Pacientes del Cl¨ªnico, obligados a usar pa?ales "por falta de personal"
A enfermos de viejas habitaciones colectivas sin ba?o no les ponen las cu?as
"La atenci¨®n es estupenda, pero el resto es un asco". Isabel Garc¨ªa no duda en calificar as¨ª el trato que est¨¢ recibiendo su madre, Isabel Rubio, de 76 a?os, en el hospital Cl¨ªnico de Madrid, ingresada en una habitaci¨®n sin ba?o que comparte con otras tres enfermas. La gota que colm¨® el vaso lleg¨® el domingo, cuando a Isabel madre, inm¨®vil en cama por una operaci¨®n de rodilla, se negaron a llevarle la cu?a [una especie de orinal adaptado para usarlo en la cama] por la noche.
En cambio, le pusieron un pa?al, algo que a su madre, perfectamente l¨²cida y capaz de avisar cuando tiene que orinar o defecar, le pareci¨® una humillaci¨®n.
"Le dijeron que faltaba personal y que no pod¨ªan esperar a que acabara con la cu?a", dice la hija. Lo mismo le pas¨® a las otras compa?eras de habitaci¨®n de su madre que estaban solas.
"Es vejatorio y peligroso por las posibles infecciones", dicen los m¨¦dicos
La mitad norte del centro, de 1.000 camas, no se ha renovado en 40 a?os
"S¨®lo se pueden poner pa?ales cuando el enfermo no puede controlar sus esf¨ªnteres. Si no, es vejatorio y adem¨¢s nocivo para la salud", aseguran fuentes m¨¦dicas, "por el peligro de infecciones, tanto urinarias como de la piel". La situaci¨®n no se ha repetido, no se sabe si porque Isabel [la hija] se quej¨® o porque durante la semana hay m¨¢s personal. Las compa?eras de otros turnos intentaron justificar lo ocurrido. "Nos dijeron que despu¨¦s de haber estado sondada hab¨ªa p¨¦rdidas, pero hac¨ªa casi 24 horas que le hab¨ªan quitado la sonda", dice Garc¨ªa.
Ahora ambas, madre e hija, tienen dudas de si no debieron aceptar la oferta que les hicieron de que la operaran en un centro privado. Ellas prefirieron que la trataran en su hospital de siempre a probar con un equipo m¨¦dico nuevo.
En la tercera planta del ala Norte, donde est¨¢ Isabel, los pacientes ocupan de cuatro en cuatro las habitaciones. "No hay ninguna intimidad", se queja una de ellas. Los olores, los ruidos, los ronquidos y las conversaciones con los m¨¦dicos o el personal de enfermer¨ªa son compartidos, sin querer, por todos los ocupantes de la habitaci¨®n: las cuatro enfermas y sus visitas.
En el techo de la sala, unos ra¨ªles muestran que alguna vez alguien pens¨® que poner unas cortinas era lo m¨ªnimo para ofrecer cierta intimidad. Pero ¨¦stas faltan, y nadie las ha repuesto.
A la portavoz del centro no le queda m¨¢s remedio que admitir la situaci¨®n. Ella misma acaba de estar en una de esas habitaciones. "Pero el consejero de Sanidad, Juan Jos¨¦ G¨¹emes, ya anunci¨® en junio de 2007 las obras de la segunda fase del Plan Director del centro", insiste. "Hemos empezado las obras, y se han movido consultas", por lo que es muy dif¨ªcil saber en cada momento cu¨¢ntas habitaciones antiguas quedan. Pero por los datos del proyecto se adivina que son, todav¨ªa, la mayor¨ªa. S¨®lo en la tercera planta del ala Norte, la que ha visitado este peri¨®dico, hay unas cuarenta.
El consejero anunci¨® que el plan, que durar¨¢ cuatro a?os, afectar¨¢ a 79.000 metros cuadrados, frente a los 63.380 que fueron remodelados en la primera fase, la mitad sur del hospital, que desde 2001 es un espacio con habitaciones modernas de dos camas dotadas de ba?o.
La mitad Norte, en cambio, no ha cambiado casi en los ¨²ltimos 40 a?os y causa la gran mayor¨ªa de las reclamaciones de los pacientes, seg¨²n reconoci¨® la direcci¨®n hace m¨¢s de un a?o, coincidiendo con la publicaci¨®n de un diario de un paciente ingresado en la Cuarta Norte, impresionado por la suciedad del recinto.
Fuentes del sindicato UGT, mayoritario en el centro, aseguraron que los problemas que han generado la marcha de profesionales por la apertura de nuevos hospitales (tanto de enfermer¨ªa como de auxiliares cl¨ªnicos) est¨¢n siendo denunciados. "Se cubren las bajas, pero se hace mediante contratos de un mes, que se van renovando", aseguran. Marciano S¨¢nchez-Bayle, m¨¦dico de la Federaci¨®n de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad P¨²blica (FADSP), asegura: "Es intolerable y vejatorio el asunto de los pa?ales. Se han ido 5.000 personas de media de todos los hospitales a los centros nuevos".Haber tenido que dormir con un pa?al o no tener intimidad alguna, ni ba?o, en su vieja habitaci¨®n de hospital compartida con otras tres mujeres, no es el ¨²nico problema que tiene Isabel Rubio, la paciente ingresada en la Tercera Norte del hospital Cl¨ªnico. La mujer ha tenido que retrasar el inicio de los ejercicios de rehabilitaci¨®n de su rodilla operada porque no hay andadores disponibles para todas las enfermas. "Nos han dicho que lo comparta con alguna de sus compa?eras", dice su hija, casi ya resignada a unos problemas que la buena disposici¨®n del personal, que insiste en recalcar, no pueden solucionar.
Mientras, en la habitaci¨®n, las auxiliares cl¨ªnicas intentan paliar los efectos de la estrecha convivencia con un ambientador. Las mujeres, mayores las cuatro, se r¨ªen y comentan que huele "como los cines antiguos".
Si el estado de las habitaciones es malo, fuera de ellas no mejora. Por el pasillo, una se?ora de unos 80 a?os camina trabajosamente con un andador. Se dirige al cuarto de ba?o, compartido por las ocupantes de varias habitaciones de la misma planta.
Aseo en la misma cama
En el ala hospitalaria, s¨®lo hay habitaciones para mujeres, pero eso no facilita el uso del aseo com¨²n. Los v¨¢teres no est¨¢n adaptados para personas con problemas de movilidad, que son la mayor¨ªa en esta zona del hospital dedicada a traumatolog¨ªa, y son demasiado estrechos para entrar y maniobrar con muletas o un andador. Tampoco hay duchas adaptadas, y todo el aseo de las pacientes tiene que hacerse en la misma cama.
"Los hospitales p¨²blicos tradicionales no s¨®lo tienen problemas por la falta de personal que ha generado la apertura de los nuevos centros sanitarios", insiste el m¨¦dico S¨¢nchez-Bayle, de la FADSP, "es que tambi¨¦n sufren restricciones econ¨®micas para suplir equipos o material. Se est¨¢ llegando a una situaci¨®n cr¨ªtica del servicio sanitario, que es lo que busca la propia Comunidad, para justificar sus movimientos privatizadores".
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