Un gran alivio

No hay testigos, pero la realidad no tuvo que ser muy diferente. Media hora despu¨¦s del partido, Jack Nicholson se meti¨® en su limusina de ocho metros que le recogi¨®, como todos los d¨ªas de partido, en la puerta del Staples Center. Cogi¨® un vaso, lo llen¨® de hielo y sac¨® una botella de whisky del minibar. Lejos de la curiosidad de la gente, se estir¨® sin tener que guardar las formas, dio un buen primer trago y resopl¨® de alivio. ?Qu¨¦ tal?, pregunt¨® el ch¨®fer. T¨ªo Jack s¨®lo pudo responder de forma onomatop¨¦yica. "Uffff". Mejor resumen, imposible.

Seg¨²n van pasando los partidos de esta serie, una sensaci¨®n de creciente agon¨ªa impregna las evoluciones de los Lakers. Est¨¢ claro que parte de la culpa la tiene el rearme de los Jazz, que ahora s¨ª que hacen gala de su fama de conjunto inc¨®modo, correoso, tan duro como se le permita y con una buena dosis de talento depositado en gente como Deron Williams (vaya partidazo), Kirilenko o la mano incorrupta de Okur. Pero no toda. Despu¨¦s de liquidar sin demasiados esfuerzos los dos primeros encuentros, los hombres de Phil Jackson se han ido enredando hasta llegar al crucial quinto partido con demasiadas dudas. No s¨®lo sobre el estado f¨ªsico de Bryant, sino por otras cuestiones que los partidos en Utah pusieron sobre el tapete: la consistencia de Gasol, la falta de productividad de los reservas, la crisis galopante de Farmar y saber si con lo que tienen estos Lakers pueden ganar el anillo.

Para todo no tuvo respuesta, pero a la espera de que el tiempo y las eliminatorias pongan a cada uno en su justo lugar, el equipo consigui¨® lo principal con Gasol de protagonista estelar en el desenlace. Pau estuvo un poco Guadiana. Empez¨® de guardia de tr¨¢fico repartidor de juego en el primer cuarto, para pasar a explotar al m¨¢ximo su capacidad anotadora en el segundo, luego se ofusc¨® en el tercero e inicios del cuarto para terminar como salvador final con dos canastas definitivas. La primera, jugando de espaldas a canasta frente a Okur y lanzando un medio gancho de izquierda que se cant¨® como un gol. Medio minuto despu¨¦s, captur¨® un rebote ofensivo con un peque?o empuj¨®n incluido al mismo Okur. La machac¨® y el grito se oy¨® en San Francisco. Hubo algo de justicia en esta acci¨®n. Pareci¨® falta, igual que otras cuantas que sufri¨® en sus propias carnes Gasol, pero los ¨¢rbitros fueron consecuentes con el estilo con el que est¨¢n juzgando. O te quedas con la cabeza de tu contrario en la mano, o aqu¨ª no ha pasado nada. Ideal para gente como la que tiene Jerry Sloan.

Los Lakers resolvieron una papeleta muy exigente f¨ªsica y mentalmente. Y todo con Bryant a medio gas. Sali¨® el MVP y para tranquilizar a sus seguidores hizo cinco puntos antes de que todo el mundo se sentase. Fue un golpe de efecto positivo pero, seg¨²n pasaron los minutos, su presencia se fue diluyendo en tareas anotadoras. Tanto que en el ¨²ltimo cuarto casi ni anot¨®. Al menos, la lecci¨®n del cuarto partido estaba aprendida y los balones cayeron sobre Fisher, enorme toda la serie, y Lamar Odom. Al final surgi¨® Gasol, a tiempo para el cerrojazo. Su cara y la de sus compa?eros no era muy distinta a la de Jack Nicholson. ?sa de "uff, de la que nos hemos librado". Los Lakers est¨¢n ya a una victoria de la final de la Conferencia Oeste.