Prisas
Ya estamos como en la anterior legislatura, estos es, inmersos en un intenso debate territorial que todo lo tapa, incluso, la crisis econ¨®mica, asunto cada vez m¨¢s presente entre las preocupaciones de la ciudadan¨ªa. El presidente de la Generalitat, Jos¨¦ Montilla, ya se ha encargado de advertir de la urgencia que tiene en resolver el problema de la financiaci¨®n, conminando al Gobierno central para que, cuanto antes, se establezca un nuevo sistema y, adem¨¢s, sobre la base de los criterios que ellos proponen. Unas prisas marcadas por lo que se establece en su propio Estatuto y que gusta muy poco en el resto del pa¨ªs, tal y como ya se han encargado de se?alar los socialistas andaluces, con Manuel Chaves a la cabeza. Una vez m¨¢s, Andaluc¨ªa est¨¢ llamada a desempe?ar un papel clave en este proceso que ahora, necesariamente, se tendr¨¢ que abrir, guste o no guste, a pesar de que la coyuntura no es propicia para una negociaci¨®n que tantos fantasmas despierta, como es la pelea entre comunidades, incluidas aquellas que est¨¢n gobernadas por un mismo partido.
La vicepresidenta Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega trata de calmar los ¨¢nimos de los catalanes dando garant¨ªas de que se va a cumplir con el compromiso adquirido de fijar un nuevo modelo. Pr¨¢cticamente, en esa misma l¨ªnea se mueve la Junta, donde restan dramatismo al envite. "En peores garitas hemos hecho guardia" se dir¨¢n, m¨¢xime cuando se afronta una discusi¨®n con un "Gobierno amigo" como es el de Zapatero. De modo que, en este escenario, esta semana, continuar¨¢n los contactos con Madrid, por lo que habr¨¢ cruce de documentaci¨®n, propuestas, etc¨¦tera, para alcanzar un entendimiento previo, al menos, entre las comunidades del PSOE.
En la Casa Rosa, sede de la presidencia de la Junta, est¨¢n convencidos de que ser¨¢ en buena parte el modelo andaluz el que se abra paso logr¨¢ndose fijar un sistema bueno para Catalu?a y para el resto del pa¨ªs.
Y una vez m¨¢s nos encontramos, tambi¨¦n, ante estilos diferentes de evolucionar. Mientras que los catalanes son dados a hacer mucho ruido, aqu¨ª se trabaja en silencio, haciendo cuentas y sin perder de vista los intereses de esta tierra, que han de quedar salvaguardados por muy amigos que se sea de los de Madrid y Barcelona. A¨²n as¨ª, convendr¨ªa que, en un momento dado, se ense?en, igualmente, los m¨²sculos no vaya a ser que por a aquello del desafecto que pudieran sentir algunos hacia el resto del pa¨ªs consolidaran privilegios. Un posicionamiento que, en todo caso, ha de superar el manique¨ªsmo de considerar como una simple guerra entre regiones pobres contra ricas para optar, m¨¢s bien, por un di¨¢logo serio entre iguales, con la suficiente autoestima como para no ir de pedig¨¹e?os pero, tampoco, de ingenuos.
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