Cientos de 'sin papeles' vagan sin trabajo por los campos de Huelva

"Vimos muchos coches. Muchas luces. Nos dijeron que aqu¨ª no se puede estar. Que fuera. ?Y ahora d¨®nde voy? Si voy a Lepe, polic¨ªa. Si voy a Huelva, polic¨ªa. Si voy a Palos, polic¨ªa. ?Qu¨¦ hago?". Se llama Bitonco, tiene 17 a?os, es de Somalia y as¨ª recuerda el desalojo del campamento de chabolas en el que viv¨ªa hasta ayer, en la entrada de Lepe.

Bitonco padece en estos momentos algo que no es del todo inusual ni en Huelva ni en otras zonas agr¨ªcolas de Andaluc¨ªa: decenas y hasta centenares de inmigrantes sin papeles, sin trabajo y hasta sin cobertura sanitaria o alimenticia viviendo en el campo. Una situaci¨®n extrema para quienes la sufren y un riesgo para la seguridad de las localidades en cuyos campos malviven.

Bitonco ha viajado a Huelva para trabajar. Quiere hacerlo en las fincas del campo, pero en el campo, lo ¨²nico que le dejan es dormir al raso. Ayer, a instancias del Ayuntamiento de Lepe, la Guardia Civil y la Polic¨ªa Local, le expulsaron de su chabola. Una denuncia ante el Consistorio, presentada por el el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) -titular de los terrenos- , sobre la presencia sin autorizaci¨®n de un asentamiento de inmigrantes sin regularizar, desemboc¨® en la actuaci¨®n de los agentes, que desmantelaron las chozas de cartones y pl¨¢sticos y echaron a quienes all¨ª viv¨ªan. Bitonco cuenta que ha atravesado ?frica en un periplo de miles de kil¨®metros. Desgrana de memoria los pa¨ªses que ha recorrido. "Somalia, Etiop¨ªa, Sud¨¢n, Chad, Nigeria, N¨ªger, Argelia, Marruecos". Viajaba en coche, a pie, en cami¨®n. Cruz¨® a Espa?a en patera, aunque no conoce ese t¨¦rmino. "Hab¨ªa mucha gente en el barco. Muchos problemas con el mar, con el hambre, con la sed. Y con la gasolina", recuerda. Afirma que lleva tres meses en Espa?a. "No he encontrado trabajo. No s¨¦ qu¨¦ hacer, no puedo ir a ning¨²n sitio".

Desde Huelva Acoge se asegura que este tipo de episodios se han reducido en los ¨²ltimos a?os. Y es que los mismos llegaron a causar verdaderos problemas, sobre todo en la d¨¦cada de los noventa y principios de ¨¦sta. Pueblos como Palos de la Frontera llegaron a ver c¨®mo los inmigrantes sin regularizar que acampaban frente a fincas freseras -donde trabajaban inmigrantes contratados en origen- se manifestaban en contra de los desalojos y pidiendo trabajo.

Para conseguir la reducci¨®n de asentamientos, ha sido b¨¢sica la pol¨ªtica de contrataci¨®n ordenada de inmigrantes en sus pa¨ªses de origen para los trabajos en el campo. El mensaje que se ha querido mandar desde la Subdelegaci¨®n del Gobierno en Huelva los ¨²ltimos a?os es muy clara: no hay trabajo para inmigrantes sin contrato en los campos de Huelva. Aun as¨ª, el fen¨®meno de los asentamientos persiste. No s¨®lo en Lepe, tambi¨¦n en Palos de la Frontera y municipios cercanos, donde se siguen registrando casos, m¨¢s incluso que el a?o pasado, seg¨²n fuentes consultadas.

La presencia de los asentamientos tambi¨¦n provoca roces entre las administraciones. En el caso de ayer, el problema parec¨ªa ser las labores de limpieza. El alcalde de Lepe dijo que los operarios municipales que han intervenido en esta operaci¨®n "han dejado el material utilizado para montar el asentamiento en la zona, ya que el Ayuntamiento tendr¨ªa que contratar a una empresa externa para recoger ese material y no est¨¢ dispuesto a sufragar estos gastos, teniendo en cuenta que es competencia de la Subdelegaci¨®n del Gobierno, a la que ya se le ha puesto en conocimiento este hecho".

Regreso al poblado

Sin papeles ni dinero, las salidas que les quedan a los desalojados no son muchas. "Cuando las personas son expulsadas de un sitio, a no ser que se les abra contra ellas un expediente de expulsi¨®n, suelen levantar nuevos asentamientos no muy lejos de all¨ª", explica Nieves Robles. Eso mismo es lo que hicieron Bitonco y otros seis compa?eros, que regresaron en un silencioso goteo por un camino de tierra, antigua v¨ªa de ferrocarril hasta la zona donde se levantaba su poblado. Del mismo, s¨®lo quedaban montones de pl¨¢sticos, cartones y otros deshechos que una vez les sirvieron para hacerse sus casas. Dos de ellos hab¨ªan usado una vieja lata de pintura para quemar unas maderas y cocinar encima un arroz con tomate y at¨²n.

No quisieron hablar con la prensa ni ser fotografiados. "?Para qu¨¦?", preguntaban. Y a cada pregunta, respond¨ªan: "No sabemos". S¨®lo Bitonco cont¨® su experiencia en un precario ingl¨¦s -ninguno de ellos sab¨ªa hablar espa?ol-. "No podemos estar aqu¨ª, pero d¨®nde ir. Yo, esta noche, voy a dormir aqu¨ª. Pondr¨¦ cartones en el suelo y ya est¨¢", explica se?alando unos cartones en la puerta de una de las naves industriales del pol¨ªgono de Cantargallo.