Financiaci¨®n auton¨®mica: una visi¨®n social
Era previsible que la financiaci¨®n auton¨®mica provocara escaramuzas entre dirigentes de comunidades aut¨®nomas. La desaparici¨®n del conflicto social del debate p¨²blico ha convertido el conflicto territorial en el gran eje, y en ocasiones el ¨²nico, de la pol¨ªtica espa?ola. Pero la falta de referentes sociales est¨¢ superando todas las previsiones. Y es el momento de recordar que en fiscalidad y financiaci¨®n tenemos no uno, sino tres problemas interrelacionados. Un sector p¨²blico con unos ingresos fiscales en relaci¨®n al PIB de los m¨¢s bajos de la zona euro. Una financiaci¨®n auton¨®mica construida a golpe de tacticismo y resistente a asumir la autonom¨ªa y la responsabilidad fiscal de las comunidades aut¨®nomas, que son portadoras de intereses colectivos (balanzas fiscales). Y una financiaci¨®n de las administraciones locales que depende en buena parte del uso intensivo y abusivo del territorio.
Si no hay recursos p¨²blicos para las necesidades sociales, habr¨¢ conflictos
La base de la reforma de la financiaci¨®n auton¨®mica pasa por asumir que el actual sistema hace una asignaci¨®n ineficiente e injusta de recursos entre comunidades aut¨®nomas y que ello tiene importantes consecuencias sociales. En las ¨²ltimas d¨¦cadas, mientras el diferencial de renta entre territorios se ha ido reduciendo sustancialmente, el diferencial de renta entre personas no ha seguido el mismo camino. Es la prueba que nuestro sistema fiscal y de financiaci¨®n no juegan el papel de redistribuci¨®n social que le encarga la Constituci¨®n.
?se es el enfoque que deber¨ªan hacer las izquierdas sociales y pol¨ªticas. En el caso de Catalu?a, existe un amplio acuerdo en reclamar m¨¢s recursos, pero no todos decimos lo mismo. Mientras algunos piden mejor financiaci¨®n y menos impuestos al mismo tiempo, otros planteamos un modelo de financiaci¨®n y unas pol¨ªticas fiscales m¨¢s justas y suficientes.
Cuando CC OO de Catalu?a plantea un nuevo modelo de financiaci¨®n lo hace porque la situaci¨®n actual deteriora gravemente el autogobierno de Catalu?a y provoca una clara injusticia en t¨¦rminos sociales. La ciudadan¨ªa de Catalu?a aporta como media el 122% de lo que aporta como media el conjunto de los espa?oles. Y esas mismas personas reciben para cubrir los servicios p¨²blicos que son responsabilidad de la Generalitat una cantidad que es el 96% de la media que recibe la ciudadan¨ªa espa?ola. En una u otra proporci¨®n eso mismo sucede con los ciudadanos de otras comunidades.
Ello no es s¨®lo una consecuencia de la mayor riqueza relativa de los catalanes. Basta con analizar la distribuci¨®n territorial de las recaudaciones de cada impuesto para ver que hay otras razones. El actual modelo de financiaci¨®n rompe con el principio b¨¢sico de "a cada cual seg¨²n sus necesidades, a cada cual seg¨²n su esfuerzo". Y hay que destacar que las consecuencias de este perverso modelo no afectan por igual a todos los ciudadanos de las comunidades aut¨®nomas castigadas por la ineficiente e injusta distribuci¨®n de recursos. Los m¨¢s afectados son las personas con rentas bajas, que como consecuencia de un sistema fiscal poco progresivo, que grava m¨¢s los salarios y el consumo que el capital, se ven obligadas a hacer un mayor esfuerzo fiscal relativo. Mientras, como consecuencia del modelo de financiaci¨®n auton¨®mica, reciben menos recursos per c¨¢pita para cubrir servicios p¨²blicos b¨¢sicos, como educaci¨®n, sanidad o servicios sociales.
La falta de financiaci¨®n de Catalu?a impacta negativamente en la calidad de estos servicios, que revientan por las costuras, especialmente despu¨¦s de un incremento de la poblaci¨®n de un mill¨®n de personas, que, adem¨¢s, no se tiene en cuenta para el c¨¢lculo en la distribuci¨®n de los recursos.
Estas carencias afectan sobre todo a aquellos sectores sociales que m¨¢s dependen de los servicios p¨²blicos, pues los que disponen de mayor capacidad econ¨®mica pueden sortear el colapso acudiendo al sector privado, aunque eso signifique pagar dos veces. Hay pues muchas razones sociales y econ¨®micas de profundo calado social para abordar la reforma de la financiaci¨®n auton¨®mica de manera urgente.
El cambio de ciclo est¨¢ provocando un incremento de las necesidades sociales y si no hay recursos p¨²blicos para cubrirlas aumentar¨¢n las tensiones sociales y los conflictos de convivencia, que, adem¨¢s, pueden adquirir forma de brotes xen¨®fobos. Y la falta de financiaci¨®n tambi¨¦n lleva a las administraciones a adjudicar a terceros la prestaci¨®n de servicios p¨²blicos en unas condiciones que propician una precariedad laboral extrema.
Es hora de dejar claro que el actual modelo de financiaci¨®n no s¨®lo provoca un conflicto territorial, sino que genera fuertes desigualdades sociales. Y como no es cre¨ªble que, para resolver una injusticia, deban mermarse los recursos a otras comunidades aut¨®nomas o reducirse la capacidad de la Administraci¨®n central, ha llegado el momento de decirle claro a la ciudadan¨ªa que la soluci¨®n a medio plazo pasa por garantizar la suficiencia fiscal del Estado en su conjunto y no por bajar impuestos.
?se es el verdadero dilema. Y si se aborda no habr¨¢ soluci¨®n a la financiaci¨®n de las administraciones p¨²blicas y el conflicto social permanecer¨¢ latente, aunque en ocasiones aparezca en forma de conflicto territorial entre comunidades aut¨®nomas.
Joan Coscubiela es secretario general de Comisiones Obreras de Catalu?a.
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