Estamos en la final

El deporte tiene muchas cosas buenas. Una de las mejores, su potencial para involucrarte emocionalmente. Cuando Rafa Nadal sale a la pista para verse con Federer o Djokovic, no lo hace solo y cada golpe va acompa?ado por un respingo colectivo. Cuando Alonso, Pedrosa o Lorenzo se acercan a una curva a 250 kil¨®metros por hora pegados a otro coche o dos o tres motos, no es posible observarlo sin que un escalofr¨ªo te recorra el cuerpo. Ayer mismo, pasamos fr¨ªo y sufrimos con Alberto Contador en una etapa maravillosa en el Giro.

Esta capacidad convierte el deporte de vez en cuando en un espect¨¢culo hipn¨®tico, inigualable. Desde principios de febrero y de forma inesperada, nos hemos embarcado en una aventura de la mano de Pau Gasol. Ganar el anillo de la NBA.

Aletargado el mundo del baloncesto con una competici¨®n dom¨¦stica que queda lejos de producir masivas movilizaciones, a la espera de los Juegos Ol¨ªmpicos de Pek¨ªn, donde el mejor equipo deportivo de este pa¨ªs se va a enfrentar a su reto m¨¢s excitante, dormit¨¢bamos con el ¨²nico consuelo moment¨¢neo de ver el crecimiento de gente como Rudy, Marc Gasol y Calder¨®n o la arriesgada apuesta de Juan Carlos Navarro. Y entonces surgi¨® una noticia que m¨¢s que noticia fue casi un chute de adrenalina. Gasol se iba a los Lakers.

Desde aquel bendito d¨ªa, recorremos junto a Pau su camino hacia la gloria, que esta madrugada complet¨® con ¨¦xito su pen¨²ltimo acto. Se anunciaba como una etapa con puertos de fuera de categor¨ªa, aunque a la hora de la verdad no ha sido para tanto. Su liquidaci¨®n en s¨®lo cinco partidos habla de una superioridad sin paliativos.

De alguna forma ha representado uno de esos cruces de camino de los que unos salen malparados y otros catapultados. Atosigados por la pujanza f¨ªsica de unos Lakers exultantes de ¨¢nimo y energ¨ªa, a San Antonio se le ha notado demasiado sus muchos calendarios, sobre todo los de su segunda unidad. Exigidos al m¨¢ximo ya desde su eliminatoria frente a los Hornets, el necesario dep¨®sito de energ¨ªa estaba casi agotado.

Siendo un¨¢nime el papel estelar y definitorio de Kobe Bryant, que est¨¢ llevando su baloncesto hasta l¨ªmites desconocidos desde que Jordan se retir¨®, el de Pau ofrece algo m¨¢s de debate. Enfrentado directamente con Tim Duncan, las ha pasado canutas y en algunos momentos se le ha visto desbordado. Pero no hay mejor vara de medir que este tipo de duelos directos. Ante los mejores, te retratas. Y la foto de Gasol no ha salido nada mal. En n¨²meros y en impacto en el juego.

Vale, podr¨ªa haber sido m¨¢s efectiva su defensa sobre Duncan. Podr¨ªa ser uno de esos p¨ªvots que dan miedo por su fiereza y corpulencia f¨ªsica. Podr¨ªa haber atacado el aro con mayor decisi¨®n. Ya. Alto, fuerte, anotador, pasador, defensor fiero, intimidador... entonces Bryant no ser¨ªa el MVP y lo ser¨ªa Gasol.

Poniendo las cosas en un contexto coherente, hay que decir que Pau sale de esta serie airoso y reforzado. Por su rendimiento y sobre todo porque la trayectoria de los Lakers hacia el ¨¦xito tiene un punto de inflexi¨®n el d¨ªa en el que como ha dicho Kobe, los Grizzlies les "donaron" su pieza m¨¢s valiosa. Cuanto m¨¢s lejos lleguen, este reconocimiento generalizado tendr¨¢ un mayor calado. Por de pronto ya est¨¢n en la final. Una final que como no pod¨ªa ser de otra forma, jugaremos todos.