Kristeva y la inquietud identitaria

Julia Kristeva, intelectual de origen b¨²lgaro afincada en Francia, semi¨®loga, feminista, analista de los conflictos contempor¨¢neos desde el psicoan¨¢lisis lacaniano y tambi¨¦n literata -su ¨²ltimo libro, Th¨¦rese mon amour, es una vindicaci¨®n de Teresa de ?vila bajo forma novelesca-, ha sido una de las participantes en las jornadas paralelas a la Muestra Internacional de Cine Europeo Contempor¨¢neo (MICEC), que organiza la Universidad Pompeu Fabra. En su conferencia del pasado fin de semana, Kristeva postul¨® la idea del ciudadano europeo como un ser complejo y multiling¨¹e que est¨¢ emergiendo como respuesta al nacionalismo y al nihilismo contempor¨¢neo.

- ?Existe una cultura europea? La idea que me hago de ella es que nuestra idea europea sale al encuentro a las preocupaciones identitarias en las que el mundo moderno esta atrapado. Les conducen a hacerse la guerra, a reprocharse los unos a los otros que no son iguales, que son "diferentes". Contra esa guerra de identidad, la cultura europea propone otra cosa: desvelar que la identidad es f¨²til, que es superable, que existe pero es totalmente construible y deconstruible. A la pregunta ?qui¨¦n soy? la mejor respuesta europea es un punto de interrogaci¨®n. Eso, claro, no facilita las cosas. Eso es Europa: demostrar que el ser humano es un sujeto complejo. Que la humanidad es la complejidad. Y no rechazarla. ?se el mensaje de Europa y lo que da su turbadora fragilidad y su vigorosa sutileza al destino cultural europeo.

- ?Cu¨¢les son los fundamentosde esa cultura europea? Unos dicen que es el legado griego. (El pensamiento de Plat¨®n en di¨¢logo significa que s¨®lo me puedo entender si soy doble: uno se divide en dos para interrogarse). Otros, la asunci¨®n del legado de la Biblia (la declaraci¨®n del Dios jud¨ªo "yo soy el que soy" remite la cuesti¨®n del "yo soy..." al ser mismo, no a la adscripci¨®n a un sexo, clase, etnia... Sugiere: desconfiad de las definiciones que fijan). Otros, la construcci¨®n de catedrales. Para otros, es la declaraci¨®n de los derechos del hombre. (El cogito de Descartes: "pienso, luego existo" significa que mi existencia es mi pensamiento). Para otros, la gran literatura. Seg¨²n los sondeos, en Francia se cree que Europa reside en sus edificios; en Alemania, que reside en la m¨²sica y los modos de vida... Yo me atengo al concepto de que tenemos una identidad indefinidamente superable. De ese legado plural sale una cultura europea que no es s¨®lo un uniforme de Arlequ¨ªn, hecho a pedazos. De esta historia se desgaja una cierta coherencia, que es la inquietud identitaria. Y no veo otro ant¨ªdoto a las crispaciones identitarias. La ¨²nica manera de salir de ellas es decir: queridos amigos, pensad en la inquietante extra?eidad que nos constituye. Esa herencia es espec¨ªficamente europea: una identidad cuestionante, inquieta e inquietante, en reconstrucci¨®n.

?C¨®mo ser¨¢ el ciudadano europeo del futuro? El concepto de la naci¨®n, que es patrimonio europeo, crece desde la Edad Media y cristaliza tras la Revoluci¨®n Francesa, como reacci¨®n al monarquismo absolutista, como reconocimiento del pueblo y valor libertario. Luego deriva en culto nacionalista y mort¨ªfero. Hoy tenemos el sentimiento de que este sentido de naci¨®n se puede superar y de que en el contexto europeo se puede hacer. Parece una utop¨ªa, pero se est¨¢ creando un individuo europeo que cada vez se hace m¨¢s multiling¨¹e. Dice Umberto Eco que la lengua europea es la traducci¨®n. Estoy de acuerdo, pero traducci¨®n no en el sentido de c¨®digo, de conocimiento de las lenguas para poderlas traducir en sentido comercial, ?sino como forma de ser! Y para hacer eso, hay que pasar por la literatura, hay que pasar por el arte. Si lo logramos, habremos creado otro tipo humano. Yo creo que en eso estamos, en la aparici¨®n de un individuo multiforme, multiling¨¹e..