La conspiraci¨®n contra el bioetanol
Cuando el bioetanol alcanza visibilidad como alternativa cre¨ªble y fiable para ir desplazando a la gasolina en el transporte y contribuir a la seguridad y diversificaci¨®n energ¨¦tica; cuando ha logrado su aceptaci¨®n pol¨ªtica como instrumento ¨²til para el desarrollo sostenible, la industria del bioetanol se ve inmersa en un terremoto social y pol¨ªtico del que, seg¨²n afirman todas las fuentes de informaci¨®n, s¨®lo ella es culpable. Es un terremoto que amenaza nuestro progreso y nuestra propia existencia.
Desde agosto, el bioetanol se ha visto sometido a una cr¨ªtica generalizada, brutal y despiadada en la que se le acusa de atentar contra la biodiversidad y la seguridad alimentaria en el mundo. Es un ataque que ha tenido un eco formidable en los medios de comunicaci¨®n y que, sin duda, est¨¢ alimentado por intereses econ¨®micos y de dominio del mercado de los operadores petrol¨ªferos y de la industria de la alimentaci¨®n.
Somos v¨ªctimas de un ataque formidable alentado por intereses vinculados al crudo y a la alimentaci¨®n
La novedad es que a este ataque, olvidando sus posiciones previas favorables al biocarburante, se han sumado organizaciones no gubernamentales y cient¨ªficas que promueven el respeto al medio ambiente, e instituciones mundiales (ONU, FAO, Banco Mundial, FMI) preocupadas por el encarecimiento de los alimentos y por su impotencia ante episodios de hambre en pa¨ªses pobres. Las cr¨ªticas empiezan a crear dudas en instancias pol¨ªticas que s¨®lo hace unos meses hab¨ªan decidido impulsar o ten¨ªan previsto hacerlo, con acciones legislativas, la obligaci¨®n de usar biocarburantes.
No hay raz¨®n que justifique este ataque. El incremento de la demanda de bioetanol en los dos ¨²ltimos a?os tiene escasa incidencia en la subida del precio de los cereales -la FAO la ha cifrado entre el 5% y el 10%- o de los alimentos, porque la demanda de esas materias primas para producir bioetanol (4% del consumo mundial de cereales) es poco significativa. Y ya hoy, muchas de esas organizaciones, antes cr¨ªticas, reconocen que el incremento del precio del crudo y del transporte, el tipo de cambio del d¨®lar, las sequ¨ªas en pa¨ªses exportadores de grano, la demanda de pa¨ªses emergentes que adoptan h¨¢bitos de consumo occidentales, el aumento de la poblaci¨®n, la especulaci¨®n en los mercados..., son razones que est¨¢n contribuyendo a encarecer las materias primas alimentarias.
Nada justifica que se acuse al bioetanol de la deforestaci¨®n o de la p¨¦rdida de biodiversidad que se produce en muchas partes de la tierra desde hace a?os y que, en buena parte, est¨¢n asociadas a un crecimiento econ¨®mico en el que la disponibilidad de tierras de cultivo y alimentos era un asunto prioritario, como lo es hoy. En noviembre de 2007, el IPCC de la ONU revel¨® que en 2004 el 30% de los gases de efecto invernadero proced¨ªan de la silvicultura (incluida deforestaci¨®n) y la agricultura. Y en esta ¨²ltima, las emisiones est¨¢n m¨¢s asociadas al cultivo, sus t¨¦cnicas y culturas, que a su destino, sea ¨¦ste alimentaci¨®n o bioetanol.
Hoy, seg¨²n la OCDE, adem¨¢s de tierras ya cultivadas, y otras similares pero inutilizadas o degradadas, hay 440 millones de hect¨¢reas -que excluyen bosques y pastos- en pa¨ªses pobres, sobre todo en Latinoam¨¦rica y ?frica, que podr¨ªan ser dedicadas a cultivos alimentarios o bioenerg¨¦ticos. Y recientemente, varias agencias de la ONU han dicho que el desarrollo sostenible de los biocarburantes es una oportunidad para esos pa¨ªses.
Nuestros cr¨ªticos nos piden que produzcamos bioetanol de segunda generaci¨®n, compatible con los alimentos, y frecuentemente ignoran que desde hace tiempo muchas empresas y entidades p¨²blicas de investigaci¨®n dedican elevados recursos a su desarrollo. Y que s¨®lo si seguimos disponiendo de esos recursos, que exigen la continuidad en nuestra actividad, podremos confirmar, antes que despu¨¦s, la viabilidad industrial y comercial de ese bioetanol que no compite con los alimentos.
Aun siendo necesarias estas explicaciones, lo que me parece m¨¢s urgente es que la industria del bioetanol tome la iniciativa y haga propuestas para superar el modelo energ¨¦tico del transporte, basado en la energ¨ªa f¨®sil, que presenta s¨ªntomas de agotamiento y no es sostenible. Que se comprometa con una estrategia que garantice el car¨¢cter sostenible de todo su ciclo productivo y excluya el uso de materia prima procedente de tierras de elevado valor por su biodiversidad (bosques inalterados, zonas protegidas...) o con grandes reservas de carbono (humedales, zonas arboladas). -
Javier Salgado Leirado es presidente de Abengoa Bionerg¨ªa.
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