Enso?aciones laicas

Las proposiciones no de ley para eliminar los s¨ªmbolos religiosos en ceremonias protocolarias oficiales y para revisar el tratado internacional de enero de 1979 entre el Reino de Espa?a y el Estado Vaticano -presentadas respectivamente por IU y por el BNG- fueron rechazadas en el Congreso con el turbado respaldo del Gobierno. Los socialistas justificaron su oposici¨®n a la primera propuesta con el argumento seg¨²n el cual las prohibiciones legales poseen menor eficacia que el desuso originado por las pr¨¢cticas sociales. El voto contra la segunda iniciativa aplaz¨® la eventual discusi¨®n sobre su contenido hasta la reforma de la Ley Org¨¢nica 7/1980 de Libertad Religiosa, incluida por la vicepresidenta en el calendario de la legislatura.

El Gobierno rechaza una proposici¨®n no de ley para la revisi¨®n de los acuerdos de 1979 entre Espa?a y El Vaticano

Sobran indicios para suponer que el Gobierno intenta evitar en lo posible los choques con la Iglesia -dispuesta a transformar al m¨¢s m¨ªnimo pretexto cualquier discrepancia en un casus belli- sin dejar de proclamar al tiempo sus enso?aciones de hacer realidad en un incierto futuro el programa constitucional todav¨ªa incumplido de la construcci¨®n de un moderno Estado aconfesional y laico. La paranoide reacci¨®n del cardenal Ca?izares ante la noticia de la pr¨®xima modificaci¨®n de la breve ley 7/1980 -promulgada dos a?os y medio despu¨¦s de aprobada la Constituci¨®n- ilustra la agresividad rampante de la Conferencia Episcopal: "Tratan de erradicar nuestras ra¨ªces cristianas m¨¢s propias para avanzar hacia la laicidad".

La madre del cordero son las cuatro secciones del tratado internacional firmado en enero de 1979 entre Espa?a y la Santa Sede para modificar el r¨¦gimen concordatario. Las exenciones fiscales y las ayudas econ¨®micas a la Iglesia, las subvenciones a los centros religiosos concertados y la oferta obligatoria de la catequesis cat¨®lica en los colegios p¨²blicos son algunos de los asuntos en juego. La voracidad de la Iglesia convierte en sagradas cuestiones de principio sus conflictos temporales con el Estado: desde el aseguramiento de los privilegios materiales y simb¨®licos hasta el derecho a vetar las normas que contradigan a su juicio la ley natural de la que ser¨ªa la exclusiva int¨¦rprete.

La Conferencia Episcopal ha exhibido una belicosa intolerancia -manifestada en las calles y en las ondas- contra la pol¨ªtica socialista: el matrimonio homosexual, el divorcio expr¨¦s, la catequesis cat¨®lica y el r¨¦gimen de su profesorado, las investigaciones con c¨¦lulas madre, la educaci¨®n para la ciudadan¨ªa, etc¨¦tera. Ni la prodigalidad presupuestaria del Gobierno con la Iglesia ni su medroso abandono de la regulaci¨®n del aborto y la eutanasia le sirvieron durante la pasada legislatura para saciar el apetito de la omn¨ªvora cofrad¨ªa. Esa lecci¨®n deber¨ªa ense?ar a los socialistas la inutilidad de ceder ante las insaciables exigencias del poderoso grupo de presi¨®n episcopal, que esgrime adem¨¢s como escudo protector de sus dobles lealtades ciudadanas un tratado internacional entre el Reino de Espa?a y un Estado extranjero. -