"Cuando bail¨¦ merengue asimil¨¦ el cargo"
Un grupo de amigos mont¨® el restaurante brasile?o Los Galetos de Tijuca hace casi 30 a?os a imagen y semejanza de otro, con el mismo nombre, del que se enamoraron, y que sigue abierto hoy d¨ªa en R¨ªo de Janeiro. ?lvaro Marchesi conoce ambos locales. Tambi¨¦n ¨¦l se qued¨® prendado de Brasil hace 13 a?os, pa¨ªs con el que tiene un gran v¨ªnculo profesional, pero sobre todo emocional. Los vaivenes del destino le llevaron en enero del a?o pasado a dirigir la Organizaci¨®n de Estados Iberoamericanos (OEI) para la Educaci¨®n, la Ciencia y la Cultura, lo que le ha permitido estrechar a¨²n m¨¢s esa relaci¨®n.
Entre estupendas caipirinhas y caipiroskas (¨¦l prefiere el vodka a la cachaza), una feijoada (con farinha de mandioca para espesar) y un galeto (un pollo tomatero) cuenta lo importante que es meterse en serio en el papel cuando se lidera un organismo que representa a 23 pa¨ªses tan diversos, a pesar de su obvia cercan¨ªa cultural. Y se ha metido hasta el fondo. De las cosas que peor llevaba tras su nombramiento era que alguna ministra latinoamericana le sacara a bailar. Hac¨ªa el rid¨ªculo m¨¢s espantoso, confiesa. As¨ª que Gema, su mujer, removi¨® Roma con Santiago para buscar una soluci¨®n. Gracias a un anuncio que vio en la farmacia, dio con Eva. "Ver¨¢, es que mi marido por razones de trabajo tiene que bailar", le espet¨® Gema. La convencieron. La primera oportunidad de demostrar lo aprendido le lleg¨® en Panam¨¢, un a?o despu¨¦s de empezar las clases. "Me arranqu¨¦ con un merengue, el baile que m¨¢s me gusta, aunque tampoco se me da mal la salsa... y la vuelta de la bachata me sale ya muy bien. Ni sent¨ª Iberoam¨¦rica ni me sent¨ª representante iberoamericano hasta que bail¨¦ merengue". Marchesi es concienzudo con todo. Tiene un hijo de 14 a?os, Luis Fernando, que vive en Brasil con su madre, que es de S?o Paulo. Va a verle cada dos meses, pero le llama por tel¨¦fono para tomarle la lecci¨®n tres veces por semana. En su casa de Boadilla del Monte tiene un ejemplar en portugu¨¦s de cada uno de los libros de texto que estudia el ni?o. "Pap¨¢, eres un pesado", le dice a menudo, como repite el padre sin ocultar el orgullo.
El jefe iberoamericano de Educaci¨®n toma la lecci¨®n a su hijo brasile?o por tel¨¦fono
Hace casi dos d¨¦cadas, Marchesi hizo -de la mano del entonces ministro de Educaci¨®n, su gran amigo Alfredo P¨¦rez Rubalcaba- la tan criticada, por unos, como admirada, por otros, ley educativa que puso las piedras principales para modernizar la educaci¨®n espa?ola, la LOGSE. La educaci¨®n es su vida (tambi¨¦n para Rubalcaba, aunque no lo parezca), y ahora se vuelca en la de toda Iberoam¨¦rica "para impulsar la equidad social". Dirigir¨¢ la Conferencia de Ministros de Educaci¨®n que empieza el lunes que viene en El Salvador y en la que fijar¨¢n los objetivos para la pr¨®xima d¨¦cada. El encuentro coincide con la celebraci¨®n de los bicentenarios.
Ya en el postre, con una mousse de maracuy¨¢ delante, vuelve a su hijo. "Luis Fernando cambi¨® mi vida. Me llev¨® a conocer la realidad social de esos pa¨ªses. Descubr¨ª la pasi¨®n que tienen por aprender cosas nuevas, por moverse y por disfrutar, que choca con el conservadurismo de las sociedades occidentales. Su gran riqueza es la vitalidad; su gran problema, la desigualdad". ?Podr¨¢n solucionar en una d¨¦cada esas desigualdades que han seguido creciendo durante 200 a?os? Est¨¢n en ello.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.