"Lloran m¨¢s los ateos que los cristianos"
Ana Zamora no ha olvidado la primera noche que contempl¨® al Cristo de los Gascones tumbado en la cama supletoria de su casa madrile?a. Cristo ten¨ªa las piernas ligeramente flexionadas para adaptar su 1,82 a las dimensiones de la cama. Es cierto que aquella tarde, Ana y su compa?¨ªa, Nao d'amores, hab¨ªan ensayado Misterio del Cristo de los Gascones, una joya teatral cuyo protagonista es el Cristo. Es cierto tambi¨¦n que el hu¨¦sped, y actor, era s¨®lo una r¨¦plica de la talla rom¨¢nica que veneran en la iglesia segoviana de San Justo. As¨ª que no se trataba de un milagro, pero la copia era tan exacta y la noche tan oscura que Ana sinti¨® una mezcla de sobrecogimiento y risa. A¨²n se r¨ªe hoy mientras pide una tarta y un t¨¦ en el local de unos colegas del teatro, un lugar que frecuentan muchos de sus amigos del gremio. Ah¨ª acude Ana cuando tiene ganas de relajarse y charlar un rato. El ¨¦xito de la obra ha llenado su agenda de entrevistas y, aunque est¨¢ anocheciendo, a¨²n no ha comido.
Viaja con su Cristo en la furgoneta en el gran ¨¦xito teatral del a?o en toda Espa?a
Ana, que no es creyente, sabe que con esta obra s¨ª ha sucedido un milagro: Misterio del Cristo de los Gascones fue elegida por los cr¨ªticos como la mejor del a?o y sigue llenando los teatros. "Es una recreaci¨®n contempor¨¢nea y libre de un oficio lit¨²rgico medieval", cuenta. "En realidad, es una tragedia cl¨¢sica con un h¨¦roe antiguo donde lo importante no es el final, sino c¨®mo se recrean las escenas que dibujan su destino". Bellos textos del siglo XV, una hermosa m¨²sica y un pu?ado de actores y actrices arropan al Cristo, que domina la escena como un juguete sagrado. O un Pinocho divino. "Soy una apasionada de los t¨ªteres. Dar vida a algo que no la tiene es magia pura".
Su Cristo emociona a los espectadores, e incluso les hace re¨ªr. Ana transforma la madera en carne, y muestra a un Jes¨²s ingenuo y severo al mismo tiempo. "Algunos le agarran de la mano y no lo sueltan hasta que les bendice. Otros dan las r¨¦plicas y, en Andaluc¨ªa, una se?ora se levant¨® al ver salir a Judas y grit¨®: '?Mu¨¦rete, Judas!'. Muchos lloran. No lo creer¨¢s, pero lloran m¨¢s los ateos que los cristianos", asegura.
Ana ha dedicado Misterio del Cristo de los Gascones a su abuelo, el acad¨¦mico Alonso Zamora Vicente, que fue secretario perpetuo de la Real Academia Espa?ola. "Vivi¨® dentro de la Academia durante muchos a?os y all¨ª ¨ªbamos a visitarle los fines de semana. Siempre he estado an¨ªmicamente muy cerca de ¨¦l. Era un apasionado de mi trabajo y, para m¨ª, era una luz clarificadora. No lleg¨® a ver la obra, pero en ella hay una reflexi¨®n sobre la vida y la muerte paralela a su muerte".
La influencia de su abuelo est¨¢ presente en el repertorio de Nao d'amores. "Somos la ¨²nica compa?¨ªa que se dedica a repertorio primitivo. Es ah¨ª donde est¨¢n los padres de la dramaturgia espa?ola. Los textos m¨¢s modernos sobre los que hemos trabajado son del siglo XVI y con esta obra hemos dado un salto al XV. Tengo un amigo que dice, burl¨®n, que nos va a organizar una gira por Altamira". Y Ana se r¨ªe. De momento, les reclaman en toda la Pen¨ªnsula. Ellos van en furgoneta acompa?ados por su Cristo, que a veces viaja en un saco de dormir y otras, en el asiento del copiloto con el cintur¨®n de seguridad abrochado. Como Dios manda.
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