?Qu¨¦ ba?o! ?Qu¨¦ chaparr¨®n! ?Qu¨¦ noche!
Y llov¨ªa, llov¨ªa, llov¨ªa.
Qu¨¦ bien jugaban los de Schuster, ex jugador del Bar?a.
?Qu¨¦ mal los del Bar?a, qu¨¦ desastre! Excepto Henry, todos fatal. Hasta Messi se contagi¨® del caos. Deambulaba por el campo, perdido. Vald¨¦s tirando pelotas a c¨®rner con el pie. Xavi expulsado: ?Xavi!
?Qu¨¦ elegantes los pol¨ªticos madrile?os!
Gallard¨®n en la media parte: qu¨¦ se?or, qu¨¦ gran alcalde, y encima con parientes de Camprod¨®n, junto al Pirineo catal¨¢n, donde una vez coincidimos, constatando que su antepasado Alb¨¦niz hab¨ªa nacido all¨ª, pero por casualidad, porque en realidad, seg¨²n me dijo, era un aduanero de origen vasco (si bien de nombre como tirando a ¨¢rabe), destinado all¨ª por esas cosas de los cuerpos nacionales.
Excepto Henry, todos fatal. Hasta Messi se contagi¨® del caos. Y Xavi expulsado: ?Xavi!
Especial: el Real Madrid, campe¨®n de Liga |
Y luego va Esperanza Aguirre (otra con conexiones catalanas, pariente de los Gil de Biedma) y me suelta un elogio encendido de mi hermano Ernest por su valent¨ªa al enfrentarse con los sindicatos de maestros y al introducir competitividad en su selecci¨®n y evaluaci¨®n. La caraba. Era para rendirse. Menos mal que les pude recordar a ambos aquel desfile de un d¨ªa de las fuerzas armadas en Madrid, en que me toc¨® sentarme junto a ellos al principio de la fila de autoridades (¨¦l era alcalde del pueblo y ella presidenta de la Comunidad), y ella le dice a ¨¦l, d¨¢ndole golpecitos cari?osos en la mano: "?Con lo bien que estabas calladito!".
Gallard¨®n nos obsequi¨® el mi¨¦rcoles a Jordi Cam¨ª y a m¨ª con un estudiado razonamiento acerca de por qu¨¦, siendo tan distintos, uno ganaba en Madrid y la otra en la Comunidad Aut¨®noma. Creo que ya voy entendiendo qui¨¦n es el tapado de Rajoy, que como buen gallego no tiene un pelo de tonto, ni habla claro del todo. Dicen que una vez una alta autoridad le pregunt¨® a Rajoy que por qu¨¦ no se rodeaba mejor, y que ¨¦l contest¨®: porque el dinero viene de donde viene. Pero como ahora los legionarios de Cristo Rey, o como quiera que se llamasen los intermediarios del exilio cubano en Miami, ya no son lo que eran y se van retirando de la escena popular, puede que las cosas cambien. Estar¨ªa bien que el PP se convirtiese en un partido conservador moderado y liberal, ahora que Londres y Roma caen en manos de la locura y el casi fascismo, respectivamente, y que Sarkozy, que empez¨® brillante, anda por los suelos en las encuestas. Siempre nos quedar¨¢ Obama, convertido en la gran esperanza... negra.
Otra cosa que me choc¨® fue la ausencia en el palco de ministros catalanes, Chac¨®n y Corbacho. ?Estar¨ªan en las gradas? Ni siquiera el barcelonista Zapatero hizo acto de presencia, quiz¨¢s intuyendo lo peor, o preocupado por la pr¨®xima visita de Ibarretxe. Montilla tampoco vino.
En fin, una grada sorprendente. Y un resultado justo. No s¨¦ si Guardiola ser¨¢ la soluci¨®n del Bar?a. Laporta deber¨ªa entender que los m¨¢s listos de su entorno fueron su cu?ado Max Vives y Marc Ingla, el inversor en capital riesgo m¨¢s h¨¢bil de Espa?a: no vinieron. O al menos no les vi.
Para acabar de redondear la noche, las ostras de la cena no estaban muy buenas, poniendo a caldo la teor¨ªa de que el mejor marisco de Espa?a es el de las costas madrile?as.
Ya en el hotel de Antonio Catal¨¢n y en la cama, aparece en el Canal + mi profesor de Derecho Pol¨ªtico, Jim¨¦nez de Parga, y larga un discurso extremadamente conservador, lejos de la frescura de su cl¨¢sico trabajo sobre la V Rep¨²blica Francesa, y augurando los peores males para la tan necesaria reforma de la Constituci¨®n e impl¨ªcitamente para la aprobaci¨®n en el Tribunal Constitucional del Estatuto de Catalunya. Puedo equivocarme, porque no ando muy bien de memoria reciente, aunque s¨ª de la remota. Y por cierto, me emocion¨® el profesor con sus recuerdos sobre Adolfo Su¨¢rez, sus visitas a Barcelona y sus relaciones con el presidente Tarradellas y su mujer Antonieta. Es famosa la visita de Tarradellas a Su¨¢rez, reci¨¦n llegado el viejo Presidente del exilio, y su encontronazo inicial, cuando Tarradellas le espet¨® a Su¨¢rez: soy el descendiente de aquel a quien Franco mand¨® matar. Su¨¢rez se lo quit¨® de encima r¨¢pidamente, pero al rato Mart¨ªn Villa vuelve al despacho y le cuenta al Presidente que Tarradellas acaba de declarar que la reuni¨®n ha sido muy placentera y que Su¨¢rez es un gran tipo. "Que entre otra vez", dice el Presidente. Y se entienden. Aqu¨ª empieza todo. Y las buenas relaciones de Antonieta Tarradellas con Su¨¢rez, que contaba el profesor Jim¨¦nez de Parga, se explican perfectamente. Por razones que comprender¨¢n los m¨¢s advertidos, tengo un especial respeto por el Presidente Su¨¢rez. Nos unen varias cosas. Por eso la menci¨®n que de ¨¦l hizo el profesor en la tele del hotel me introdujo en un sue?o profundo y agradable.
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