Mariano Macbeth
Las tres brujas se aparecen ante Macbeth sin que ¨¦l las haya invocado. Le halagan, le fascinan, le enloquecen con la promesa de un poder ilimitado. Macbeth se lanza, en pos de sus palabras, a una espiral de cr¨ªmenes horribles y no sospecha que es apenas un t¨ªtere, el juguete de tres mujeres astutas e imp¨ªas, que lo utilizan sin escr¨²pulos para servir a fines muy distintos de los que declararon previamente. No s¨¦ si Mariano Rajoy ha le¨ªdo a Shakespeare. Ignoro si conoce el argumento de este inmortal espejo de la ambici¨®n y las traiciones, pero me temo que en la pol¨ªtica espa?ola se est¨¢ montando un Macbeth, y que ¨¦l ya ha sido elegido, desde luego a traici¨®n, y a su pesar, como protagonista.
Se me podr¨¢ objetar que Ana Botella desentona, y lo admito. Es cierto que se aturulla con algunos conceptos, que no domina el lenguaje prof¨¦tico, pero los n¨²meros impares siempre son complicados, y en un tr¨ªo, ya se sabe, es natural que alguien flaquee. Se me podr¨¢ objetar tambi¨¦n que falta Lady Macbeth, pero en eso no estoy de acuerdo. Aunque su f¨ªsico no acompa?e, Soraya lleva semanas limpiando manchas de sangre simb¨®lica en el Congreso y, que yo sepa, no ha conseguido borrar ninguna. Por otra parte, no me digan que el resto del reparto no est¨¢ bien escogido.
Aquellos gritos de ?Viva Mariano!, ?T¨² s¨ª que eres un l¨ªder!, se han precipitado abruptamente por un abismo de deslealtad. De Aguirre me esperaba cualquier cosa, pero que Mar¨ªa San Gil convocara a los medios en un d¨ªa de luto, tras un atentado terrorista mortal, no para confortar a las v¨ªctimas sino para machacar a su jefe, ha desatado el pestilente aroma del azufre. Mientras tanto, Mariano se prepara para la batalla. Si hubiera le¨ªdo Macbeth, ya sabr¨ªa que no va a ser vencido por un hombre nacido de mujer. Ahora que, de las propias mujeres, Shakespeare no dijo nada. Ni mu.
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