl¨¦s y el espa?ol"
"Siempre me han fascinado escritores apocal¨ªpticos como Cormac McCarthy"
Pregunta. ?Qu¨¦ significa para usted el Premio Pulitzer?
Respuesta. Aparte de una enorme satisfacci¨®n personal, espero que arroje algo de luz sobre los escritores latinos de EE UU, que en mi opini¨®n son ciudadanos de segunda en la rep¨²blica de las letras norteamericanas y latinoamericanas.
P.
La maravillosa vida breve de Oscar Wao se publica 11 a?os despu¨¦s de su primer libro. ?Por qu¨¦ tanto tiempo?
R. Fue un infierno, no s¨¦ c¨®mo sobreviv¨ª. Soy terriblemente duro conmigo mismo, padezco la enfermedad del perfeccionismo. Destruyo incluso cosas que me salen bien para intentar mejorarlas, de modo que parte del proceso consisti¨® en derrotarme a m¨ª mismo.
P. ?Le cost¨® mucho dar con la forma del libro?
R. Me ayud¨® mucho un ensayo de J. R. R. Tolkien sobre lo que ¨¦l llama el mundo secundario: un espacio donde es posible reordenar los elementos del mundo real, de manera totalmente novedosa. Entre otras cosas, el mundo secundario permite, tanto al escritor como al lector, recuperar la capacidad de asombro privativa de la ni?ez. Es f¨¢cil aplicar la noci¨®n de mundo secundario a la ciencia-ficci¨®n, lo que no es tan obvio, pero un d¨ªa pensando en cu¨¢l ser¨ªa la mejor manera de abordar el tema de la dictadura de Trujillo en mi novela, ca¨ª en ello, es que las dictaduras tienen las mismas caracter¨ªsticas que los mundos secundarios de Tolkien, s¨®lo que en clave de pesadilla. Crean universos paralelos invisibles donde tienen lugar las torturas y las desapariciones mientras se mantiene la apariencia de normalidad.
P. ?Se puede hablar de una tradici¨®n literaria latina en EE UU?
R. Creo que est¨¢ todav¨ªa por surgir. Constituimos un canon disperso. Est¨¢n los chicanos, los escritores de Nuevo M¨¦xico, los caribe?os. Yo hablar¨ªa de textos, m¨¢s que de escritores.
P. ?Puede citar algunos?
R. Family Installments del puertorrique?o Edward Rivera; ... y no se lo trag¨® la tierra, del chicano Tom¨¢s Rivera; Nuestra casa en el fin del mundo, la primera novela de ?scar Hijuelos, para m¨ª la mejor; So?ar en cubano, de Cristina Garc¨ªa; Una casa en la calle Mango, de Sandra Cisneros. El mejor de todos nosotros es Francisco Goldman.
P. ?Cu¨¢les son las coordenadas de su cartograf¨ªa literaria m¨¢s ¨ªntima?
R. Siempre me han fascinado los escritores apocal¨ªpticos como Cormac McCarthy, Toni Morrison o Maxine Hong-Kingston. Una de mis novela favoritas es Ceremony, de Leslie Marmon Silko, india laguna. El mejor cuentista que tenemos en EE UU es Michael Martone. En ciencia-ficci¨®n est¨¢n Octavia Butler, Samuel Delany y el ingl¨¦s John Brunner, una especie de John Dos Passos, autor de Stand on Zanzibar, novela que leo todos los a?os. Y soy fan¨¢tico de Haruki Murakami.
P. ?Qu¨¦ tiene que ver Derek Walcott con Los Cuatro Fant¨¢sticos?
R. Los personajes de Stan Lee o Jack Kirby son tan ajenos a la realidad caribe?a como los de Homero, antes de que los recuperara Walcott. Walcott es muy importante. Canibaliza la herencia colonial europea, quiz¨¢ el rasgo m¨¢s distintivo de la cultura caribe?a. En el Caribe siempre hemos sabido reciclar los residuos arrojados por otras culturas al basurero de la historia. Uno de los narradores de mi libro aprovecha la ingente cantidad de material abandonado que son los subg¨¦neros literarios, como las historias de horror y la ciencia-ficci¨®n, por dos razones, una para derribar los prejuicios que jerarquizan las distintas formas de literatura y otra porque no hay ning¨²n g¨¦nero en que se manifieste mejor el horror a la otredad que la ciencia-ficci¨®n.
P. ?Qu¨¦ le llev¨® a retomar el tema de Trujillo, asunto tratado ya por muchos autores?
R. Es cierto que es un tema sobresaturado. En Santo Domingo, si se lo nombras a un escritor, sale corriendo. Nadie quiere un libro m¨¢s sobre Trujillo. S¨®lo que a m¨ª me parec¨ªa que despu¨¦s de tanto escribir sobre el tema, segu¨ªa fallando algo esencial. Es muy extra?o. El problema es que el gui¨®n que proporciona la figura de Trujillo es tan fuerte que si escribes sobre ¨¦l te conviertes sin darte cuenta en su secretario. Le pas¨® incluso a Vargas Llosa. Como novela, La fiesta del Chivo es irreprochable, y, sin embargo, cuando la le¨ª me dej¨® mal sabor de boca, porque me di cuenta de que a Trujillo le hubiera encantado, porque perpet¨²a el mito. Yo intento interrumpir el ritual celebratorio. El poder de Trujillo se perpet¨²a en las historias que se escriben sobre ¨¦l. Mi libro trata de levantar una contrahistoria.
P. ?Cree que en EE UU hay miedo al avance del espa?ol?
R. ?Por qu¨¦ cree usted que combaten el biling¨¹ismo, que en el resto del mundo es una bendici¨®n? ?Por qu¨¦ cree usted que apenas traducen a los autores que escriben en espa?ol? El mercado est¨¢ ah¨ª, los lectores est¨¢n ah¨ª y todo el mundo se cruza de brazos. EE UU es la zona cero de la lucha entre el ingl¨¦s y el espa?ol y lo saben. El miedo que tienen es inconsciente, pero muy real. A veces a la gente se le pregunta en qu¨¦ idioma sue?a. Si a los americanos alguien les preguntara en qu¨¦ idioma tienen pesadillas no hace falta esperar a que contesten. Las tienen en espa?ol.
Babelia
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