De ferias y libros
La lectura requiere recogimiento, pero al libro le va la marcha. Una feria es un lugar donde se celebra el libro, al autor y al lector. La del parque del Retiro de Madrid se abre el viernes.
No hay pregunta m¨¢s absurda, ni por cierto m¨¢s repetida, que la del libro que uno se llevar¨ªa a una isla desierta. Es absurda por varios conceptos. Primero, porque se basa en la hip¨®tesis, harto endeble, de que el barco en el que uno viaja dispone de una biblioteca borgiana, y de que al producirse el naufragio uno tendr¨¢ tiempo y ganas de decidir y encontrar el libro que desea llevar consigo, y fuerzas para llegar con ¨¦l a la playa sin que se moje. Salvo que sea tan pesimista que ya lo lleve en el equipaje. Esto desde el punto de vista pr¨¢ctico. Desde el punto de vista de la literatura, el absurdo a¨²n es mayor, porque un solo libro no pinta nada. Es como si a un general le ordenaran presentar batalla con un solo soldado, aunque fuera el m¨¢s aguerrido. Los libros, como los soldados, funcionan no ya en n¨²mero, sino a mogoll¨®n. Leer significa leer mucho y sobre todo haber le¨ªdo mucho y variado. Algunos libros rematadamente malos ocupan un lugar importante en la formaci¨®n y el coraz¨®n de cualquier lector. Un libro es una pieza encuadrada en un g¨¦nero, en una literatura, en una ¨¦poca. Y en un circuito comercial, porque el comercio es la argamasa que mantiene unido el edificio social: la comunicaci¨®n en forma s¨®lida.
Un libro no es un juguete y la lectura no es una diversi¨®n. El que uno pueda divertirse leyendo es otro asunto
A la feria hay que ir como quien va al huerto a recoger los frutos de la tierra: algo fatigoso y primordial
Seg¨²n cuenta Fr¨¦d¨¦ric Barbier en su interesant¨ªsima Historia del libro (Alianza Editorial, 2005), la primera feria del libro sigui¨® al invento de la imprenta con tanta celeridad que es posible que en esa feria hubiera un solo stand con un solo libro y un solo vendedor: Gutenberg. Lo cierto es que alrededor de Gutenberg se mov¨ªa, al margen de los impresores, una constelaci¨®n de personajes an¨®nimos pero imprescindibles: los inversores, los intermediarios que adquir¨ªan y suministraban el papel y el plomo, dos art¨ªculos raros y caros en aquella ¨¦poca, contables, los encargados de organizar el trabajo en el taller, los agentes comerciales en busca de mercados potenciales y los distribuidores del libro, por no hablar de las autoridades civiles y eclesi¨¢sticas que vigilaban el contenido de cada libro. La feria del libro de Francfort se empez¨® a celebrar a mediados del siglo XV, y consta que algunos libreros alemanes la frecuentaban a partir de 1460 para ofrecer los nuevos t¨ªtulos salidos de las imprentas. El primer best seller, siempre seg¨²n Barbier, fueron las Cr¨®nicas de Nuremberg, de las que se hizo una edici¨®n de 1.800 ejemplares. Como se ve, la lectura requiere recogimiento, pero al libro le va la marcha.
Ahora bien, una feria no es una fiesta, sino una organizaci¨®n m¨¢s o menos festiva del trabajo. El hecho de que a la ardua, tediosa y abominable tarea de buscar y adquirir productos necesarios o superfluos lo llamemos ir de compras y lo consideremos una forma de ocio no debe llamarnos a enga?o. La econom¨ªa posindustrial consiste en una producci¨®n desmedida que exige un consumo galopante incentivado por cualquier medio. Uno de los objetivos de este est¨ªmulo es crear tal mareo en el consumidor que ¨¦ste prefiera comprar sin saber lo que compra a tener que sopesar, valorar y decidir en funci¨®n de sus necesidades y sus posibilidades. Pero esto pertenece al terreno de la psicolog¨ªa, la sociolog¨ªa y, en ¨²ltimo t¨¦rmino, de la moral, as¨ª que m¨¢s vale dejarlo para otro d¨ªa.
Una feria, como digo, no es un parque de atracciones, aunque lo parezca. Una feria no es sitio para ni?os, que se cansan y se agobian, por m¨¢s que haya espacios especialmente destinados a entretenerlos con actividades que a menudo les producen m¨¢s angustia que placer, como pintarles la cara de colorines. Esto no quiere decir que los ni?os no deban acudir a las ferias, y en concreto a la feria del libro. Pero no han de ir con esp¨ªritu de juerga. En contra de lo que propugnan la pedagog¨ªa moderna y unos planes de estudio que habr¨ªan escandalizado a Darwin, un libro no es un juguete y la lectura no es una diversi¨®n. El que uno pueda divertirse leyendo, como el que un cirujano se divierta operando, es otro asunto. A la feria hay que ir como quien va al huerto a recoger los frutos de la tierra: algo fatigoso y primordial. S¨®lo as¨ª se le encuentra a la feria un sentido distinto del de comprar por cat¨¢logo.
El que compra un libro, si lo hace de un modo consciente y concienzudo, no s¨®lo pone los medios para la lectura, sino para la constituci¨®n y desarrollo de su biblioteca. Lo que en la feria es profusi¨®n y bullicio, en la biblioteca ha de ser sobriedad y rigor. Una biblioteca no decora, salvo que sea la obra de un coleccionista. Los libros suelen ser chillones, dise?ados para llamar la atenci¨®n del pasante ocioso, y los lomos, que es lo que se ve en una biblioteca, no tienen ninguna gracia y est¨¢n hechos sin criterio: las letras van de arriba abajo o de abajo arriba, a gusto de la editorial. Si se colocan por orden alfab¨¦tico de autores, como se suele hacer, el resultado es un batiburrillo de colores y tama?os.
No me extiendo m¨¢s, aunque podr¨ªa hacerlo. S¨®lo quer¨ªa aprovechar que es temporada de ferias del libro y empieza la de Madrid para hacer unas reflexiones encaminadas a esta conclusi¨®n: que una feria es un lugar donde se celebra el libro, al autor y al lector, un acto de hermanamiento, una oportunidad para adquirir informaci¨®n, formarse opiniones, entablar contactos personales; y tambi¨¦n es un homenaje al negocio de editar. Y una ocasi¨®n para comprender que la lectura, que es la ra¨ªz de todo lo anterior, es un acto individual y colectivo, y una empresa de la m¨¢xima trascendencia vital.
La Feria del Libro de Madrid se celebra entre los d¨ªas 30 de mayo y 15 de junio en el parque del Retiro. Horario en d¨ªas laborables: de 11.00 a 14.00 y de 18.00 a 21.30. S¨¢bados, domingos y festivos: de 10.30 a 14.30 y de 17.00 a 21.30. www.ferialibromadrid.com
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