Mala conciencia occidental
Dos occidentales maduros, un hombre de negocios y una int¨¦rprete dialogan sobre ?frica y sobre sus vidas a lo largo de hora y media en una habitaci¨®n de un hotel de Kinshasa, capital de la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo. "Me he quedado a vivir por el sol", explica ella al comienzo de la representaci¨®n. "Dos semanas aqu¨ª y se me encoge el alma", afirma ¨¦l a modo de declaraci¨®n de principios. Durante hora y media, estos dos ¨²nicos personajes, tres si contamos al padre africano en el que se desdobla Vicky Pe?a, mantendr¨¢n un pulso dram¨¢tico en el que la mala conciencia de los occidentales y los continuos reproches del congole?o marcar¨¢n todo el texto.
Teatro de tesis, muy ideol¨®gico, enmarcado en una escenograf¨ªa muy sencilla, con una tenue iluminaci¨®n y sin ning¨²n apoyo musical, esta obra con t¨ªtulo franc¨¦s que se traduce Despu¨¦s de m¨ª, el diluvio despliega la mala conciencia occidental ante la tragedia de miseria, corrupci¨®n, guerras e injusticias de ?frica. Pero se trata de una mala conciencia que gira sobre s¨ª misma, que da vueltas y m¨¢s vueltas a los mismos argumentos a trav¨¦s del contrapunto del padre africano que intenta salvar a su hijo-s¨ªmbolo.
Apr¨¦s moi, le d¨¦luge
De Llu?sa Cunill¨¦. Direcci¨®n: Carlota Subir¨®s. Actores: Jordi Dauder y Vicky Pe?a. Teatro Valle-Incl¨¢n. Madrid. Hasta el 6 de julio.
La catalana Llu?sa Cunill¨¦, uno de los nuevos valores de la dramaturgia espa?ola, ha escrito una pieza m¨¢s destinada a ser le¨ªda que a ser representada, que no transmite apenas emociones en unos personajes que deber¨ªan estar fascinados y, al mismo tiempo, horrorizados por los desastres africanos (reclutamiento de ni?os soldados, tr¨¢fico de armas y de minerales, rapi?a de las multinacionales, explotaci¨®n de recursos naturales por las grandes potencias...). Lo que ocurre es que la cr¨®nica de los dramas de aquel continente se asemeja m¨¢s a un cat¨¢logo que a una indagaci¨®n teatral. Muy al contrario, la pulsi¨®n entre dos personajes encerrados en un mismo espacio, obligados a reflexionar sobre sus biograf¨ªas, deriva en un tono monocorde, en un pimp¨®n dial¨¦ctico sin apenas recovecos. Ahora bien, la presencia en escena de dos veteranos actores tan s¨®lidos como Jordi Dauder y Vicky Pe?a es capaz de salvar cualquier texto por plano que parezca. En dos dif¨ªciles registros el papel de ella, y en una progresi¨®n hacia la confidencia en el caso de ¨¦l, ambos sacan a flote esta densa obra acerca de las soledades occidentales en ?frica.
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