El ¨¦xito, descriptible, de Ciutadans
Desde la irrupci¨®n en el panorama pol¨ªtico catal¨¢n del fen¨®meno de Ciutadans, se ha producido ya pr¨¢cticamente un ciclo electoral completo y es posible, por tanto, empezar a hacer alg¨²n balance aproximativo. Aparentemente, sobre todo para los que se imaginaban un fen¨®meno imparable y explosivo, Ciutadans ha fracasado. Naci¨® con sus sorprendentes tres diputados en el Parlament, que hac¨ªan presagiar una trayectoria ascendente y de consolidaci¨®n. Pero en las elecciones municipales sus resultados fueron muy escasos, incluso en municipios que se les aparec¨ªan como muy prometedores. Vinieron las elecciones generales y los resultados volvieron a ser objetivamente malos. Ahora las encuestas dudan much¨ªsimo sobre que repitiesen sus tres diputados al Parlament y, mientras tanto, su incidencia en la vida parlamentaria catalana ha sido tambi¨¦n mucho m¨¢s discreta y mucho m¨¢s tangencial de lo previsto.
Han conseguido meter 'su' tema, de relevancia pol¨ªtica limitada, en la agenda pol¨ªtica catalana
Por tanto, aparentemente, podr¨ªa empezar a hablarse de un fracaso de Ciutadans. Pero yo no estoy tan convencido. Depende de cu¨¢les fueran sus objetivos. Hay partidos que nacen con vocaci¨®n de construirse un gran espacio pol¨ªtico, con vocaci¨®n de articular mayor¨ªas sociales, que quieren ser actores principales en el escenario parlamentario. Estos partidos tienen una agenda muy amplia, una considerable capacidad de suma interna y unas posiciones muy inclusivas. Por el contrario, hay partidos que nacen con una cierta vocaci¨®n de levadura: su objetivo es colocar su tema en la agenda pol¨ªtica, te?ir a los dem¨¢s partidos, modificar los t¨¦rminos del debate. ?stos suelen ser partidos tem¨¢ticamente muy especializados, con una agenda corta pero intensa y con una escasa posibilidad de contradicci¨®n interna.
Por ejemplo, los partidos ecologistas en Europa no han crecido y en pocos lugares han gobernado. Pero han colocado su tema en la agenda general. Ahora est¨¢n en franco retroceso y a las puertas de la desaparici¨®n, pero han cumplido su objetivo. Los partidos como organizaciones se han sacrificado en aras de modificar el perfil y la agenda del resto de las fuerzas pol¨ªticas. Yo siempre he cre¨ªdo que Ciutadans inventaron un partido levadura. Concretamente, siempre he cre¨ªdo que Ciutadans naci¨® con el objetivo de forzar un desplazamiento en el centro de gravedad del PSC. Convencidos de que entre los votantes socialistas hab¨ªa un amplio sector que compart¨ªa el rechazo al nacionalismo catal¨¢n y especialmente a su concepci¨®n ling¨¹¨ªstica y simb¨®lica, lanzaron su proyecto de partido para que el PSC reaccionara y adoptase sus posiciones para no perder a su electorado.
En este sentido, como partido levadura, tal vez Ciutadans no haya fracasado. Primero, se ha producido de hecho un desplazamiento en el centro de gravedad del PSC. Se ha pasado de un centro de gravedad situado en Obiols, Nadal o Maragall a otro situado en Montilla, Corbacho o Chac¨®n. No es poco cambio. Ciertamente, lo ha disimulado el peaje verbal que implica para el PSC su apuesta por un tripartito de izquierdas, pero ha habido desplazamiento. Cuando el diputado Joan Ferran habla de la costra nacionalista en TV-3, Ciutadans obtiene un triunfo como partido levadura. Pero, tal vez contra pron¨®stico, donde m¨¢s ha triunfado Ciutadans en esta funci¨®n ha sido en el PP. Una parte del fracaso electoral de Ciutadans se debe precisamente a que el PP catal¨¢n ha hecho suyos sus objetivos y, sobre todo, su discurso. Se los ha comido. Pero ¨¦ste es el objetivo de los partidos levadura, ser abducidos por partidos mayores, ti?endo su discurso. En el paso de Piqu¨¦ a Sirera, pero sobre todo en la especializaci¨®n del PP catal¨¢n en el discurso sobre lengua y naci¨®n, ha encontrado Ciutadans su ¨¦xito mayor. Un ¨¦xito que, parad¨®jicamente, puede llevarles a desaparecer.
No creo, en consecuencia, que pueda hablarse de un fracaso de Ciutadans. ?De un ¨¦xito? Tampoco de una manera plena. El ¨¦xito de Ciutadans ha sido colocar en el debate catal¨¢n una voz antinacionalista catalana y contraria a la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica, una voz para los que se sienten desacomplejadamente espa?oles en Catalu?a. Lo han conseguido. Pero al hacerlo, han exhibido tambi¨¦n la verdadera magnitud del problema, su importancia pol¨ªtica real, su extensi¨®n y su intensidad hasta entonces no medida: tres diputados en el Parlament. Ciertamente, la n¨®mina de los descontentos, de los al¨¦rgicos al nacionalismo catal¨¢n en Catalu?a, es mayor, porque suma a todos los que votaron Ciutadans y a algunos de los votantes del PSC y del PP. Pero la irrupci¨®n de Ciutadans ha ayudado mejor que cualquier encuesta a medir la extensi¨®n y la intensidad de esta franja. La intensidad no debe de ser muy alta si los descontentos no se han concentrado todos en un partido especializado en darles voz. La extensi¨®n tampoco debe de ser muy grande cuando Ciutadans sac¨® tres diputados, pero sobre todo cuando el PP no ha crecido significativamente cuando ha asumido plenamente sus tesis y su discurso. Ciutadans han conseguido meter su tema en la agenda pol¨ªtica catalana. Pero cuando ha estado all¨ª, se ha visto que la relevancia pol¨ªtica de este tema era limitada. Mucho m¨¢s limitada de lo que muchos pensaban cuando era una especie de tab¨² impronunciable. Al fin y al cabo, el PSC ha obtenido los mejores resultados de su historia en las generales cuando ha llamado y movilizado a su electorado no al grito de "?que vienen los nacionalistas!", sino al grito "?que viene el PP!".
Vicen? Villatoro es escritor.
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