Galescola en Foz
El nombre tiene gracia, aunque para m¨ª es desafortunado. La escuela p¨²blica no debiera tener ning¨²n apellido. Es como si en otros tiempos a las guarder¨ªas las llamaran guarder¨ªas espa?olas, y que yo recuerde no hab¨ªa ninguna guarder¨ªa que se apellidara as¨ª. Bueno, s¨ª, la Guardia Civil, pero esa es otra historia.
En la guarder¨ªa que hab¨ªa en Foz hasta hoy se les hablaba a los ni?os en lo que tocara seg¨²n su procedencia familiar, que sol¨ªa indicar tambi¨¦n una procedencia social. A comienzos del pasado siglo la guarder¨ªa era una escuela de primaria y all¨ª fue maestro titular hasta su muerte Ram¨®n Salgado Toimil, que la convirti¨® en un centro de ense?anza mod¨¦lico hasta que se proclam¨® la II Rep¨²blica, un proyecto pol¨ªtico con el que dieron al traste los extremismos de izquierdas y de derechas, y que acab¨® como todos sabemos en la conflagraci¨®n civil de 1936. La casa de Fond¨®s, que hab¨ªa sido escuela mod¨¦lica gracias a un hombre preocupado por la labor educadora, sin otro objetivo pol¨ªtico m¨¢s que la ampliaci¨®n y la calidad de la ense?anza, se convirti¨® en c¨¢rcel durante la guerra civil, hasta revivir de nuevo como guarderia municipal. Por entonces, del esp¨ªritu moderno y renovador de Salgado Toimil ya no quedaba nada, ni en Foz ni en el resto de Galicia. Todo hab¨ªa sido arrasado por los centros de ense?anza franquistas donde se ense?aba a cantar el himno y letras patri¨®ticas y militares, adem¨¢s de aprender a leer y a escribir exclusivamente en castellano.
La educaci¨®n en gallego, m¨¢s que radicalismos o vigilantes program¨¢ticos, necesita buenos maestros
Aquellos grupos nacionales -as¨ª se llamaban- fueron evolucionando desde la m¨¢s f¨¦rrea represi¨®n de la lengua hasta la apertura y la concienciaci¨®n c¨ªvica ya en la democracia. En el Grupo Nacional de Foz, al que fuimos mi hermana y yo hasta que mi madre nos rescat¨® de los j¨ªbaros, hubo m¨¢s adelante grandes profesores que empezaron a desarrollar la olvidada tarea de educar a los alumnos en el respeto y en el conocimiento de la lengua y la cultura gallegas. Pero tambi¨¦n esa evoluci¨®n necesit¨® de las circustancias del aperturismo pol¨ªtico y la democracia.
Recuerdo aquel primer a?o de escuela con cierto terror. Ten¨ªa tres a?os, y sab¨ªa que llegar al grupo era enfrentarme a un ambiente hostil, b¨¢rbaro, entre otras cosas porque en aquel Grupo Nacional reinaban la desidia, el fr¨ªo, la mala leche de los profesores y el desastre de un alumnado (los ni?os de las aldeas) que eran tratados a tortazo limpio, como hoy a muchos les gustar¨ªa tratar a los hijos de los inmigrantes. Sufr¨ª en aquella escuela, pero el camino que nos llevaba hasta all¨ª era tan hermoso que me olvidaba del miedo. Primero estaba la fuente de Marz¨¢n, luego el asilo de ancianos, que parec¨ªa una mansi¨®n a lo Dickens, pero bien cuidada y con un precioso jard¨ªn, y enfrente hab¨ªa un molino. Mi hermana y yo entr¨¢bamos por una puerta limpias como patenas y sal¨ªamos por la otra blancas como hostias. El molinero nos ense?aba c¨®mo sal¨ªa la harina de aquella piedra que trillaba el grano. Y justo al lado del molino estaba el baile del Bah¨ªa, y la casa de hospedaje Bah¨ªa, un lugar que correspond¨ªa al mundo de los adultos, al misterio de las parejas y los amores y las fiestas y los viajeros.
Hace alg¨²n tiempo vi que esta casa empezaban a restaurarla. Me extra?¨®. En un pa¨ªs como el nuestro donde casi todo se destroza y se restaura poco, sobre todo en los pueblos sin tradici¨®n burguesa como lo es Foz, que se decidieran a conservar una fachada de mi infancia me maravill¨®. En esa casa se va a instalar una galescola. Creo que si hoy tuviera los a?os de entonces, mi madre me llevar¨ªa all¨ª. Los ni?os van a disfrutar no s¨®lo de una arquitectura preciosa sino tambi¨¦n de un precioso jard¨ªn con una historia rom¨¢ntica como pocas.
Me alegro no s¨®lo de la rehabilitaci¨®n del edificio, tambi¨¦n y sobre todo de que ese sea el lugar escogido para la primera guarder¨ªa de Foz donde los ni?os de 0 a 3 a?os pueden ser educados en gallego. Sin embargo, los proyectos pol¨ªticos no son nada si no los avala la labor individual de los profesionales de la educaci¨®n, que se deben solamente a su tarea, la de cuidar y educar en funci¨®n del alumnado. Y la ense?anza del gallego, m¨¢s que vigilantes program¨¢ticos o radicalismos de cualquier g¨¦nero, lo que necesita es buenos maestros, que los hay, que los hubo, como Salgado Toimil.
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