Tiemblan las piernas
Sea por el efecto de los Lakers y de los Celtics, por Pau Gasol o por cualquiera de los magn¨ªficos equipos y jugadores que est¨¢n sudando la gota gorda, vale la pena disfrutar con los partidos de estos playoffs. Pero, adem¨¢s de las much¨ªsimas cosas buenas, llama la atenci¨®n otra serie de detalles. Por ejemplo, cuesta encontrar alguna estrella o l¨ªder de su equipo que no haya sufrido alg¨²n partido tonto; incluso alguno ha acusado un baj¨®n m¨¢s que puntual.
No es f¨¢cil explicarlo. Desde luego, el momento es muy exigente. El trabajo acumulado a lo largo de la temporada debe salir a relucir. Te lo juegas todo casi a una carta, con viajes muy largos, cada dos d¨ªas. La exigencia f¨ªsica y mental que requiere mantener un nivel muy alto todos los d¨ªas es tit¨¢nica. Pongamos ejemplos. LeBron James anot¨® 33 puntos entre los dos primeros partidos contra los Celtics con una m¨ªsera serie de ocho canastas de 42 lanzamientos. Un desastre. En cambio, en los tres ¨²ltimos partidos, la estrella de los Cavaliers ha vuelto a sus registros habituales, casi siempre por encima de los 30 puntos. ?Qu¨¦ le ocurri¨®? Para empezar, es un gran tirador y penetrador, pero de la forma que suele sumar m¨¢s es desde la l¨ªnea de los tiros libres. Los ¨¢rbitros permiten m¨¢s contactos en los playoffs para que el espect¨¢culo no se interrumpa constantemente con un carrusel de faltas y tiros libres. Si se permite m¨¢s contacto y no se se?alan tantas faltas, el rendimiento de LeBron se ve afectado. Como suele decirse en el mundillo de la canasta, haz 20 faltas y te pitar¨¢n 20, pero, si haces 40, puede que te piten 21. La famosa falta de Pierce a LeBron -ambos acaban agarrados entre el p¨²blico justamente donde se encuentra la madre de LeBron, que increpa a Pierce mientras que su propio hijo le exige que se siente y se calle-, no pasa de ser una an¨¦cdota, pero demuestra el estado de ansiedad de algunos jugadores, que abusan del bote y de los tiros. Quieren demostrar todo su potencial y su liderazgo.
Lo peor no es que el bal¨®n se desv¨ªe, sino quedarse corto. Eso es que te fallan las fuerzas
Lo bueno de los playoffs es que, excepto si la pifias en el ¨²ltimo partido, en el resto te puedes rehacer de forma inmediata, pasar p¨¢gina lo antes posible, sabiendo que te vuelves a enfrentar contra el mismo rival y que se trata de romper la din¨¢mica. Eso le pas¨® a Kobe Bryant. M¨¢s que por tirar siete veces y acertar s¨®lo una en la pr¨®rroga en que los Lakers perdieron el cuarto partido, se vio obligado a resolver como fuera. Pero el inteligente no es el que no se equivoca nunca, sino el que rectifica. En 48 horas pas¨® de forzar la situaci¨®n a defender bien, buscar al compa?ero mejor colocado, a jugar para el equipo.
Otro caso fue el de Duncan en el primer partido contra los Hornets. Sum¨® cinco puntos con una serie nefasta de una canasta en nueve lanzamientos y captur¨® tres rebotes. Una cosa rar¨ªsima porque ¨¦l precisamente es de los que pocas veces o nunca mete 40 puntos, pero casi siempre garantiza 20 y m¨¢s de diez rebotes. Tambi¨¦n es cierto que pocas veces suele atreverse con los triples y con uno sobre la bocina marc¨® decisivamente la eliminatoria anterior ante los Suns de Phoenix.
Ray Allen, un tirador puro, tampoco empez¨® bien los playoffs. Ya digo, los jugadores se resienten mucho de los esfuerzos, no se duerme bien, subyacen a veces muchos problemas que no salen a la luz p¨²blica y provocan que el cuerpo no est¨¦ para muchas alegr¨ªas. A m¨ª, por ejemplo, tambi¨¦n me pas¨® en la Copa jugando hace unos a?os con Unicaja. Me sal¨ª el primer d¨ªa contra el Canarias y dos d¨ªas despu¨¦s hice posiblemente uno los peores partidos de mi carrera contra el Pamesa. Lo hablo mucho con los preparadores. En estos casos, contra lo que se pueda creer, no suele fallar la mu?eca. Las que fallan son las piernas. No llegas fresco, el impulso no te alcanza. Cuando te das cuenta, tratas de corregir y entonces saltas m¨¢s de la cuenta. Lo peor para un tirador no es que el bal¨®n se desv¨ªe un poco a uno u otro lado. Eso se corrige sobre la marcha. Lo peor es quedarse corto. Eso quiere decir que te fallan las fuerzas. Y corregir eso ya puede ser misi¨®n imposible.
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