Dios no es bueno, ni malo
Soy de la generaci¨®n de los adolescentes del mayo del 68. Es decir, soy de los que no se enteraron de nada. Despu¨¦s hice un m¨¢ster sobre los millones que estuvieron en el concierto de Raimon de la Complu que ven¨ªan directamente de las barricadas parisinas. Aprend¨ª mucho de la verdad de las mentiras. De la imaginaci¨®n que se subi¨® al poder de nuestras ilusiones. Pronto fui descre¨ªdo y me choc¨® cantar aquello de "buscant a d¨¦u, al vent del m¨®n". Mi pandilla ya no buscaba a Dios. Ni esperaba su llegada. No es que crey¨¦ramos que el Mes¨ªas no iba a venir... sino que ?ni iba a llamar! Y as¨ª sigue, sin dar se?ales, ni sms.
El otro d¨ªa, camino de Huesca y Monz¨®n, en un taxi con la emisora de los obispos a toda mecha, comprend¨ª que nunca me caer¨ªa de ning¨²n caballo. Que nunca ser¨ªa Pablo. Ni de Tarso. Aquellos hombres de Dios soltaban todos los demonios radiados y amplificados. Desconect¨¦, decid¨ª sumergirme en mi lectura: Dios no es bueno, de Christopher Hitchens, escritor ingl¨¦s, disidente y ateo al que tenemos muchas simpat¨ªas desde que hace a?os nos acerc¨® un poco m¨¢s la figura libre, cr¨ªtica e independiente de George Orwell. El mejor de los escritores combatientes en el bando que no se apropi¨® del nombre de Dios para matar en vano.
No es que crey¨¦ramos que el Mes¨ªas no iba a venir... sino que ?ni iba a llamar! Y as¨ª sigue, sin dar se?ales, ni 'sms'
El libro de los sin Dios que ha escrito este ateo, gracias a Dios, es un libro sobre la gente buena, ¨¦tica y solidaria. Gente que nunca denigrar¨¢, condenar¨¢ ni quemar¨¢ a nadie por su religi¨®n. Ateos que se descalzan en una mezquita, se cubren la cabeza en una sinagoga y entran con respeto en todas las iglesias. Amigo de Ian McEwan, de Rushdie, buen tipo que se conforma con vivir s¨®lo una vez, escribe: "Dejo para los creyentes lo de quemar las iglesias, mezquitas y sinagogas de los dem¨¢s, cosa que siempre se puede estar seguro de que acabar¨¢n haciendo".
Estoy en Huesca, en el parque Miguel Servet -aragon¨¦s, "her¨¦tico" y quemado lentamente en una picota con h¨²medos haces de le?a- visito las esculturas de las "pajaritas". Un espacio para los ni?os que construy¨® un hombre bueno, Ram¨®n Ac¨ªn. Pintor, escultor, intelectual y ¨¢crata, nunca quem¨® ninguna iglesia; amigo de Bu?uel -pag¨® con dinero de la loter¨ªa su documental de las Hurdes- y ateo. Llegaron los que luchaban en nombre de Dios y lo fusilaron. Para no dejarle solo, tambi¨¦n mataron a su mujer. Hoy la escultura de las pajaritas es el emblema de la ciudad. De la ciudad de todos. Con Dios o sin Dios.
Vuelvo y me tropiezo con dos buenas personas sin Dios: Gaspar Llamazares, que busca renovaci¨®n del p¨²lpito laico, y, ?ay!, con Ana Bel¨¦n. Ma?ana vuelve al cante. Con Ana siempre pienso aquello de Raquel Meller: ?d¨®nde habr¨¢ aprendido este ¨¢ngel tanta diablura? Dios y el diablo en la voz de Ana.
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