La voz ind¨®mita

Inm¨®vil en medio del escenario, la serena figura del pianista Mel¨®n como ¨²nica compa?¨ªa. As¨ª arrancaba anoche Concha Buika para presentar Ni?a de fuego, su tercer ¨¢lbum: dispuesta a demostrar que es una de las gargantas m¨¢s torrenciales del momento.

Cinco a?os atr¨¢s cantaba para turistas en los tugurios de su isla, pero ayer el estreno de la mallorquino-guineana logr¨® convertirse en el acontecimiento de m¨¢s ringorrango en la Gran V¨ªa. La platea era la de las grandes ocasiones. Bebo Vald¨¦s, el gran maestro de la m¨²sica cubana, pas¨® encorvado e inadvertido ante unos fot¨®grafos que reventaban los disparadores con Almod¨®var, Llu¨ªs Homar, Rossy de Palma, Loles Le¨®n, Fernando Tejero o el dise?ador Modesto Lomba.

"Estoy tan nerviosa que hoy s¨®lo puedo cantar", anunci¨® antes de atacar Culpa m¨ªa, una de sus canciones m¨¢s arrebatadas, escrita por Javier Lim¨®n. Meci¨¦ndose con un contorneo sutil e insinuante, casi tribal, Concha fue entrando en calor. Le dedic¨® una buler¨ªa a su madre ("se apunt¨® a la universidad y acaba de sacar un 9 en Filosof¨ªa") y presumi¨® de ser una mujer luchadora.

Puede objetarse que las producciones de Lim¨®n siempre suenan a Lim¨®n, como si en vez de un estudio aquello fuera una cadena de montaje, pero la voz ind¨®mita de Buika sortea ese peligro. A veces una Nina Simone gitana, otras una Roc¨ªo Jurado del nuevo siglo (escuchen Volver¨¢s), con el esp¨ªritu de Chavela Vargas gravitando a menudo sobre las tablas, Concha tiene ya poco de ni?a, pero es fuego puro. Pura combusti¨®n.