La Iglesia aprende a comunicar
El Vaticano pide responder a las cr¨ªticas "con ponderaci¨®n y sin desmesuras" - El Papa dio ejemplo en EE UU asumiendo el problema de los curas pederastas
?C¨®mo vender el producto cristiano, es decir fe y doctrina, verdad y raz¨®n, en un mundo poscristiano, pagano y tecnologizado? ?C¨®mo comunicar la moral de la Iglesia a una sociedad relativista, saturada de informaci¨®n y harta de rega?inas y maximalismos? A estas respuestas intenta responder la Iglesia cat¨®lica, especialmente desde que el papa Ratzinger lleg¨® al poder. La ¨²ltima moda en Roma parece sugerir el camino opuesto al que han elegido los obispos espa?oles, al apostar por la continuidad en la cadena que el cardenal Carlos Amigo ha rebautizado como "el dolor de cabeza permanente" (la Cope).
Un seminario organizado por la Universidad del Opus Dei en Roma, la Santa Cruz, ha analizado c¨®mo fluyen en el siglo XXI las corrientes y problemas de la comunicaci¨®n cat¨®lica. La primera premisa es que la Iglesia tiene que llegar m¨¢s y mejor, influir y estar presente. Pero diciendo la verdad y sin aburrir.
Roma sugiere el camino opuesto al elegido por los obispos espa?oles
"El conflicto es siempre la gasolina que mueve el 'motor' de las historias"
Seg¨²n Austen Ivereigh, del Arzobispado de Westminster, el primer dilema es hablar o callar. "Todos podemos pensar en l¨ªderes eclesi¨¢sticos que, como dijera el poeta Shelley de su padre, han perdido el arte de la comunicaci¨®n pero no, tristemente, el don de dar discursos. Hay otros que no aciertan a seguir el consejo de Abraham Lincoln, mejor quedarse callado y que piensen que uno es tonto, a abrir la boca y despejar las dudas", ironiz¨®.
Seg¨²n Ivereigh, la cosa no tiene duda: "La Iglesia existe no s¨®lo para la salvaci¨®n de sus miembros, sino para el bien com¨²n de la sociedad. Eso significa participar en la conversaci¨®n nacional".
Conversar equivale a discutir. Marc Carroggio, profesor de relaciones con los medios y director de comunicaci¨®n del Opus Dei en Roma, cree que la Iglesia debe abrazar el debate y "la cultura de la controversia medi¨¢tica", porque ¨¦se es el ambiente donde se desarrolla, hoy, la actividad p¨²blica. "La filosof¨ªa es que la controversia es una oportunidad, no un peligro". Una buena comunicaci¨®n, a?ade, debe sonar "clara en las palabras y los argumentos", y "ser amable y correcta en el estilo". Todo, con una estrategia: obtener el consenso del auditorio neutro. ?El secreto? "Reaccionar de manera adecuada, con ponderaci¨®n, sin desmesuras". Hay una clave m¨¢s en esta nueva estrategia cat¨®lica. Ha sido puesta en pr¨¢ctica para dar ejemplo, nada menos que por el jefe supremo, el Papa. Se trata de la sinceridad. Lo dice el jesuita Federico Lombardi, director de la Oficina de Informaci¨®n de la Santa Sede. El Papa, aclara, no evita los problemas, "sino que tiene la valent¨ªa de decir la verdad", como hizo al hablar de los abusos sexuales en su viaje a Estados Unidos.
"El Papa comprendi¨® que para curar las heridas del pasado hac¨ªa falta ese tipo de sinceridad". El Papa es ¨¦l mismo, no trata de esconderse en una imagen, a?ade su portavoz.
Pero un buen comunicador, seg¨²n record¨® el vaticanista estadounidense John Allen, debe saber que "la rutina no es noticia, y que el conflicto es siempre la gasolina que mueve el motor de las historias". El reto que lanz¨® Allen a los modernos comunicadores cat¨®licos es triple: "Explotar nuestras divisiones y nuestras celebridades; convertir las parroquias locales en centros de b¨²squeda global, y colocar la comunicaci¨®n en el centro de la vida pastoral".
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