Reflexiones sobre la Ley de Educaci¨®n
Los preliminares de la futura Ley de Educaci¨®n de Catalu?a, con el documento de bases presentado el pasado mes de noviembre y el anteproyecto de la ley divulgado a inicios de mayo, han cosechado negativas de la mayor¨ªa de los sectores de la comunidad educativa que no auguran un camino de amplios consensos sociales ni pol¨ªticos en su tramitaci¨®n parlamentaria y posterior aprobaci¨®n. Es cierto que no hay que descartar nada en cuanto a la posibilidad de que finalmente la Ley de Educaci¨®n obtenga un apoyo generalizado, pero lo que es indiscutible a fecha de hoy es que el esfuerzo para recomponer apoyos por parte del consejero tendr¨¢ que ser gigantesco.
F¨ªjense que hablo de recomponer y no obtener, ya que no debemos olvidar que la futura ley tiene sus or¨ªgenes en el Pacto Nacional por la Educaci¨®n suscrito un¨¢nimemente -con la ¨²nica excepci¨®n del sindicato USTEC- a inicios de abril de 2006 por actores educativos, sociales y pol¨ªticos del pa¨ªs. Viendo como ese consenso se ha resquebrajado hasta producir grietas y fisuras que han alcanzado la estabilidad del acuerdo citado, obliga a preguntarse c¨®mo ha sido posible tal deterioro. Seguro que hay diversos factores a los que imputar esta situaci¨®n, entre ellos los que se deben imputar a algunos actores como los sindicatos y la patronal de las escuelas concertadas, que buscan situarse con fuerza para sacar mejor tajada en la obtenci¨®n de sus demandas. Lamentablemente, nadie puede dudar que las cosas no se han hecho lo suficientemente bien en el Departamento de Educaci¨®n. Por un lado se olvidaron o minusvaloraron aspectos procedimentales que nunca se deber¨ªan haber olvidado.
Las cosas no se han hecho suficientemente bien en el Departamento de Educaci¨®n
Aun hoy nadie se explica cu¨¢les fueron los motivos que llevaron a no convocar la mesa de seguimiento del Pacto Nacional de Educaci¨®n hasta el mes de febrero de este a?o. Esa mesa era un espacio imprescindible para seguir dando cuerda al consenso adquirido en 2006 y un escenario ¨²nico para contrastar propuestas y buscar un consentimiento amplio para el documento de bases y el mismo anteproyecto. La historia fue bien distinta. El olvido al que la mesa de seguimiento del pacto fue sometido cre¨® un malestar y una desconfianza en la mayor¨ªa de sus integrantes, que supieron del documento de bases de la futura ley por la prensa. Por otro lado, estos ¨²ltimos meses, de hecho en lo que llevamos de legislatura, tampoco se ha podido evitar en el departamento que se extendiese en muchos de los actores de la comunidad educativa una falta de credibilidad hacia los compromisos y/o promesas que los interlocutores del departamento asum¨ªan. Esta situaci¨®n, en resumen, ha afectado negativamente a la construcci¨®n de un clima positivo y de confianza indispensable para saldar con ¨¦xito las conversaciones de la futura ley. Y todo ello sin olvidar que sin causas razonadas se ha quedado sin desarrollar el Pacto Nacional en cuestiones como el contrato-programa. Ese descuido, por decirlo suavemente, ha dejado en el aire la concreci¨®n de servicio p¨²blico educativo, algo que los enemigos de esa idea han sabido aprovechar para restarle credibilidad y reforzar sus posiciones contrarias a la concreci¨®n de un aut¨¦ntico servicio p¨²blico educativo.
Alguien podr¨ªa pensar que en verdad no estamos tan mal, ya que si en febrero eran los sindicatos los que se oponian al documento de bases para la Ley de Educaci¨®n y ahora, tres meses m¨¢s tarde, son las patronales y las escuelas concertadas las que lo hacen, y partiendo que unos y otros se supone que mantienen posiciones opuestas en algunas cuestiones centrales de la ley, el anteproyecto debe ser equidistante. Incluso hay quien piensa que tanto la huelga del profesorado como las decenas de miles de firmas de las familias de alumnos de las escuelas concertadas son simplemente estrategias para situarse con fuerza en la mesa de di¨¢logo de la futura ley. Esas visiones, en mi opini¨®n, pecan de optimismo e ignoran un malestar existente, cuando no una decepci¨®n y sobre todo incertidumbre.
En todo este proceso han existido demasiados encuentros informales y poco proceso formal de debate, demasiados encuentros bilaterales donde sin quererlo se alimentaban por un lado la idea que las demandas propias ser¨ªan atendidas y por otro las sospechas de que en otras reuniones bilaterales se acordar¨ªa justo lo contrario. Se han alimentado demasiados fantasmas en cuestiones donde ciertamente los actores se jugaban mucho.
Hace falta mucha madurez por parte de los sindicatos para aceptar un buen proyecto de evaluaci¨®n para los docentes, mucha responsabilidad social por parte de las escuelas concertadas para avanzar hacia el servicio p¨²blico educativo, mucha confianza en su labor por parte de los docentes para avanzar en un modelo de direcci¨®n de centro que permita superar disfunciones actuales del modelo vigente. Se requer¨ªa un di¨¢logo de todas las fuerzas pol¨ªticas para dise?ar un nuevo papel del territorio con los ayuntamientos como nueva administraci¨®n educativa para garantizar el cumplimiento del principio de proximidad. Es del todo imprescindible un compromiso del Gobierno con la idea de que los recursos econ¨®micos necesarios para todo ese cambio llegar¨¢n y que las prioridades en las grandes inversiones se har¨¢n dialogadamente.
Todo ello es necesario para que la ley impulse el cambio que la educaci¨®n requiere en Catalu?a y que se haga en un marco de confianza y consenso. Pero hasta el momento hemos ido hacia otra direcci¨®n. ?sabremos cambiar? A¨²n estamos a tiempo.
Jspicanyol@hotmail.com
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