Ribadeo se llev¨® fondos reservados
Calvo Sotelo confes¨® a Gonz¨¢lez que us¨® ese dep¨®sito para pagar la tra¨ªda de su pueblo
En 1982, Felipe Gonz¨¢lez llegaba a La Moncloa anunciando "auditor¨ªas de infarto" a la UCD. "Vamos a levantar las alfombras", dec¨ªa una y otra vez el presidente en ciernes, acu?ando una frase que pas¨® a la historia. "Vamos a levantar las alfombras ministerio por ministerio, y a ver qu¨¦ encontramos", que hace ya muchos a?os que aqu¨ª "se esconde el polvo debajo al barrer".
"No levantes las alfombras porque no vas a encontrar nada" dijo el ex presidente
El velatorio de Juanita do Cabarqu¨¦s se celebraba a pocos metros del del pol¨ªtico
As¨ª que lo primero que le solt¨® el presidente saliente, Calvo Sotelo y Bustelo, al entrante, Gonz¨¢lez M¨¢rquez, cuando se sentaron frente a frente en las butacas del despacho para pasarse los b¨¢rtulos, fue una respuesta directa a las amenazas de la campa?a: "No levantes las alfombras porque no vas a encontrar nada". Y lo dijo as¨ª, con esa cara de palo tan suya, "echando la cabeza hacia atr¨¢s y mirando desde arriba, con los p¨¢rpados entornados".
Todo esto lo revela y lo recrea desde Madrid Francisco D¨ªaz Rey, ribadense de 83 a?os, amigo de instituto del pol¨ªtico finado y primer jefe de la Casa de Galicia en la capital del Estado. "Aqu¨¦lla fue una entrega del poder relajada, cordial, sin aristas". Dicho lo de las alfombras, "Leopoldo, que ten¨ªa tanta dignidad, le confes¨® a Felipe su ¨²nico pecado", una "peque?¨ªsima irregularidad sin importancia", comparada con "la corrupci¨®n que vino luego". "Cog¨ª dinero de los fondos reservados para la tra¨ªda de mi pueblo", dice que dijo el que hab¨ªa sido presidente durante 21 meses haciendo frente a dos intentos de golpe. Era el chocolate del loro, recuerda D¨ªaz que le cont¨® su amigo, "s¨®lo 30 millones de pesetas para mejorar el suministro de agua proveniente del Eo, hasta entonces tan escaso y problem¨¢tico".
Calvo Sotelo eligi¨® hace seis a?os el marquesado de la R¨ªa de Ribadeo. El "ide¨®logo" de UCD "ni se plante¨®" ser marqu¨¦s de la R¨ªa del Eo, "un invento absurdo de los asturianos" (dice D¨ªaz Rey), al otro lado del puente dos Santos. Otra infraestructura, ¨¦sta, que ¨¦l promovi¨® desde el poder y hoy vuelve a estar en obras por eso de la Transcant¨¢brica. La tradici¨®n oral engorda la lista de las obras que este "benefactor" logr¨® para la villa: "Nos hizo el hospital y varias carreteras, y nos ampli¨® el campo de f¨²tbol", recuerda su amigo Julio Lombardero, que le atrac¨® durante 14 a?os los veleros en el puerto.
"Y tambi¨¦n fue el que bautiz¨® la playa das Catedrais", aseguran varias se?oras en el Cant¨®n, "aqu¨ª todo el mundo sabe que, antes, esa playa se llamaba Augas Santas, y que hace 30 a?os la puso ¨¦l de moda en Madrid con el nombre que le invent¨®". Precisamente, siendo D¨ªaz Rey director general de Turismo, su departamento encarg¨® el primer cartel para publicitar la playa, con la nueva denominaci¨®n de Las Catedrales, como destino de verano.
Leopoldo Calvo Sotelo planeaba venir a pasar el puente de mayo. Y en la fecha casi cumpli¨®. Pero esta vez vino para quedarse. Tanto quer¨ªa a Ribadeo el ex presidente, que por una suerte de simbiosis con sus paisanos fue a morir a la vez que muchos otros. "Llevamos un mesecito...", lamentaba un vecino el lunes pasado en el camposanto, con los ojos clavados en la hierba verd¨ªsima que asomaba entre la l¨¢pida de m¨¢rmol blanco, a¨²n sin letras, y el encofrado fresco de la tumba del prohombre. Faltaban dos horas para su entierro, pero el cementerio municipal, en los tiempos que corren, est¨¢ ambientado de la ma?ana a la noche. "Este a?o no se cumpli¨® lo de la ca¨ªda de la hoja", contin¨²a el se?or. "En primavera estamos enterrando a dos y tres diarios".
El escaparate de una tienda abandonada que hay en la plaza mayor est¨¢ forrado con las esquelas de estos d¨ªas. En pocas horas, a la vez que el v¨¢stago de los Bustelo, pol¨ªticos y banqueros de sonada fama en las dos riberas, Ribadeo despidi¨® a O Chatarreiro y a Juanita do Cabarqu¨¦s. El velatorio de ella, por cierto, no desmereci¨®, a pesar de que transcurri¨®, sin banda de m¨²sica ni representantes institucionales, paralelo a la capilla ardiente de Calvo Sotelo. Unos 200 metros separan el ayuntamiento del asilo en el que muri¨® Juanita a los seis d¨ªas de ingresar y en el que fue velada.
En realidad, las dos muertes pillaron por sorpresa a los vecinos, y fueron muchos los que, despu¨¦s de escuchar el r¨¦quiem de Mozart que recibi¨® los restos del ilustre en el sal¨®n de plenos, caminaron hasta el velorio de la paisana, tambi¨¦n conocida por casi todos en un pueblo de 6.000 almas. A cada uno lo sepultaron en una punta del cementerio. Y a cada uno, al cabo del tiempo, lo recordar¨¢n, m¨¢s que nada, los suyos.
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