Adelantarnos a la utop¨ªa
Siempre pens¨¦ que la m¨²sica era algo misterioso. En mi casa de Barquisimeto me intrigaban todos los sonidos, de manera natural, como lo que siente un ni?o a la hora de acercarse a lo inexplicable. Mi padre, que es m¨²sico y ha trabajado siempre en el sistema de orquestas de Venezuela, comenz¨® a desentra?ar ese lenguaje extra?o y, al final, logr¨® que la m¨²sica se encendiera en m¨ª.
A los cinco a?os entr¨¦ en mi primera orquesta. Quer¨ªa tocar el tromb¨®n, pero el brazo no me alcanzaba, as¨ª que lo cambi¨¦ por el viol¨ªn. Nuestra sede estaba en casa de Dora Lisa Medina. Era un edificio colonial de principios del siglo XX, como de cuento, un lugar perfecto para aumentar los misterios. All¨ª tambi¨¦n hab¨ªa estudiado el maestro Abreu, con la misma Dora Lisa, as¨ª que desde el principio nos uni¨® un v¨ªnculo indestructible.
?l hab¨ªa creado ya el sistema que ayer fue reconocido con el Premio Pr¨ªncipe de Asturias de las Artes y no tard¨¦ en conocerle. Nos visit¨® y le ofrecimos un concierto. A?os despu¨¦s, tuve el atrevimiento de pedirle que escuchara una pieza que yo hab¨ªa compuesto. La escuch¨® y poco despu¨¦s me propuso que me convirtiera en director de la orquesta infantil. Ten¨ªa 16 a?os y aquello ya era un sue?o. Despu¨¦s me fui a Caracas y ¨¦l se encarg¨® de mi formaci¨®n. Aquello que para m¨ª era algo m¨¢gico cobr¨® sentido. Con el maestro, una de las primeras cosas que aprend¨ª es que el futuro ya ha sido, que es al mismo tiempo pasado y presente, que est¨¢ ocurriendo ante nosotros y que si no lo atrapamos, lo perderemos. Debemos adelantarnos a las utop¨ªas. Con Abreu y con hombres como ¨¦l resulta sencillo entender eso. Pensar que son posibles, que las vamos construyendo d¨ªa a d¨ªa. As¨ª es como ¨¦l comenz¨®, sin medios, y hoy ha logrado un sistema que agrupa a 270.000 ni?os y j¨®venes a los que ha dado una gu¨ªa, un sentido, a los que ha salvado con la m¨²sica.
Hablar con el maestro Abreu es como tratar con un libro, en ¨¦l reside una sabidur¨ªa infinita. No s¨®lo me ha ense?ado el camino de todos los sonidos, engrandecer aquello que me intrigaba de peque?o. Me ha llevado de la mano, l¨ªnea a l¨ªnea, por la vida. ?l no concibe una existencia propia, la ha hecho nuestra. Somos un universo: los ni?os que nos formamos all¨ª, los que aprenden ahora y los adultos que salieron de entre aquellas sillas y aquellos atriles. Un mundo en el que cada conocimiento individual no cobra sentido si no es para el grupo, para el sue?o com¨²n. Un sue?o que Abreu nos inculc¨® y de cuya grandeza nunca lograremos ser verdaderamente conscientes. Son premios como el Pr¨ªncipe de Asturias de las Artes los que nos hacen darnos cuenta del alcance y de la importancia que ese anhelo, esa visi¨®n, tienen para todo el mundo.
Gustavo Dudamel es director de orquesta.
Babelia
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