Polonia toma la delantera
En un mundo transformado, unos brit¨¢nicos borrachos se dedican a 'craquear' en Cracovia mientras los sobrios polacos se abren camino en Oxford en la ruta hacia Europa y el euro
En Cracovia, la Oxford polaca, los brit¨¢nicos no tienen buena fama. Llegan con Easyjet para celebrar despedidas de solteros y de solteras, fines de semana de borrachera y peleas en los que se dedican a ir de juerga, medio desnudos, por las calles de esta ciudad conservadora y cat¨®lica. Lo llaman craquear. Me han dicho que en algunos bares hay letreros de "no se permite la entrada a brit¨¢nicos". Hasta los alemanes son mejor recibidos.
Cu¨¢nto han cambiado las cosas desde la primera vez que vine a Cracovia, hace casi 30 a?os, justo despu¨¦s de que el Papa reci¨¦n elegido, Juan Pablo II, hablara al coraz¨®n de dos millones de personas en su amada ciudad -"en la que cada piedra y cada ladrillo me son queridos"- y dejara un pa¨ªs y, pronto, una Europa transformados. Entonces, Leonid Br¨¦znev era a¨²n el l¨ªder sovi¨¦tico en el Kremlin, la llamada Rep¨²blica Popular de Polonia era todav¨ªa un Estado supuestamente comunista, y Gran Breta?a y Polonia estaban en mundos distintos: Occidente y el Este, la OTAN y el Pacto de Varsovia, el mercado y la econom¨ªa dirigida, la libertad y la falta de libertad. Ahora, mientras mi mujer y yo paseamos por las callejuelas de la ciudad vieja, veo un cartel que anuncia atracciones locales: el castillo, la ciudad vieja, Auschwitz, arte tradicional polaco, el comunismo. Un gran movimiento polaco llamado Solidaridad hizo que este pa¨ªs acogiera el capitalismo, y en el capitalismo, incluso la tragedia se reduce a una visita tur¨ªstica.
Franceses y alemanes pasan con los polacos por la entrada Schengen; mientras, los brit¨¢nicos hacen cola
El euroentusiasmo de Polonia se explica tambi¨¦n porque es beneficiario neto de dinero comunitario
En aquella primera e hist¨®rica visita a su tierra natal, el papa Juan Pablo II levant¨® en brazos a una ni?a y le pregunt¨®: "?D¨®nde est¨¢ Polonia?". Ella le mir¨® confusa. Entonces, ¨¦l le puso la mano sobre el coraz¨®n y le explic¨®: "Polonia est¨¢ aqu¨ª". La ni?a tendr¨¢ ahora treinta y tantos a?os y es ciudadana de un pa¨ªs tan libre como Gran Breta?a. Polonia y Gran Breta?a est¨¢n en el mismo barco geopol¨ªtico: ambos en la OTAN, ambos en la Uni¨®n Europea, ambos parte de ese Occidente que entonces no era para los polacos m¨¢s que un sue?o, pero que ahora se ve amenazado por la ascensi¨®n del nuevo Este: China, India y otras potencias asi¨¢ticas. Si la mujer a la que abraz¨® el Papa tiene dinero suficiente, puede viajar a cualquier parte del mundo que desee. Quiz¨¢ acabe de despedir, en el que ahora se llama aeropuerto Juan Pablo II de Cracovia, a un hijo adolescente que se va a estudiar o trabajar en Gran Breta?a, junto con el resto del mill¨®n de polacos que se calcula que lo hacen; porque hoy, los brit¨¢nicos tambi¨¦n podemos decir que "Polonia est¨¢ aqu¨ª".
En Oxford, la Cracovia inglesa, los polacos tienen buena fama. Son alumnos en las universidades y escuelas de idiomas de la ciudad, encargados, camareros y camareras en sus numerosos bares y caf¨¦s, fontaneros y carpinteros. No se dedican a oxear, borrachos, por las calles adoquinadas. Gracias a su presencia y a la de tantos compatriotas suyos, as¨ª como a trav¨¦s de la cooperaci¨®n de los dos pa¨ªses en las instituciones fundamentales de Occidente, Gran Breta?a y Polonia tienen hoy una relaci¨®n m¨¢s estrecha que nunca. Sin embargo, se prestan relativamente poca atenci¨®n, en comparaci¨®n con la que cada uno de ellos presta a Francia y Alemania, por no hablar de Estados Unidos. La relaci¨®n entre los dos pueblos ha sido tradicionalmente y sigue siendo amistosa, pero es una amistad que cuidamos poco (¨¦ste es uno de los motivos por los que he venido a Cracovia, como coorganizador de una mesa redonda polaco-brit¨¢nica, con el fin de intentar cultivar un poco m¨¢s esa amistad).
Nuestras experiencias hist¨®ricas y nuestras perspectivas sobre la Europa contempor¨¢nea siguen siendo muy diferentes. Si uno va al extraordinario Museo Czartoryski, ver¨¢, junto a la exquisita Dama del armi?o de Leonardo, un gran marco vac¨ªo, que no contiene m¨¢s que una fotograf¨ªa de un cuadro de Rafael. ?Por qu¨¦ no est¨¢ el cuadro? Porque el gobernador nazi de la Polonia ocupada, Hans Frank, se lo llev¨® en una caja cuando se fue huyendo del Ej¨¦rcito Rojo. Cuando sus captores estadounidenses abrieron la caja, vieron que no estaba. Nunca m¨¢s ha vuelto a saber nadie su paradero; es seguramente el cuadro m¨¢s valioso que falta de una colecci¨®n privada en el mundo. Una historia as¨ª no se la encuentra uno en el Ashmolean Museum de Oxford. Y cualquier polaco de m¨¢s de 30 a?os recuerda lo que era estar separados de Occidente, hacer cola durante horas para obtener un visado, que le trataran como a un ciudadano de segunda clase, no tener m¨¢s que unos cuantos d¨®lares o marcos alemanes: ser los primos pobres que se estremec¨ªan de fr¨ªo ante la puerta.
Recuerdos as¨ª ayudan a explicar por qu¨¦ Polonia, a diferencia de Gran Breta?a, siente tanto entusiasmo sobre su pertenencia a la Uni¨®n Europea. El 9 de mayo, d¨ªa de Europa, los medios de comunicaci¨®n no hablaban de otra cosa. En Varsovia hubo el ya tradicional desfile en honor de Robert Schuman, mientras unas 10.000 personas cantaban la Oda a la alegr¨ªa de Beethoven en polaco (si se dijera el nombre de Robert Schuman a los brit¨¢nicos que craquean en los bares de Cracovia, seguramente preguntar¨ªan si juega en el Chelsea o el Manchester United). El euroentusiasmo polaco se explica tambi¨¦n porque Polonia, a diferencia de Gran Breta?a, es beneficiaria neta de una cantidad importante de dinero comunitario, al menos 10.000 millones de euros anuales durante un periodo de siete a?os. Los agricultores polacos, por ejemplo, cambiaron de posici¨®n sobre Europa cuando empezaron a cobrar los cheques. En los sondeos, m¨¢s del 80% de la poblaci¨®n aprueba la pertenencia del pa¨ªs a la UE y m¨¢s del 40% dice que se ha beneficiado personalmente de ella.
En los ¨²ltimos a?os, bajo el gobierno de los gemelos terribles, Lech y Jaroslaw Kaczynski, el pa¨ªs experiment¨® un paroxismo de euroescepticismo conservador -Europa equival¨ªa a ate¨ªsmo, hedonismo, aborto, homosexualidad y p¨¦rdida de la soberan¨ªa nacional-, pero ahora, si bien Lech Kaczynski sigue siendo presidente, el Gobierno liberal de Donald Tusk ha retomado firmemente la ruta proeuropea. Aunque Polonia es miembro de la UE desde hace s¨®lo cuatro a?os, y Gran Breta?a desde hace 35, en algunos aspectos est¨¢n ya m¨¢s integrados los polacos. Cuando los visitantes franceses y alemanes aterrizan en el aeropuerto Juan Pablo II, pasan con los polacos que vuelven a casa por la entrada con el cartel de "Schengen", mientras que los brit¨¢nicos hacen cola en la que dice "no-Schengen".
Adem¨¢s, los participantes polacos en la mesa redonda, que estaban bien informados, nos aseguraron que Polonia est¨¢ ya preparada, financiera y econ¨®micamente, para incorporarse a la eurozona; "m¨¢s preparada que Italia", dijo uno con sarcasmo. Desde el punto de vista pol¨ªtico, no necesita un refer¨¦ndum, porque el euro est¨¢ mencionado en el tratado de adhesi¨®n que los polacos ya aprobaron en su d¨ªa. Siempre puede haber imprevistos, pero la fecha prevista para que Polonia se incorpore al euro es 2012.
Para entonces, el primer ministro brit¨¢nico ser¨¢ probablemente el conservador David Cameron, que por ahora est¨¢ incluso menos inclinado que el laborista Gordon Brown a llevar a Gran Breta?a hacia el euro. Sin embargo, vivimos tiempos financieros turbulentos, que pueden ser todav¨ªa m¨¢s turbulentos en el futuro. El euro es cada vez m¨¢s fuerte, mientras que el d¨®lar y la libra est¨¢n debilit¨¢ndose. No hay nada seguro, pero ?y si, de aqu¨ª a unos a?os, Gran Breta?a se encuentra de nuevo como en los viejos tiempos de las crisis de la libra esterlina? ?Y si la incorporaci¨®n a un bloque con una divisa fuerte resulta cada vez m¨¢s atractiva en un mundo de grandes jugadores y grandes tormentas? Hace ya tiempo que creo que, si Gran Breta?a entra alguna vez en el euro, lo har¨¢ cuando tenga un Gobierno conservador, con arreglo al conocido principio de Nixon en China. Ahora parece casi imposible, pero la transformaci¨®n de Polonia en los tres ¨²ltimos decenios nos recuerda que, a veces, lo imposible se hace realidad. ?Ayudar¨¢ Polonia a que Gran Breta?a entre en la eurozona en el a?o 2018? -
www.timothygartonash.com. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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