Sala vaticana
El ¨²nico poder sin limitaci¨®n en la democracia espa?ola es el de los jueces. Unos se?ores pasan unas oposiciones y administran justicia sin la m¨¢s m¨ªnima restricci¨®n, s¨®lo la de que una instancia superior corrija su decisi¨®n. Hay que soportar las decisiones de los jueces por arbitrarias que sean, se trate de la negaci¨®n a inscribir un matrimonio homosexual, una recriminaci¨®n a unas chicas por hacer topless, un olvido para mandar a la c¨¢rcel a un condenado por pederastia o una modificaci¨®n del sistema legal en educaci¨®n. Unos se?ores muy estudiosos deciden nuestras vidas. En el Tribunal Superior de Justicia de Andaluc¨ªa, a la sala de lo contencioso se la conoce por Sala Vaticana porque sus resoluciones est¨¢n te?idas de fundamentalismo religioso. Esta sala corrige el contenido de una asignatura, la Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa, porque no le gusta la manera en la que se aborda la igualdad entre hombres y mujeres. De la misma manera se arroga la capacidad para ordenar el sistema educativo. Si unos padres pidieron que a su hija se le computase en el baremo de acceso a un centro escolar el hecho de tener a una hermana en el centro, la Sala Vaticana va un paso m¨¢s all¨¢ y acaba de un plumazo con la ratio, el mecanismo para limitar el n¨²mero de alumnos por aula que tiene como fin mejorar la calidad en la ense?anza, y como colof¨®n nos ri?e por la baja tasa de natalidad de Espa?a. Si se elimina la ratio podr¨ªamos llegar al absurdo, como se ha se?alado, de que los padres de 1.000 ni?os de la misma edad elijan id¨¦ntico colegio y tendr¨¢n que ser escolarizados en la misma aula, siguiendo los muy religiosos preceptos del TSJA. Desconozco el nivel de los conocimientos jur¨ªdicos de estos jueces, aunque es de presumir que sean elevados. Tampoco s¨¦ con precisi¨®n sus principios morales, pero parece que son tan profundos que nos los quieren aplicar a todos los dem¨¢s aunque no los comparamos. Lo que s¨ª s¨¦ es que pueden destrozar el sistema educativo andaluz establecido por la legislaci¨®n aprobada por los representantes de la soberan¨ªa popular. Y lo que ya resulta escandaloso es que los dirigentes del Partido Popular aplaudan un desbarajuste de este calibre, incluido el desprecio a las leyes aprobadas por los parlamentos de los que forman parte. Menos sorprendente es el Defensor del Pueblo, que apoya la sentencia para eliminar la ratio, aunque Chamizo siempre est¨¢ a favor de todo.
Es curioso c¨®mo se entiende el precepto constitucional de que los padres tienen derecho a elegir los valores religiosos y morales que deseen para la formaci¨®n de sus hijos. Se aplica en el sentido de que los padres pueden elegir colegio y que la administraci¨®n pague esta elecci¨®n. En los colegios p¨²blicos se ofrece la formaci¨®n religiosa que los padres deciden, sea esta cat¨®lica, evangelista o musulmana pero de lo que se trata es de establecer una segregaci¨®n y mandar a ciertos ni?os a los colegios religiosos con dinero de los impuestos para que all¨ª no lleguen los ni?os de los inmigrantes ni los que tengan necesidades educativas especiales, una especie de racismo y de eugenesia social con dinero de los impuestos, todo muy cat¨®lico. El sistema de conciertos educativos es una de las mayores incongruencias del Estado al sufragar con fondos p¨²blicos dos redes que compiten entre s¨ª, una p¨²blica y otra privada religiosa. Y se da la posibilidad de que los padres elijan, cosa que no ocurre en la sanidad ni en las pensiones, donde no podemos salirnos del sistema p¨²blico. ?Por qu¨¦ tanta obsesi¨®n por la educaci¨®n privada? Por la presi¨®n de la Iglesia Cat¨®lica, uno de los elementos de retraso at¨¢vico de Espa?a, donde el peso antidemocr¨¢tico de obispos y congregaciones religiosas atenaza el desarrollo de la sociedad. El desprecio a la educaci¨®n p¨²blica tiene un componente reaccionario a la par que ignora la superioridad de la escuela p¨²blica en cuanto a formaci¨®n del profesorado, valores, dotaci¨®n de medios, garant¨ªas, integraci¨®n e igualdad. A pesar de todo ello el incienso parece tener m¨¢s poder que el Estado.
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